Los ahora difuntos Pandemic Studios nos trae su último juego y el escenario es uno muy familiar para los videojuegos: La segunda guerra mundial.
Sin embargo Pandemic trataba de crear algo especial, pero a fin de cuentas no fue exactamente el producto que esperábamos.
Para empezar, el estilo del juego es bastante atractivo y quizás unos mesecitos más para pulirlo hubiera volteado la tortilla, ya que The Saboteur está situado en Paris durante la segunda guerra mundial.
Nuestro protagonista Sean Devlin un irlandés entra al Grand Prix y Kurt Dieker, un alemán Nazi le pone una trampa, que no sólo lo afecta a él sino que su mejor amigo termina muerto.
Es aquí donde comienza la venganza de nuestro protagonista que lo lleva a varios giros inesperados hasta terminar en Paris.
Devlin termina refugiado en un cabaret y aquí mismo es donde conoce a Luc Gaudin, un francés quien es líder de la resistencia.
En The Saboteur todo el territorio desconocido está en blanco y negro, con algunos elementos en color como la sangre y la luz de las ventanas, la mala noticia es que una vez que liberas esa área de los Nazi todo se hace de color, lo cual le quita todo lo especial a un título que debió haber estado en blanco y negro completamente.
El Gameplay del juego es en un mundo abierto muy al estilo Grand Theft Auto y cuando estás a pie puedes trepar edificios como en Assassin´s Creed, pero no tan sofisticado como éstos dos títulos.
No solo el juego es gráficamente mediocre sino que el ritmo y la profundidad nunca llegan a ser como el de las primeras horas.
En momentos tendrás que recorrer toda la ciudad para hablar con alguien y después regresar para por fin comenzar la misión. Continúa en la siguiente página.