SWITCH
SWITCH
Nd Cube
Nintendo
08/10/2018
¿Cuándo fue la última vez que te reuniste con amigos a jugar? Ojalá haya sido hace no mucho. Con las facilidades que nos da el juego en línea -y también las limitaciones- recordemos que muchos títulos ya no cuentan con multijuador local con pantalla dividida. Es más común que los encuentros sean desde la distancia y que el factor de convivencia se transforme. Es un cliché decir que Nintendo siempre se ha preocupado por reunir a la gente en el mismo recinto para echar una partida, pero los clichés lo son por una fuerte razón, y en nuestro caso desde los días del NES, nos quedó claro que uno de los principales intereses de la compañía japonesa era ponernos frente a un televisor para crear experiencias compartidas.
Hace 20 años que apareció el spin-off más duradero de la serie de Super Mario Bros con una clara y única intención: tomar a cuatro jugadores y ponerlos a divertirse como si estuvieran en un juego de mesa pero con las bondades que nos puede brindar el medio del videojuego. Al final del día se trata de pasar grandes momentos compartidos, pero durante la partida hay dos cosas que se rompen: las amistades y los controles. Por eso, la serie Party se ha caracterizado durante estas largas dos décadas y ha sido durante este tiempo que hemos visto cómo ha evolucionado el título para bien y para mal. Hudson Soft fue el primer encargado de desarrollar la serie pero fue perdiendo el aire hasta que se disolvió y heredó el desarrollo a Nd Cube, quienes hicieron un trabajo que quedó en el olvido en un inicio.
No es culpa de los desarrolladores que la gente pierda el entusiasmo en series que ya tienen tantas entregas, y que además han perdido innovación en sus mecánicas por la repetición. Pero hay un brillo de esperanza y Super Mario Party es uno de esos juegos que deberías tener muy en cuenta para tu colección de Switch.
La naturaleza de la fiesta es la de un evento que se da pocas veces y que se debe disfrutar, así ha sido siempre desde el inicio de la civilización. Durante este suceso, cosas especiales pasan y son irrepetibles ya que justo es un punto distante a lo cotidiano y un escape para la vida repetitiva del día a día. La serie de Mario Party entendía muy bien este concepto en sus inicios y ponía a cuatro de sus personajes en este contexto. Es natural que con el tiempo se diluyera un poco este entendido y diera paso a nuevas interpretaciones, pero Super Mario Party trae de nuevo esa esencia y lo hace retomando las premisas más básicas de este spin-off. Trae a nosotros el verbo primordial de lo que se trata divertirse con tres amigos más en un tablero.
Desde que saltemos al juego, nos daremos cuenta que el verso principal está de vuelta y que la mecánica por turnos en tableros, que se aderezan con minijuegos por ronda, es una de las partes del título; sin embargo, hay más y es que en una lectura muy acertada por parte de los desarrolladores, nos ofrecen una variedad de modos, que sin ser exuberante, es suficiente para atraer al público que ya conoce la serie y también a las nuevas audiencias que no quieren pasar mínimo una hora por sesión.
Como decía, el modo Party es la manera clásica de jugar, a saber, tendremos la opción de elegir a cuatro personajes del universo de Mario y sortear tableros en los cuales avanzamos por medio de lanzamiento de dados por turno. Suena muy simple, pero es justo este factor lo que lo hace elegante porque a partir de él se construyen varias maneras de aproximarnos al título. Los dados pueden ser los tradicionales o bien, podemos usar unos que nos dan posibilidades de sacar números más grandes, lo que nos permite avanzar más pasos sobre el terreno, pero que a su vez, tienen la desventaja de que una de sus caras tiene una penalización, es decir, si decides jugártela para avanzar más rápido te puedes llevar decepción de perder unas cuantas monedas, lo cual es justo y le da un balance a la partida. Ya en sentido jugáble, este equilibrio con los dados se presta a dos interpretaciones del juego: una en la que vas de forma paciente construyendo tu camino, y otra donde en momentos cruciales decides arriesgar y ver si puedes darle la vuelta al marcador.
Los tableros son la otra parte fundamental de este modo y encontraremos un variedad suficiente para que cada partida sea especial. Siempre podremos escuchar los consejos del buen Toad sobre las rutas que nos permiten hacer más monedas o las que nos dan más eventos especiales. Esto es remarcable ya que tendremos que hacer una estrategia dependiendo de cuál sea nuestra prioridad en la partida, esto sin ser algo muy complejo ya que al final se trata de divertirse, y el juego sabe que no debe demandar un profundo análisis… esto no mata la competitividad ya que se ve compensado con los minijuegos que aparecen al final de cada ronda y en los que podemos hacernos de algunas monedas cuando ganamos. Hablando de cuánto dura una partida en el modo Party, debes saber que depende de lo que desees también, ya que nos permite ajustar el número de turnos a un mínimo de 10 que se traduce en 60 minutos y así progresivamente. Como en un buen juego de mesa, las casillas tienen distintas repercusiones desde las más simples -ganar y perder monedas-, hasta las de aliados que invocan a otro personaje de este universo y nos dan una segunda tirada; es decir, nosotros lanzamos nuestro dado y cuando tenemos un aliado, inmediatamente él lanza otro que se suma a nuestro resultado y nos permite avanzar más casillas. También tenemos puntos donde podremos comprar elementos que nos serán de utilidad para llegar más rápido a algún punto, o para hacer el ya famoso robo de estrellas y monedas.
En general, los campos se sienten muy bien distribuidos y con casi cualquier resultado de lanzamiento tendremos una repercusión sobre la competencia. También hay progresión sobre cada tablero y las interacciones de la naturaleza propia del terreno se van haciendo más fuertes.
¿Recuerdan que esto es de diversión, verdad? Pues al final de cada partida, no está dicho el ganador pues se otorgan bonificaciones en estrellas por cuestiones aleatorias, algunas más justas que otras; a saber, una estrella para el que haya conseguido más monedas y también una para quien haya avanzado menos. Esta disonancia le da un aire de azar a cada aproximación que se traduce como una expectativa por el qué pasará al final, y donde todos los jugadores saben que de último minuto se puede dar una voltereta en el resultado. La meta como siempre es conseguir el mayor número de estrellas posible durante el juego y esperar a que la última prueba de azar sea piadosa con nosotros.
Uno de los modos de juego que se incorpora en esta entrega es Torrente de aventuras, que sin pensarlo, puedo decirles les dará un buen rato de risas y será el favorito de algunos. Para Torrente de aventuras nos montaremos en una balsa con tres amigos más y deberemos ir avanzando en un río que va exigiendo más de nosotros. Para empezar, jamás dejaremos de jugar en este modo ya que desde la balsa debemos remar en sincronía para poder movernos y esto significa usar los Joy-Con como remos y ponernos de acuerdo para movernos en el mismo sentido. lo que es indispensable ya que tenemos un tiempo base el cual va disminuyendo, y sólo podremos agregar segundos al reloj participando en minijuegos que aparecen en forma de globos a lo largo del camino, lo que da como resultado que si se nos pasa alguno de estos globos, nuestras oportunidades de acabar el recorrido se reducen.
El camino del río se va bifurcando cada cierto tiempo y podemos elegir qué camino tomar, lo que le da un valor de rejugabilidad muy alto a este modo, y es que para conocer todo lo que hay oculto ahí, debemos ir más de una vez tomando las direcciones que no hemos visitado para completar el total.
El factor de descubrimiento sumado a la carrera contra reloj, le da a Torrente de aventuras motivos suficientes para que lo pruebes y lo disfrutes. Quizás se vuelva tu modo favorito para convivir con tus amigos, ya que es en todo momento cooperativo y se trata de que los cuatro lleguen a la misma meta. Es aquí donde el título en general encuentra armonía, pues su naturaleza es la competencia pero en contraposición, en este modo tendremos que sumar a un equipo y buscar el bien común, lo que lo hace ideal para pasar un buen rato de risas sin perder las amistades por el robo de estrellas y esas cosas que siempre terminan con alguien irritado.
A todo ritmo es otro de los modos de juego que se incorpora para esta entrega, por si ya se aburrieron de estar sentados y deciden reírse de los movimientos del amigo arrítmico. Aquí, de lo que se trata es de imitar las poses de Luigi sin perder el ritmo. ¿Suena fácil? Pues en un principio lo es, pero con la progresión de movimientos y combinaciones de los mismos se va volviendo frenético al punto de que la velocidad es tanta que parecería imposible seguirle el ritmo nuestro delgado amigo… claro que si ustedes son todos unos expertos en juegos de baile y ritmo este es el lugar donde pueden darle una lección al resto.
La simplicidad de A todo ritmo es un buen escape para darle variedad a la fiesta y tomar aire fresco antes de volver a los minijuegos o a los otros modos.
Lo que más gusta de la serie Party son los hilarantes minijuegos que cuentan con la fama de destrozar controles y dedos de los participantes en pro de ganar a como dé lugar. Pues ahora, sin darle muchas vueltas, podemos ir directo al modo Minijuegos el cual cuenta con las 80 actividades disponibles. Claro que algunas están bloqueadas y depende de primero verlas en el modo Party para tenerlas en el repertorio.
80 es una cantidad de locura que se agradece, pues nunca nos vamos a quejar por falta de variedad. Cada uno de ellos tiene su mecánica especial y la mayoría le saca el máximo provecho a la tecnología de los Joy-Con. ¿Creían que no tendríamos un juego que demostrará el potencial de nuestros controles? Pues de ser así, los minijuegos de Super Mario Party están aquí para demostrar de lo que son capaces y dar una cátedra de sensación de juego, porque de verdad que algunos nos van a dejar con la boca abierta como la primera vez que jugamos 1,2 Switch y sentimos el potencial de la vibración HD, o lo preciso de los sensores de movimiento.
En el catálogo de este modo encontraremos desde actividades todos contra todos, pasando por las de parajeas, el uno contra tres y las cooperativas, de manera que si en el modo Party y Torrente de aventuras vimos una que nos gustó demasiado, podremos ir directo a ella y jugarla cuantas veces deseemos, y también podremos ir marcando de forma simple nuestras favoritas.
Super Mario Party le saca provecho a todas las bondades y posibilidades que ofrece Switch, y es a la Sala de recreo de Toad donde deberemos ir para usar el modo portátil en partidas de una sola pantalla o con más consolas que se conectan de forma local y nos dan nuevas experiencias de juego. Aquí encontraremos minijuegos que están completamente diseñados para usar más de una consola, o bien, para echar una partida con una sola pantalla y varios Joy-Con. Este es sin duda el modo ideal para esas bodas o comidas donde no pasa nada y no puedes cargar una pantalla. Ahora podrás poner el Switch sobre la mesa y disfrutar.
Aquí tenemos una de las partes más flacas del título ya que a pesar de jugar con más personas reales, se siente una soledad abrumadora porque se pierde el espíritu de reunión y fiesta para el que está hecho Super Mario Party. Sé que los tiempos que corren exigen que haya un componente en línea pero definitivamente, es solo replicar el juego en local agregando la posibilidad de hacerlo a distancia.
No tiene grandes defectos de conexión, pero sin duda esto se trata de sentarse todos juntos y divertirse, así que no termina de encajar con la idea principal del juego.
Todos los modos anteriormente mencionados se encuentran en la Plaza Party. la cual nos recuerda a algunos otros títulos de Nintendo en los que funciona como ir a un parque de diversiones y acercarnos a un juego para poder probarlo o subirnos a él.
La famosa sensación de juego es la ilusión que crea un título fuera de la caja, es decir, lo que nos hace sentir el peso, la velocidad o cualquier dimensión física en nosotros como reflejo de lo que está dentro de la pantalla. Esto se logra con las físicas, el audio y los controles. Para nuestro caso, la gran exhibición viene con los Joy-Con que brillan por la genialidad de su uso en los minijuegos.
Muchas de estas experiencias no se podrían lograr sin la tecnología de los controles de Switch y es que la retroalimentación entre lo que hacemos y lo que se refleja es casi perfecta y hace que todo se sienta vivo… que los mandos y lo que pasa dentro de la caja sea una extensión de nosotros mismos. Es muy complejo el intentar describir estas sensaciones desde las palabras porque dependen completamente de cómo se siente en las manos, pero lo que sí puedo decir es que si extrañaban tener un Wii Sports en Switch, aquí hay un juego que levanta la mano como una cátedra de lo que se puede hacer cuando se entiende el control mismo y sus posibilidades.
Lo primero es que cuando se juega como un solo jugador puede ser una experiencia hasta deprimente porque esto está pensado para estar en una fiesta y, el esperar a que el CPU haga sus tiradas y te deje ganar, casi siempre desanima al final. Sabemos que esto no es culpa del desarrollador pero quizás pudieron pulir algo para poder tener un juego en solitario más atractivo, así que siempre procuren juntar a los amigos o familia para no pasar por esto.
Lo segundo es que en un punto del juego, hacen su irrupción los aliados de Bowser y prometen cambiar las mecánicas para hacer un juego no tan limpio, pero aunque sí hacen cosas interesantes en los tableros, su mayor aporte es que sean por fin personajes jugables. Más allá de eso, no hay mucho qué ver de su parte.
Super Mario Party es el juego de la serie que no te debes saltar, pues recupera todo lo que ha hecho divertida a esta propiedad intelectual y le suma muchas cosas que vale la pena probar. Además, las horas de diversión serán muchas y con las fiestas de fin de año a la vista, es un juego ideal poner en la cena de navidad con la familia o amigos.