Muchas veces tenemos la impresión de que los juegos indies están enclavados en dos extremos: o los que son completos homenajes a la nostalgia y los títulos de 8 y 16 bits de la infancia, o los que se obsesionan con la vanguardia y nadie comprende. El nuevo juego de Capypara Games, antes que buscar un look específico o el tono correcto para ganarse a la comunidad indie, cuenta con mecánicas bastante robustas y bien pensadas; es en su núcleo un videojuego hilarante y divertido, una de esas exclusivas que tanto necesita Xbox.
Este estudio canadiense, con base en Ontario, se ha hecho relativamente famoso gracias a Superbrothers: Sword & Sworcery EP, que ha tenido tanto éxito en los últimos dos años. Desde el E3 de 2013 fue anunciado Below, también por parte de Capybara para el Xbox One, pero hasta la fecha no se ha anunciado su fecha de salida. Este año, a través del programa ID@Xbox, nos entregan Super Time Force, un juego que tenía casi tres años de desarrollo y que comenzó como el modesto experimento de uno de esos jams de desarrollo que cada vez se hacen más comunes
Las mecánicas de este juego representan y atienden a la cuestión de “qué acaba de pasar”, pues. Los videojuegos son conocidos por sus múltiples alternativas en su sistema de progresión. El hecho de tener “vidas” nos da la posibilidad de intentar avanzar una y otra vez de distintas maneras, enmendando nuestros errores, pues si morimos tenemos varias oportunidades. Super Time Force explota esto de una manera simple y que se nos hará conocida, pero a la vez bastante original. Muchos recordamos las mecánicas de de manipulación del tiempo Braid, o las repeticiones la final de una carrera donde vemos nuestro fantasma (¿qué tal los múltiples protagonistas de Super Meat Boy resolviendo un nivel?).
En Super Time Force tenemos la capacidad de regresar el tiempo a nuestro gusto, más bien por cuestiones estratégicas, pues podemos rebobinar el juego hasta el punto deseado –por ejemplo, justo antes de dar un mal salto o tomar la decisión equivocada– con la ventaja de que nuestras sombras no son sólo representaciones, sino que siguen haciendo daño a los enemigos.
Aquí tenemos un juego sobre la bifurcación de distintas realidades y alternativas, que en otro contexto debería ser algo cerebral y denso, pero Super Time Force no podría ser más absurdo e irreverente. El juego tiene un humor visceral e hilarante, como si fuera una película del tipo Bill & Ted’s Excellent Adventure. La historia del juego es absurda: somos parte de Super Time Force, una organización encargada de… cambiar literalmente la historia por motivos que más bien parecen irrelevantes pretextos.
Esta mecánica de la manipulación del tiempo no es un mero gimmick, pues ahí reside lo más importante: tenemos que planear bien nuestra estrategia, eligiendo entre los diferentes personajes –con sus particulares habilidades– y administrando nuestro tiempo, pues éste es limitado, y tenemos que apresurarnos en el avance para no morir en el intento.
Fuera la mecánica temporal, el juego es un shooter estilo run and gun, que además de hacer homenaje a juegos como Contra, se burla de ellos: no sólo tenemos personajes arquetípicos de las historias de acción –como Bill y Lance– sino que incluso contaremos con un dinosaurio que cuenta con el estilo cool de los noventa… lentes oscuros, patineta y camisa floreada.
El estilo visual es excelente, con su pixel art que más bien nos transporta a la época de 32 bits (tampoco que el número sea una señal real de progresión) pues cuenta con efectos de luz y explosiones que no eran posible en la época del Super Nintendo. Además, las paletas de colores y el número de elementos en pantalla lo hacen ver bastante moderno y atractivo.
Para seta reseña se usó la versión de Xbox One pero también está disponible para Xbox 360×
En general tenemos un título que se luce, se escucha y –sobre todo– se juega excelentemente, y que cuenta con un grado de dificultad bastante gratificante; Super Time Force es un gran acierto para el catálogo de ID@Xbox, y sólo podemos esperar que sigan llegando excelentes juegos como éste.