PS4, XBOX ONE, PC, PS5, XBOX SERIES X, XBOX SERIES S
PS5
Electronic Arts
Electronic Arts
16/08/2021
De los cuatro deportes tradicionales en Estados Unidos, el futbol americano es el más atesorado por los fanáticos. En especial cuando se trata de su liga principal, la NFL. Son apenas unos 20 partidos por temporada, si es que tu equipo alcanza a llegar lejos. Es el que tiene a las plantillas mejor pagadas y donde se muestra, incluso, el poder de la inversión en el desarrollo atlético. Vamos, que incluso los jugadores colegiales alcanzan a hacerse de una fama casi mítica (a pesar de las circunstancias polémicas de sus condiciones en cuanto a apoyos y patrocinios).
Sí, FIFA es la serie de EA Sports que más se vende en el mundo. Pero para la marca de Electronic Arts Madden representa quizá la joya de la corona. Desde hace casi tres décadas el equipo de EA Tiburon ha trabajado en una franquicia que, a la buena o a la mala, se convirtió en la dominante al hablar de futbol americano. Es la serie deportiva más importante en el poderoso mercado estadounidense, así que debe mantener un estatus de calidad.
Cada año la saga tiene ante sí un reto muy similar al de cada franquicia deportiva: justificar la compra en dicha entrega. Cambian los atletas de portada (un Tom Brady y un Pat Mahomes que ya están en el olimpo del deporte, por lo que la maldición les hace los mandados). Cambia la presentación. Se presentan novedades de gameplay. ¿Pero lo vale? Es justo lo que veremos a continuación con Madden 22.
Hemos de decir que, a diferencia de la serie FIFA, Madden es un juego mucho más pulido en cuanto a modelado de personajes y detalle de los estadios. La razón siempre es simple: estás dedicado a una sola liga con la que tienes un contrato total y exclusivo de licencia. Tienes acceso a los jugadores, a los rosters de pretemporada, a los novatos. Incluso, gracias a un renovado acuerdo con la NCAA, hasta con las universidades. A esto añádele que son 32 equipos solamente y no centenares repartidos por el mundo.
Esto genera que, si pasas de FIFA a Madden, te encuentres con un entorno gráfico mucho mejor aprovechado. No sólo en la textura de los cascos y los uniformes. También en el detalle visual de los jugadores, la presentación televisiva de los encuentros, e incluso el estilo visual que busca representar el arte callejero al momento de marcar jugadas clave. El engine Frostbite, creado para físicas y visuales de impacto en juegos de disparo y deporte motor, también encuentra un mayor uso con un deporte de mayor contacto.
El gameplay ha pulido las cualidades cada jugador, especialmente aquellos que tienen categoría estelar tanto a la defensiva como a la ofensiva. Es un detalle que ya estaba presente en anteriores entregas, pero cuya utilidad es mucho más notoria. Un mariscal de campo que destaca en los pases rápidos podrá sacarle mayor provecho a una jugada de pase pantalla, mientras que un defensor con potencial aéreo tiene mayores probabilidades de interceptar un pase en profundidad que desafía al perímetro. Aunque, claro, el juego tiene un detalle: el momentum.
Si tu jugador viene enrachado en series ofensivas o defensivas exitosas, especialmente con su participación, el momentum te permitirá tener acceso a otro tipo de habilidades. Desde leer con mayor detalle el planteamiento que presenta tu rival ante las jugadas o reaccionar de manera más oportuna ante los embates por aire o tierra. Incluso podrás tener la fuerza o la habilidad para ganar esas yardas extra. La habilidad se conoce como factor X, pero ha sido mejorada para aprovechar de forma más efectiva las circunstancias del partido donde tus atletas están mayormente enrachados.
Los estadios son una belleza. Son menos estadios por hacer que en la serie FIFA, por ejemplo, que debe tener los 20 estadios de la Premier, algunos de Championship, otros de España, unos más de Italia, un puñado más de Europa y los más representativos de América. Aquí, bueno, el trabajo se reduce a 32 campos de juego. Suma el del Pro Bowl, dos en Londres (Wembley y el del Tottenham) así como el Estadio Azteca. La maldita pandemia nos quitó un juego en el país, pero ni la NFL ni EA se han olvidado que somos el segundo mercado (o en eso nos quedamos) de la liga a nivel mundial.
Al tener mayor tiempo para trabajar los estadios se pueden dar el lujo de dar mayor detalle en su ambientación e iluminación. Lo cual es notorio sobre todo en las presentaciones pre partido. Quizá no son tan emblemáticas como en otras entregas (en el caso de quien escribe nada supera las de Madden 25 en cuanto a emotividad) pero aprovechan de manera importante las capacidades visuales y los paquetes gráficos que presenta el juego.
Otro punto que llama la atención es el sonido. Lo jugamos con audífonos de alto calibre y los sonidos tanto del campo de juego como de las tribunas son inmersivos. Se ha hecho un trabajo increíble con la ambientación. Sumada a una banda sonora acorde con nuestros tiempos. Es trap, rap contemporáneo y dub. Si no te gustan los géneros puede parecerte monótona. Pero la manera en que se aplica en los menús y las circunstancias de juego resultan pegajosas.
La inteligencia artificial sigue respetando los puntos clave realistas, a favor y en contra, de los personajes. Se suele notar más cuando estamos hablando de mariscales de campo, pues son los jugadores de quienes más se habla al momento de definir ventajas y desventajas. Big Ben necesita espacio para trabajar, Dak Prescott y Cam Newton tienen habilidad para correr, Tua Tagovailoa es frágil si llega a recibir contacto y Tom Brady es un maldito mago bajo presión.
Al menos en la versión de PS4 aún falta por pulir animaciones. Especialmente en las melees y jugadas caóticas por tierra, donde a veces los jugadores que corren parecen ser arrastrados como dummies luego de un impacto. De igual manera los script de animación tienden a confundirse cuando al levantarse o caminar luego de una jugada los personajes llegan a impactar.
Fuera de estos detalles, sigue siendo un juego base que hemos conocido. Escoger la jugada más pertinente para la situación de juego, ejecutarla a través de los controles y aprovechar las habilidades o debilidades de lo jugadores en el campo. Ya desde hace un tiempo contamos con diferentes tipos de pase, así como de recepción, sin contar inteligencias artificiales que te permiten o limitan la creatividad dependiendo de quién esté en cada lado de la línea de golpeo. Si has hecho millones de dólares con un fundamento en gameplay que no está roto no tiene caso arreglarlo.
El modo estrella de esta entrega es Face of the Franchise. O, bueno, eso es lo que parece. Tienes en tus manos a tu propio personaje, el cual puedes editar en cuanto a posición, físico, potencial, número y habilidades clave. Se trata de un modo de historia que puede recordar a El Camino. Es decir, una trama forzada con diálogos más limitados de lo esperado y opciones de mejora para tu jugador que varían en función de lo que hayas platicado o cómo hayan resultado las situaciones de juego en la que te coloca el argumento.
Empiezas como un colegial que está camino al draft. Lo que va a llamarte la atención es que cierta marca de ropa deportiva está muy involucrada en la historia. Tu campamento para prepararte ante la selección se realiza en sus instalaciones. Rápidamente te patrocinan e incluso, al momento de hacer referencia a tu etapa universitaria, sólo puedes jugar en escuelas de élite patrocinadas por la marca deportiva.
Los retos llegan a ser prácticamente los mismos que en un modo carrera regular. Prácticas, partidos clave y toma de decisiones que afectan tu progreso en habilidades. La historia, sin embargo, no llega a atrapar lo suficiente y parece más bien un pretexto para dos cosas: darle presencia a la marca deportiva en el gameplay forma y, por supuesto, decir que tienes un modo de historia “profundo” y “creativo”. No está mal, pero incluso El Camino se trabaja mejor.
El modo Franquicia es uno más pulido y, de hecho, tiene más onda y libertad que el de historia. Puedes ser un dueño, un head coach o un jugador estelar. Cada rol tiene sus propios retos y responsabilidades. En el primero puedes elegir desde la ciudad donde juega una franquicia hasta los servicios del estadio. En el segundo tu rol es el de manejar contratos, entrenamientos y planes de juego.
Como jugador, bueno, se sobre entiende. Aunque, claro, tus posibilidades en este último papel son mucho mayores, a través de contactos con otros jugadores por redes sociales y con más oportunidades de desarrollar a tu personaje a profundidad al no atarte a las necesidades del guion. (Vamos, que aquí sí se puede ser de Notre Dame como la gente decente. No, aún no podemos tener un personaje egresado de la UNAM, el Poli o el Tec).
Si decides ser coach el juego te dará, semana a semana, oportunidades más profundas de analizar a tu rival. Así podrás preparar el plan de juego con mayor detalle. Seguirlo es una guía para la victoria, aunque siempre está la oportunidad de improvisar. No es un detalle menor, pues te genera mayor inmersión en tu papel como entrenador. También, por supuesto, hay mayores herramientas para buscar jugadores óptimos que se sumen a tu róster.
Naturalmente las posibilidades de manejo tienen un límite. Incluso el rol de dueño carece de las cualidades que otros juegos deportivos dan para controlar el funcionamiento de la organización. Queda claro que es más un fantasy que un manager (nunca, nadie ha podido batir a Football Manager en ese sentido). Incluso, jugando en línea, puedes armar ligas con tus amigos de la misma manera que los compadres se reúnen para jugar ligas de fantasía. Por supuesto, este modo tiene la oportunidad de dar decenas y decenas de horas de juego. Más de 10 temporadas. Puedes empezar con jugador, retirarte y pasar a se coach, para retirarte otra vez y ser dueño.
Lamentablemente ni el modo franquicia ni el de historia ofrecen posibilidades visuales amplias para editar a tu personaje. Es un punto en el que los juegos de 2K Games se lo han llevado de calle. Tienen pocos arquetipos físicos y, fuera de parecer un jugador regular tus posibilidades de darle vida a un retrato tuyo son escasas. De igual manera el juego batalla mucho para mostrar el cabello largo debajo del casco. Al menos en PS4.
FIFA tiene Volta. NHL tiene World of Chel. Madden tiene The Yard. Se trata de un juego que emula las retas de 6 contra 6. Las reglas son simples: tienes tres series ofensivas. En ellas debes hacer más puntos que tu rival. Si las jugadas son espectaculares, con pases dobles y otras artimañas, los puntos se incrementan. Esto en escenarios que no son precisamente callejeros, pero sí representan con cierta gracia ciertos lugares del mundo.
Debes desbloquear varias cosas en este modo a través de diversos desafíos. Los cuales juegas con tu avatar. Así puedes hacerte de más campos de juego o más ropa para el personaje que te representa. Esta última, claro, está disponible en micropagos si no quieres jugar lo necesario para tener acceso a ellos. Si hay una manera para hacer dinero, la van a aprovechar.
Puedes jugar en línea con más amigos en esta modalidad. Al momento de jugarlo tuvimos partidas estables, aunque cierto servicio de internet mexicano nos complicó la existencia. Es una modalidad divertida que se ve coronada con la posibilidad de tener una cacha en Fondo de Bikini. Sí, el hogar de Bob Esponja.
No, no hablaremos con mucha profundidad de Ultimate Team. Al menos no en esta entrega. Sigue siendo ese modo para exprimir a los jugadores que tanto aman sus fans y tanto desprecian sus fanáticos. La base es la misma, con jugadores en diversos niveles, potenciadores y otras herramientas que claramente mantienen el espíritu Pay to Win de la modalidad. Si lo detestas, lo seguirás odiando. Si lo juegas, lo volverás a tocar. Si lo ignoras, como quien esto escribe (un nerd del modo franquicia a lo extremo, perdón), lo ignorarás más.
Lo mismo pasa con Superstar K.O.. Es una modalidad en la que es entretenido armar un roster para enfrentar a otros jugadores. En los primeros partidos llega a ser genial y refrescante, aunque la novedad pasa pronto y vuelve a The Yard o al juego regular. Aunque, bueno, no abusa de los micropagos.
Las microtransacciones están dando mucha polémica. Pero seamos francos: son una medida que ha ganado terreno en el videojuego deportivo. Especialmente en series donde existe poca o nula competencia. No se van a ir mientras los pagos por sobres o detalles estéticos sigan siendo exitosos en juegos de pago completo.
Un juego como Madden 22 es difícil de calificar. Se puede calificar como un título en sí mismo, pero también es necesario considerar su progresión respecto a lo que sido respecto a una entrega anterior inmediata. Hacer un balance entre ambos detalles es complejo, mas no imposible, naturalmente.
Si no has jugado en un buen rato Madden es una buena manera de entrarle a la franquicia. Tanto en esta generación que abre como en la anterior. Es un juego visualmente pulido, con detalles interesantes, mecánicas y modos de juego divertidos y que ha trabajado al máximo adiciones recientes como el momentum de los jugadores. Incluso una modalidad algo sosa como Face of the Franchise puede ser de interés por un rato.
Si no eres un coleccionista o tienes Madden 21 es muy probable que, fuera de subir a PS5 o mantener tu estatus en MUT no te sea tan de interés. El gameplay es bueno, pero sus innovaciones son escasas. El salto fuera de la nueva generación es limitado y, bueno, la historia llega a cansar. Hay buenos trabajos en The Yard o el modo franquicia, pero pocas cosas realmente revolucionarias.
Es un muy buen título, sí. Quizá el mejor juego de futbol americano existente hoy día. La situación es, sin embargo, que sigue trabajando bajo el esquema de títulos pasados y tiene a una entrega muy reciente como comparación. Madden 22, por tanto, cumple llegando al primer y 10. Le falta para el touch down, aunque tiene con qué armar partido y estar en el juego.