Reseña: Insanely Twisted Shadow Planet [Republicada]

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Hay que admitirlo: Nunca antes ha habido tantos videojugadores, pero jamás habíamos sido tan flojos. Es un tipo especial de laxitud: podemos estar cientos de horas conectados para subir de nivel en Gears of War 2 (¿les he dicho que soy nivel 72?), pero no somos capaces de darnos un tiempo para probar otros tipos de experiencias que valen mucho la pena. Estoy hablando de juegos que no tienen tutoriales, ni historias complicadas, juegos difíciles, sin efectos de sonido, solitarios.

Insanely Twisted Shadow Planet es uno de esos títulos que pasan desapercibidos. La austeridad narrativa de los juegos de NES se debía a que la trama venía explicada en el bonito manual que acompañaba al cartucho. Insanely Twisted Shadow Planet carece de una historia explícita. Su mayor virtud es un universo que ignora al jugador, que no le presta atención; postura claramente opuesta a la tendencia moderna, que mima y atiende al usuario como si fuera un bebé.

Nota del editor: Para celebrar el lanzamiento de Insanely Twisted Shadow Planet para PC, hemos decidido republicar nuestra reseña. Esperamos la disfruten.

Un planeta oscuro envía una especie de virus a tu galaxia, la estrella de tu sistema planetario es infectada y comienza a esparcir la enfermedad a otros planetas. Cuando llega al tuyo, rápidamente te subes en tu nave y sales a combatir la infección. Esa es toda la historia.

Pasarás el resto del juego deambulando por un mundo al que no le importas. En serio, al comienzo verás cómo otras naves parecidas a la tuya intentan pasar por unas enormes lianas. Tú seguirás tu camino y avanzarás. Al contrario de Limbo, donde cada ser parecía estar preparando tu muerte minuciosamente, en Insanely Twisted Shadow Planet los enemigos simplemente están ahí deambulando y realizando su labor. Tú eres un intruso solitario que vaga por su (recién infectado) planeta. La única pista de hacia dónde debes dirigirte es una flecha en el mapa. De ahí en fuera, no hay objetivos desglosados en tareas, ni capítulos ni nada: tú sólo avanzas, casi por inercia, de zona a zona del juego en completa soledad. No te sentirás heróico, ni aventurero, ni mucho menos importante. Te deslizarás por entre los mecanismos, obtendrás armas que te permitirán desbloquear rutas más adelante, como si fuera un metroidvania.

El diseño de arte les recordará a Patapon. En verdad es muy satisfactorio recorrer los retorcidos mundos que conforman este juego. El título del juego es la descripción perfecta de cómo se ve: es un planeta de sombras locamente retorcido. La música es ambiental, al punto de que hasta este momento no había pensado en ella. Cuando luches contra un jefe, por ejemplo, no habrá fanfarrias o pantallas de bonus que detallen tu desempeño, simplemente obtendrás un arma más y seguirás tu camino.

Ya que estoy en los jefes, me parecieron muy creativas y bien diseñadas las luchas contra ellos. Aunque el juego no establece de ninguna manera que deben ser eliminados (salvo porque seguramente tienen en su poder una actualización que necesitas para avanzar), pelear contra ellos es una experiencia repentina y llena de adrenalina. Varias veces estuve a punto de arrojar mi control. Eso sí: nada más satisfactorio que, luego del tercer o cuarto intento, acabes con el jefe en un par de minutos haciendo gala de una habilidad recién perfeccionada.

Ése es el sentimiento que quiero destacar del juego: tú puedes solo. En serio, como en casi todos los títulos que valen la pena, no consulten guías. Mario Bros. nos enseñó que podemos pasar un juego de una sentada; Contra III, que es genial compartir las glorias bélicas con un amigo; los RPGs de SNES, que el idioma no es una barrera cuando nos gusta un título, y, la vieja escuela en general, que el videojugador es un ser pensante y capaz. ¿A poco no los ofende cuando en un juego les indican su siguiente objetivo con fuegos artificiales y una flecha que parpadea?

El control de la nave es fantástico, las armas y mejoras que obtendrán mientras avancen son muy variadas y son adiciones sustantivas al núcleo sistema de juego, los enemigos no son repetitivos y los acertijos se sienten entretenidos (aunque no dejan de ser del tipo “hagamos creer al jugador que es inteligente”).

En conclusión, es muy agradable ver un título como Insanely Twisted Shadow Planet, que no teme decirle al jugador “tal vez te crees muy importante, pero aquí eres un invasor, encuentra tu camino como puedas”. Si están cansados de que los tomen de la mano en un juego, lo suyo es Insanely Twisted Shadow Planet. Se lo merecen.

8.0