La lista de juegos exclusivos para el lanzamiento del PS4 no es tan atractiva como la del Xbox One. Sin embargo, cuenta con un título como Killzone: Shadow Fall, que pertenece a uno de los géneros más populares de los videojuegos, y que tiene la dura tarea de recibir todas las miradas al ser no sólo el primer juego first party de disparos de esta consola, sino también de aportar algo nuevo, diferente y fuera de lo ordinario de los first-person shooters. Dicen que todo cambio es bueno, y aquí aplica ese dicho. Bienvenido sea el PlayStation 4.
Hablando con un desarrollador de Guerrilla durante el evento de PlaySatation de la semana pasada en Nueva York, me comentaba que el estudio enfocó gran parte de sus esfuerzos en crear la mejor, más emotiva y larga campaña de la serie Killzone durante los dos años y medio en que estuvo en desarrollo el juego, y esto se nota.
La historia de Shadow Fall nos lleva 30 años después de los sucesos ocurridos en Killone 3, e introduce un nuevo personaje a la serie, llamado Lucas Kellan, quien es el protagonista de esta entrega. Si bien Lucas no está a la altura de personajes como Tomas Sevchenko, logra destacar por su astucia y alto temperamento. Shadow Fall aborda el concepto de lealtad y sacrificio en honor a la patria y, en especial, a esa persona que Lucas admira y considera como un padre. En este caso es el almirante Sinclair, director de la corporación conocida como Shadow Marshall, y quien adoptó a Lucas de pequeño y lo crió hasta convertirlo en uno de los mejores soldados que tiene la ISA.
A lo largo de varios capítulos y unas 10 horas aproximadamente, Lucas, comandado por Sincalir, tendrá que realizar toda clase de misiones que implican la salvación de la raza humana de los planes que tiene los Helghast. Y es que, en esta época que nos presenta, todo se lleva a cabo en el planeta Vekta, lugar en el cual, tanto los sobrevivientes Helghast y los humanos de Vekta, cohabitan separados por una inmensa pared. Era cuestión de tiempo para que la paz terminara.
Infiltrase en instalaciones enemigas en tierra y espacio, perseguir criminales peligrosos colgando de una nave, recorrer ciudades perdidas con ciudadanos Vektan bajo un régimen autoritario, hackear terminales enemigas, y hasta volar trenes. Esto y más es Killzone: Shadow Fall. Sí, tal vez suena como un FPS ordinario, pero es en las nuevas opciones de exploración, cumplimiento de objetivos, y herramientas de ataque en donde brilla este juego.
Guerrilla Games sabía que tenía que cambiar las cosas, que debía ofrecer algo nuevo a la serie y a los amantes de los FPS. ¿Cómo lo logró? Shadow Fall se sale del esquema de ir de un punto A a punto B disparando. La nueva capacidad de procesamiento del hardware da la posibilidad de jugar en mundos más grandes, así que el diseño de niveles de este juego estuvo claramente enfocado en permitir al jugador explorar mapas y escenarios de mayor tamaño, con la posibilidad de cumplir los objetivos aleatoriamente o en el orden que uno quiera. Esto, acompañado de impactantes visuales y estupendos efectos de iluminación, un sello característico del estudio.
Otro aspecto que de inmediato se nota es que, si uno está familiarizado con la serie, el juego se siente y parece que fue diseñado para que el jugador aborde cada situación con mayor cautela, y sin entrar en la acción frenética de tiroteos, pues la dificultad es más elevada (incluso en modo normal) y es muy fácil morir. Esto no quiere decir que el juego carece de acción, al contrario hay mucha, pero están muy marcados los momentos de tensión en el juego y las tropas enemigas siempre te rodearán. En resumen, digamos que Shadow Fall, por momentos, es un fascinante sandbox corriendo a 1080p y un frame rate más que sobresaliente, dando como resultado una grata experiencia visual con todos los elementos que hacen atractivos a los FPS de ciencia ficción.
Por supuesto que este juego tenía que sacar provecho de las ventajas del touchpad, que es una de las tantas cosas nuevas que hacen atractivo al Dualshock 4. Antes de entrar en detalles de uso, es importante mencionarles que otra de las cosas nuevas en Shadow Fall y la serie, es que Lucas carga consigo todo el tiempo un drone llamado OWL. Gracias al uso de esta herramienta, Lucas será más eficiente en el campo de batalla. Aunque cuesta un poco de trabajo acostumbrase a esta característica, a la larga será fundamental para mantenerse con vida en cada batalla. No es que uno se vuelva dependiente del OWL (podrías no usarlo en funciones de ataque a lo largo del juego), es que el juego te empuja a utilizarlo en momentos clave.
Ahora explico por qué: el primer acercamiento que tuvimos con lo más parecido a OWL fue en el reciente juego del PS Vita llamado Killzone: Mercenary. Desde aquí pudimos ver un adelanto de a dónde se dirige la serie y lo que querían hacer en Shadow Fall. Usando el touchpad en distintas direcciones (izquierda, derecha, arriba y abajo) el drone ejecutará diferentes órdenes. Éstas van desde usarlo como cuerda para hacer rappel, hackear terminales enemigas, atacar con metralletas a solados Helghast y hasta desplegar un escudo de protección. Son cuatro funciones en una y créanme que son muy útiles. Todo el tiempo estarás equipado del OWL, así que es cuestión de tiempo de que te acostumbres.
Otras funciones en el pad son el cambio de disparo de un arma para que sea más potente (segundo modo de disparo), señalización de ubicación de objetivos, uso de botiquines que brinda un efecto de bullet time y una nueva función de scanner (similar al de la serie Arkham de Batman), con el que se puede detectar la ubicación de los enemigos detrás de objetos como paredes y árboles. Deberás tener cuidado de que no lo uses mucho tiempo, o de lo contrario un sonido particular llamará la atención de los enemigos.
Estos cambios previamente mencionados le dan un aire diferente a la serie, es un giro atractivo y diferente que a la larga afecta la experiencia de juego de manera muy positiva. De hecho, varias veces me encontré en la necesidad de repetir misiones para encontrar todos los objetos como archivos de texto y audio (que se escuchan muy bien en las bocinas del control) para conseguir trofeos y completar al 100% el juego.
Por supuesto la experiencia multijugador es uno de los grandes atributos de Killzone y Shadow Fall no es la excepción. Con un total de 10 mapas y tres diferentes clases de solados, miles de horas de juego están garantizadas para cualquiera. Con modos clásicos como Deathmatch y Warzone, modalidad que implica que los objetivos cambian constantemente, los jugadores pueden ver esto como un extraordinario complemento.
Para esta nueva entrega, Guerrilla decidió cambiar por completo el multijugador, dejando al usuario crear sus modos de juegos, con sus reglas y características especiales. Lo mejor de todo es que cada modo de juego que sea popular, Guerrilla podría seleccionarlo como un juego destacado, para que todos los usuarios lo conozcan y participen. Un aspecto fundamental a destacar es que el multijugador se vive a una resolución de 1080p y a 60fps. Esto un punto destacable.
Al tratarse de los primeros juegos para la nueva consola, no esperemos que sean tan impresionantes como muchos quisieran, pues los estudios y desarrolladores apenas están descubriendo todo el potencial del hardware. Sin embargo, a pesar de que Killzone Shadow Fall sufre de pequeños detalles como algunas animaciones algo torpes, rostros poco detallados (dependiendo la posición de la cámara) y que las voces están desfasadas.
Aún así, los cambios que propone este juego como el jugar en mundo más abierto, con una paleta de colores impresionantes y gráficos que lo hacen un digno FPS de lanzamiento para esta nueva consola. Puedo decir que los amantes de la serie de Killzone quedarán contentos, pero es claro que lo mejor está por venir. No es fácil ser el primer FPS exclusivo en una nueva consola, y Killzone: Shadow Fall está a la altura de este lanzamiento.