SWITCH, PC
SWITCH
Sabotage Studio
Devolver Digital
30/08/2018
Estamos en un momento en que los desarrolladores independientes han decidido apostar por la nostalgia del jugador, trayéndonos títulos que hacen clara referencia a la época del NES y SNES. Es así como hemos visto desfilar decenas de juegos que usan una estética de 8 y 16 bits para contarnos historias que evocan directamente a nuestros primeros días como jugadores.
Dentro del mar de opciones que hay en el mercado, Sabotage Studio resalta con The Messenger, un título que sigue el camino de la nostalgia pero que no se queda ahí, sino que aporta mecánicas interesantes que lo vuelven algo más allá a un simple tributo. De la mano de Devolver Digital, el estudio con base en Québec, nos cuenta una historia fresca y con mucho humor negro, algo que siempre se agradece ya que pocas obras se atreven a mantener su seriedad y al mismo tiempo, reírse de las esquinas comunes en las que tienen que incurrir para su narrativa.
The Messenger es un juego muy directo. Desde el principio no pierde tiempo en darnos contexto de un viaje épico, sino que presenta lo necesario. A saber, estamos en una aldea ninja que vive para proteger al mundo cuando sea necesario; sin embargo, llevan un muy largo tiempo sin acción, lo que hace que nuestro personaje principal se cuestione a sí mismo si es lógico seguir entrenando. En un toque de ironía, –la misma que está presente todo el tiempo en la historia–, el día que se pregunta sobre el sin sentido de su labor, aparece un ejercito de demonios que ataca su villa dejándolo como el único sobreviviente. Pero ser el único que permanece con vida no nos convierte en el inmediato héroe, sino que ya existe uno el cual llega tarde al encuentro con los invasores y nos da un papiro el cual debemos llevar a otro punto. Es así como nos convertimos en el mensajero.
Aquí, un punto que es una genialidad en el planteamiento del juego: al ser en primera instancia un juego de plataformas y acción en 2D, nos dicen que no es necesario que sepamos el lugar a dónde vamos y que basta con mantenernos en movimiento hacia el oeste. Es un punto muy divertido pues de manera muy simple, justifican la linealidad de los niveles al tiempo que se mofan de este tipo de diseño.
Como no podía ser de otra forma, The Messenger apuesta por un grado de dificultad alto en sus niveles, y es que cuando la temática nos recuerda directamente a la serie Ninja Gaiden. No podían quedarse cortos en cuanto al grado de dolor que causan en los jugadores. En este mismo sentido, el título embebe muchas de las mecánicas del ya mencionado clásico, aunque también se da licencia para poder intentar algunas nuevas ideas que hacen que el juego aumente drásticamente su curva de aprendizaje, ya que en él se da una muy breve explicación del movimiento que se ha aprendido y el resto nos toca resolverlo por nuestra cuenta.
Al contrario de ser un punto negativo, la escasa explicación de los movimientos es una manera de traer a la antigua filosofía de diseño… ésa donde no éramos tratados como ineptos y el desarrollador confiaba en que el jugador encontraría la manera de seguir en el juego y aprender a usar las habilidades.
Y hablando de mecánicas “viejas“, el título se burla de sí mismo; ya que seguramente no faltaría quien tuviera el argumento de que es un juego que basa su gloria en el diseño ya conocido. Esta mofa se produce cuando morimos y aparece un simpático personaje rojo que nos dice explícitamente que está ahí porque a los desarrolladores les pareció anticuado el sólo poner pantallas de reinicio. De cualquier manera, también está ahí para castigarnos en dos sentidos: con monedas del juego y directamente en nuestra moral, –Hará burlas sarcásticas sobre cómo estamos jugando antes de devolvernos a la vida y no sólo eso, sino que se mantendrá con nosotros un tiempo hasta que paguemos la deuda por revivirnos–.
El cinismo de este personaje es una de las cosas que más disfruté al jugar, porque realmente sentía que se burlaba de mí y me hacía sentir que mi forma de jugar era bastante mala, – lo cual es medianamente cierto, ya que morí más veces de las que me gustaría aceptar–, pero sus burlas y lo constante del fracaso, no convierten a The Messenger en una experiencia frustrante, sino que le dan un toque ácido que se agradece infinitamente en medio de la corrección política por la que atraviesa la industria en general.
En cuanto a las habilidades, algunas son de destreza como el golpe de nube; que cumple con la función del salto doble, pero aquí tenemos que golpear con la espada un objeto y brincar para obtener ese segundo impulso. Otras habilidades se adquieren como mercancía con un tendero, que es un mago, el cual aparece de vez en vez entre los niveles en un portal que está fuera de nuestro espacio-tiempo. Este tendero es uno de los mejores personajes de la obra, ya que tiene un sentido del humor muy especial y además de vender movimientos, nos puede contar historias disparatadas que al final cuentan con una moraleja lejos de lo bueno y lo malo… una que transita más por los grises del actuar humano.
Parece que la gente de Sabotage supo hacer una historia redonda, ya que nada está ahí porque sí. El hecho de que el tendero esté fuera de nuestro mundo, se relaciona con un momento que parte en dos el juego. Hasta ahora, hemos dicho que es un juego de plataformas en 2D al estilo de Ninja Gaiden, pero en cierta parte, el título cambia su estética de 8 a 16 bits, también en la música, y su mecánica sufre una transformación hacia un Metroidvania, en el cual deberemos viajar en el tiempo para completar la historia.
¡Sorpresa! Justo cuando pensé que sería un juego independiente que no iría en el camino de los Metroidvania, se revela y nos lleva a este género, lo cual para nada es malo e incluso produce un humor muy negro, porque es ahí cuando se entienden algunos de los diálogos en los que se nos hace ver que en la primera mitad estábamos en un pasillo y que algunos puntos, no eran “divertidos” en opinión de los implicados en el mismo.
Los movimientos que usaremos para el enfrentamiento son pocos, pero esa simpleza les da un peso mayor. Podremos blandir nuestra espada sólo en forma horizontal y a una distancia corta, aunque después podremos lanzar algunos pocos proyectiles. La mecánica principal es el combate de corto alcance, lo que nos lleva a tomar la iniciativa del ataque en todo momento, y esto se refleja en los jefes de cada nivel, los cuales, nos invitan a atacarlos y nos acerca a ellos. Una vez que lo hemos hecho, hay que ser lo suficientemente hábil para esquivar su furia.
Los controles se sienten bastante bien y responden a las necesidades de lo que ocurre en pantalla, aunque en el modo portátil de Switch, se extraña mucho un D-pad, lo cual no es cuestión del juego o el desarrollador, pero hago la advertencia para aquellos que lo vayan a jugar en este modo.
The Messenger es una obra muy completa y su banda sonora será sin duda, una de las mejores de este año, en el aparatado de los independientes. En un principió pensé que sería bastante olvidable y que caería en una monotonía pesada… ¡Qué equivocado estaba! Resulta que las piezas de cada nivel son una agasajo para el oído y aquí, debemos decir que son impresionantes en 8-bits y cuando cambian a 16, se vuelven todavía más memorables.
El título de Sabotage Studio es un juego hermoso con look de 8 y 16 bits. Hay paisajes muy detallados y su aspecto es un golpe duro en la nostalgia. El arte en pixeles está muy bien llevado y en todo momento es coherente con las pretensiones de los desarrolladores y también las narrativas.
The Messenger es un indispensable para los amantes del diseño de los clásicos del NES y SNES, con un nivel de dificultad alto y una historia llena de ironía, sarcasmo y sobre todo de personajes memorables.