Una sala de cine casi llena. En la pantalla vemos a dos pugilistas de Peso Pesado enfrentarse en una batalla épica donde luchan como verdaderos gladiadores. Los espectadores, tanto dentro y fuera de la pantalla, apoyan a su favorito con gritos de aliento con cada golpe certero. De la misma forma, se sorprenden y llevan la mano a sus rostros cuando su preferido casi es noqueado. No se trata de la transmisión de algún combate de box de sábado por la noche, sino de una función de la nueva película de Creed II. Esa fue mi experiencia al acudir a verla en una sala comercial, donde las emociones de la cinta se veían reflejadas en el público como pocas películas pueden lograrlo.
Si de películas de box hablamos, lo primero que nos viene a la mente son las clásicas cintas de Rocky. Incluso podría atreverme a decir que no han habido otras películas deportivas que igualen la popularidad y emoción que las historias del Semental Italiano han logrado crear. Es ya clásico (y hasta un poco cliché) que cuando vemos historias de deporte en el cine, la mayoría de ellas traten de un Don Nadie que salta a la fama gracias a su esfuerzo. Y no sólo eso, también popularizaron las secuencias de entrenamiento (jamás igualadas) que eran acompañadas por una banda sonora genial.
Fueron en total seis películas de Rocky, donde Sylvester Stallone continuó subiéndose al ring hasta que prácticamente su edad le impedía continuar luchando. Fue entonces que hace unos años surgió la primer película de Creed, donde le pasaba la batuta al hijo de su amigo Apollo Creed convirtiéndose en su entrenador. Protagonizada por Michael B. Jordan, fue una cinta que mantuvo todo el espíritu de las primeras películas de Rocky pero actualizando muchos de sus elementos a la época moderna. El director Ryan Coogler, quien después hiciera la película de Black Panther, logró filmar emocionantes secuencias de acción, crear personajes emotivos y reales, además de revivir el interés de los fans por Rocky.
Creed II continúa con la esencia de la cinta anterior, pero busca llegar a los fans de las películas de Rocky por medio de la nostalgia. La cuarta cinta es quizá la más popular de la serie. A pesar de que la lucha entre Rocky e Ivan Drago era una reflexión sobre la Guerra Fría que se vivía en el momento de su estreno, todo mundo la recuerda como una gran película de acción ochentera. Sobretodo porque la motivación personal del héroe era vengar la muerte de su amigo. 30 años después, la rivalidad entre el italo-americano y el ruso se mantiene viva. Sólo que ahora es protagonizada por una nueva generación de boxeadores.
Uno de los aspectos más interesantes de la película, es que conocemos qué fue de Ivan Drago después de perder contra Rocky. Lo único que conocíamos de él, era que fue entrenado para ser una verdadera máquina de golpes sin tener sentimientos. Prácticamente era un robot. Para él, fue una humillación perder en su tierra natal y debido a ello fue abandonado por todas las personas que tenía cercanas. Lo único con lo que se quedó fue con un hijo al que entrenó con un sólo propósito en la vida: ser el boxeador más brutal del mundo y hacer que el apellido de Drago regresara a ser reconocido.
Al enterarse de la situación, un promotor tiene la idea de enfrentar a los jóvenes boxeadores (Creed y Drago) en una especie de revancha generacional, que a decir verdad causa más morbo que dicha deportiva. Por su parte, Adonis Creed es la máxima estrella de su división y es el momento perfecto para que se realice el combate. Pero debido al antecedente entre sus padres, no todos están de acuerdo en que se realice el encuentro.
El “fantasma” de Apollo Creed está presente durante toda la película. Ya sea en fotografías, escenas de la pelea contra Drago o simplemente al mencionarlo, es un personaje que no es olvidado. Es por ello que su hijo, Adonis Creed, siente que tiene que hacerle justicia más de tres décadas después de su muerte.
La película logra balancear elementos de historia emotivos, con secuencias de acción impactantes. La dirección estuvo a cargo ahora por parte de Steve Caple Jr., siendo ésta su primer gran producción. Eso se nota en algunas escenas que no tienen el sello realista y visceral que vimos en la primer cinta de Creed. Aún así, estamos frente a una muy buena película de acción. No estoy mintiendo cuando digo que muchos espectadores de la sala de cine a la que me tocó asistir le gritaban a la pantalla emocionados, llegando incluso a aplaudir en algunas ocasiones.
La mayoría de nosotros éramos muy jóvenes (o no habíamos nacido) cuando las películas clásicas de Rocky estuvieron en el cine. Así que ahora es un gran momento para disfrutar de una de ellas en la pantalla grande. No es la misma sensación ver las peleas de box reales por la televisión, al tener a dos gladiadores lanzarse golpes exagerados que podrían romper paredes en una sala de cine. Aparte de ello, también vemos a todas las personas que los rodean como son sus entrenadores, padres y hasta parejas sentimentales, todo ello al mismo tiempo. Aunque sabemos que todo es ficción, de todas formas nos emocionamos.
Creed II toma muchos elementos de Rocky IV. De hecho, en muchas ocasiones sentirás que estás viendo la misma película, aunque no necesariamente quiere decir que sea algo malo. Incluye todos los elementos que ya son clásicos en la serie, complementados con mucho fan service y hasta cameos inesperados. Es una película que le gustará tanto a los fans de la serie, como a los del box.
No se escapa de fallas argumentales y situaciones que quedan sin resolverse. Pero por lo comentado por el propio Sylvester Stallone, se trata de la última vez que interpretará al personaje de Rocky. Puede que haya algunas futuras películas de Creed, pero tendrá que “entrenar mucho” para llegarle a los talones al Semental Italiano.
