PS4
PS4
SIE Japan Studio
Sony Computer Entertainment
05/09/2017
Knack es uno de esos juegos que nunca nadie imaginó la gran polémica y discusión que vendría a generar. Y es que pese a contar con un perfil discreto que fácilmente pudo haber pasado desapercibido por muchos, factores como lo fueron su estirpe, el momento en el que salió, el tipo de proyecto que era o la manera en la que fue promocionado, hicieron de éste un título que dividió opiniones. Por un lado, algunos aplaudieron su creativo concepto e intenciones que aspiraban a convertirlo en un nuevo ícono de PlayStation; por el otro, hubo muchos que lo criticaron fuertemente por lo limitado que era su gameplay, sus pocos contenidos y hasta de lo pobremente implementado que estaban sus ideas.
Aún y con esa fractura de opiniones, creo que la gran y amplia mayoría consentirán conmigo cuando digo que Knack se volvió un título intrascendente, uno que simplemente cumplió su cometido de acompañar al PlayStation 4 en su lanzamiento y que no pudo retener la atención más allá de su ventana de salida. Por tal motivo, resultó más que sorpresivo enterarnos el pasado mes de diciembre dentro de PS Experience que Sony no sólo se encontraba trabajando ya en una secuela sino que, incluso, ésta llegaría en menos de un año. ¿Por qué motivo la productora del exitoso PS4 se animaría a lanzar una continuación que prácticamente nadie pidió?
A decir verdad, creo comprender las razones por las que Sony decidió hacer un segundo juego. Si bien Knack no fue el éxito que todos esperaban, éste contaba con varias ideas que en papel lucían increíbles pero que en su ejecución terminaron dejando mucho a desear. El hecho de dejarlas caer en el olvido sin intentar darles una segunda oportunidad parecía un verdadero desperdicio que Sony no podía darse el lujo de ignorar. Es más, fue así como se anunció el título en su revelación, como un juego que retomaría la fórmula de su predecesor y la complementaría con varias adiciones y correcciones que harían de ésta una mejor experiencia. Ahora y luego de pasar un tiempo con Knack II, creo que puedo decir que Sony cumplió con su promesa, aunque no en la magnitud que pregonaba.
Uno de los apartados que se le criticó mucho a Knack en su momento fue el de su historia, la cual intentaba tomarse muy enserio pese contar con una premisa que simplemente no daba para tanto. Recapitulemos un poco: en un mundo en el que por alguna razón los humanos y una especie conocida como Goblins (o Duendes) se encontraban en guerra, nosotros tomamos el control de Knack, un simpático personaje que había sido creado por un científico que estudiaba reliquias antiguas. Al contar con tremendos poderes que le permitían fusionarse con muchos de esos artilugios para expandir sus dimensiones y mejorar su fuerza, el monigote decide aliarse con los nuestros para así hacerle frente al mal que traen consigo el ejercito de criaturas. Sin embargo y conforme más avanza en su aventura, nuestro héroe se va percatando de que hay una amenaza más grande que se oculta y maneja las tiendas del conflicto.
En una época como la de ahora en la que se enaltece demasiado a la narrativa, resulta sorprendente ver la manera en la que muchos desarrolladores caen en la trampa que esto conlleva: si un juego desea ser memorable, entonces debe tener una historia épica. Este pensamiento no es necesariamente cierto ya que hay juegos que, aún y con la premisa más básica, ofrecen experiencias geniales. Knack era uno de esos juegos que podía haberse beneficiado enormemente por dejar las cosas lo más simple posibles pero que, por algún motivo, sus creadores acabaron haciendo de su trama algo absurda e inecesariamente compleja.
Por lo visto los desarrolladores no aprendieron nada de lo antes mencionado ya que, una vez más, nos ofrecen una historia inverosímil y tediosa. Sin ahondar en spoilers, ésta nos lleva a seguir una aventura más de Knack y Lucas (su compañero humano) en la que encuentran nuevos vestigios de la misteriosa civilización antigua de la que se basaron los humanos para evolucionar y que podrían explicar los orígenes de la guerra entre las personas y los Goblins. Pero, como ya te podrás imaginar, ésta paulatinamente se va desarrollando de manera tal en la que lo que inicia como un juego en el que debemos de detener a un simple villano, pronto se transforma en una odisea por salvar al planeta y a ambas especies de su destrucción segura. Reitero, ¿qué necedad había por querer contarnos algo tan rebuscado cuando no lo ameritaba?
Como en toda “buena” historia el elenco de personajes forma parte fundamental ya que es por medio de ellos que nos vamos adentrando e identificando con el mundo y lo que acontece en él; desgraciadamente, los que vemos en Knack II no hacen más que perjudicar a su de por sí olvidable trama. Por un lado Knack es un un héroe que resulta ser una lindura cuando está en su forma diminuta pero que pierde todo su encanto en el momento que se agranda, sobre todo porque adquiere una voz y personalidad que se sienten más que forzadas al punto de que pareciera que se esmera por ser chocante con todo lo “cool” que es. Por su parte los personajes secundarios que acompañan a nuestro héroe son sumamente ingenuos, tienen personalidades planas que nunca acaban por convencer y se postran como unos verdaderos inútiles; en verdad es imposible no odiarlos tras observar la “vasta inteligencia” de la que se jactan cuando somos nosotros (en el papel de Knack) quienes hacemos todo el trabajo por ellos. Y como si esto no fuera suficiente, los enemigos con los que nos topamos son tan endebles que simplemente siguen sin plasmar esa imagen amenazante que aparentemente denotan.
Pasando de lleno a su gameplay, se podría decir que éste fue el único apartado en el que SIE Japan Studio en verdad puso atención y esmeró por corregir y mejorar. En sí, Knack II retoma prácticamente la misma fórmula que vimos en su predecesor de la de ser un título de plataformas con combates Beat’em up con un estilo similar al visto en la serie God of War. No obstante, a éste le añadieron algunas cosillas que además de ser bienvenidas, hicieron de la experiencia de juego algo más entretenido.
De nueva cuenta contamos a nuestra disposición con algunos movimientos básicos como lo son atacar (tanto con golpes básicos como especiales), saltar y evadir. Junto a éstas se encuentran algunas habilidades adicionales y mejoras a las aptitudes que ya tenemos y que vamos desbloqueando de un pequeño árbol de skills; algunos elementos que son absorbidos por nuestro héroe y que le brindan poderes especiales; y hasta algunas versiones alternas de Knack con características únicas y que se derivan de la obtención de algunas de las gemas escondidas en los niveles. A la par de esto, se encuentran destrezas nuevas como la posibilidad de dar patadas, hacer acciones en el aire (como evadir o atacar), reflejar misiles y/o disparos enemigos.
Tomando en cuenta lo anterior, el juego mejoró enormemente en la forma en la que estructuró su esquema de combate. Ahora se siente más natural y fluida la manera en la que se desenvuelven las peleas y, aún más importante, se crean los combos. Por primera vez Knack se muestra como un ser vivo y no como un mero ente animado cuya manera de pelear se asemejaba a la de un robot.
Siguiendo bajo la misma línea, los combates ahora representan un mayor reto, aunque de manera moderada. Comparado con el juego previo, ahora hay más enemigos en pantalla y todos ellos muestran cierta inteligencia; vamos, ya no se quedan como meras estatuas esperando a que llegues a eliminarlos. Gracias a esta simple pero notoria inclusión, podremos llegar a toparnos con algunos problemas si es que no prestamos la atención suficiente y nos dedicamos a saltar al ruedo para pelear a lo tarugo. Eso sí, esto no es algo que un adecuado estudio de patrones de los enemigos no pueda solucionar.
Si bien el sistema de combate se siente mejor que en el primer juego (y por mucho), éste aún sigue luciendo algo básico y sin nada novedoso. A la postre, dicha simpleza se termina viendo afectada en el nivel de reto del título que se mantiene relativamente bajo y al que sólo se le sube un poco en dificultades más altas con la inclusión de enemigos más resistentes y rápidos. No es como si esperara que Knack II viniera a revolucionar al género pero, en definitiva, éste no brilla por que su gameplay sea fresco o innovador.
Para complementar un poco lo básico de su jugabilidad, a lo largo de la campaña nos toparemos con algunos Quick Time Events – que obviamente son más veloces y difíciles conforme aumente el nivel de dificultad – y algunas partes en las que cambia un poco el esquema de juego y/o combate. Éstas últimas aunque también son simples, cuando menos le añaden variedad a un juego que por momentos se tornar algo repetitivo.
Por último y no menos importante, una de las pocas y verdaderas novedades que trae Knack II es la posibilidad para jugar de manera cooperativa en la campaña. Siendo honesto, este apartado lo sentí un tanto desperdiciado ya que no tiene tanto chiste una vez que lo pruebas. No negaré que jugar con alguien en las dificultades más altas llega a divertir un poco – sobre todo si los dos jugadores le entran sin tener conocimiento alguno de los controles (o del juego mismo) – pero, al final del día éste se vuelve rápidamente aburrido, no añade nada nuevo que no hayamos visto en el modo en solitario y no se convertirá en la principal causa por la que regresarás. Personalmente, siento que esto lo metieron más como un mecanismo para hacer que los papás con dos o varios hijos los mantengan entretenidos sin que se tengan que pelearse por jugar o pasarse el control.
En cuanto a la estructuración de sus escenarios, SIE Japan Studio volvió a descuidar este apartado en favor del ya mencionado gameplay, pero no de manera tan garrafal a como lo hicieron con la historia. De nueva cuenta el juego se compone de varios niveles que vamos explorando a través de capítulos y en los que hallamos retos propios de un juego de plataforma, acertijos, oleadas de enemigos, jefes y secretos por descubrir. De igual manera, éstos están diseñados de tal manera que nos hacen jugar enormemente con la habilidad de Knack para cambiar su tamaño y hacernos llegar a lugares escondidos a los que de otra forma no podríamos llegar. Ingenioso y creativo en ese sentido.
Infortunadamente, lo llamativo y hasta colorido de sus niveles se ve manchado por dos horrorosas fallas. Por un lado, está lo tremendamente lineal que son sus niveles, aspecto que deriva en que la exploración sea escasa y la poca que haya se limite al hallazgo de nichos ocultos en los que yacen tesoros importantes. Prácticamente hay un sólo camino a seguir y, a lo mucho, lo que llegará a ponernos trabas para seguirlo son algunos pocos acertijos de los cuales sólo un puñado llegan a representar un reto, no uno muy grande dicho sea de paso.
Para solventar un poco su linealidad, hay algunos objetos y partes con las que podemos interactuar y que incluso llegan a alterar un poco los ambientes. Pero enfatizó, esto no es algo tan destacable perse, o al menos no con el potencial para restar esa percepción general.
La otra gran falla es intrínseca del concepto del juego en sí: su cámara fija. Desde su concepción, el título intentó replicar esa experiencia que ofrecían algunos títulos cuya principal objetivo era que nos concentráramos en la acción que pasaba en pantalla y a lo que hacíamos con los comandos del control (como God of War o Crash Bandicoot). Esto último lo logra en buena medida, pero llega a haber partes – sobre todo en acertijos y en pocas peleas – en las que simplemente no puedes analizar todo de la manera correcta hasta que te coloques en un punto fijo. ¡Tan fácil que era dejarnos manipular la perspectiva en ciertas circunstancias!
En cuanto a su presentación general, creo que no puedo decir mucho que no se haya dicho ya desde el primer Knack. Esta secuela retiene el estilo caricaturesco de su predecesor lo cual es irónicamente bueno y malo al mismo tiempo. Bueno porque le da ese toque amigable (y hasta infantil) que va acorde con el tipo de juego de plataforma que es; malo porque no ayuda a que nos tomemos en serio su nefasta historia. Asimismo, su música es olvidable e intrascendente, no tiene nada que sea memorable y sólo se limita a ambientar los escenarios y momentos de manera adecuada; ni más ni menos.
En lo personal, algo que me gustó del primer juego fue su estilo ya que de una forma indirecta me recordaban a una caricatura clásica como lo fue Astroboy (creo que esas enormes narices que los humanos se cargan fueron lo que me hicieron adoptar esa idea). En Knack II esto no cambio en lo absoluto pero, lamentablemente, su sosa y tediosa narrativa en conjunto a lo nada atractivo que son sus personajes y música genérica, me hacen compararla con una de esas animaciones de clase B con la que los canales de TV solían rellenar los huecos de su programación con baja audiencia. Ya sabes, como esas de las que sólo recordarás haberlas vistos en cuanto ves una imagen de ellas frente a ti.
Knack II muestra notorias mejoras y correcciones respecto al primer juego. Su gameplay tiene más adiciones que complementan a su simple esquema de controles, las suficientes como para hacerla más fluida, dinámica y en cierto modo con mayor reto. De igual manera los elementos interactivos que tiene, la regenerada inteligencia de los enemigos y buen manejo de Quick Time-Events y acertijos, hacen que éste no se vuelva tan monótono rápidamente.
Desgraciadamente, éste sigue manteniendo varios de los errores más feos que vimos anteriormente. Una historia absurda, personajes genéricos y hasta detestables, niveles lineales, un nivel de dificultad no tan alto, música olvidable y un modo de juego (el cooperativo) que en realidad no aporta nada, hacen de ésta una secuela que, aunque me choque decirlo, pareciera que intenta apelar más a los niños que a los jugadores en general.
Knack II no es un mal juego y se postra como una mejor entrega de lo que fue que el primero (que siendo honestos no es decir gran cosa). Sin embargo, en definitiva me resulta imposible no verla como una continuación que en definitiva que nadie pidió. Si te gustó el primer Knack – porque sí, tiene sus fans – entonces seguramente disfrutarás éste. De ahí en fuera, no pasará nada si decides pasarlo por alto.