Enfrentarse al cierre de la trilogía protagonizada por las hermanas Farron es enfrentarse a lo desconocido. Desde el primer Final Fantasy XIII, Square Enix se ha esforzado por empujar a la serie hacia distintas direcciones. En la primera entrega pudimos apreciar una bellísima aventura gráfica donde la historia nos llevaba de la mano en una montaña rusa de batallas contra el destino y la cruel manipulación de los dioses. Con Final Fantasy XIII-2, apreciamos la búsqueda incansable de una chica por su hermana, en un mundo más abierto, con opciones de captura de monstruos y viajes en el tiempo. Con el tercer título para Xbox 360 y PlayStation 3, Lightning hace acto de presencia para cerrar este paquete controversial, el cual funge como transición hacia la nueva dirección de la saga.
Es indispensable destacar que Lightning Returns: Final Fantasy XIII, así como su predecesor, no son continuaciones directas con mejoras en el sistema de combate o en las posibilidades de exploración. Las tres entregas son juegos totalmente distintos que orbitan alrededor de diferentes mecánicas, todo de manera muy cuidadosa, para medir la respuesta del público y saber hacia donde llevar a la serie. Lo anterior suena muy lógico, después de tener 12 entregas canónicas precedentes que llevaban el gameplay simplemente un paso adelante, probando diferentes aderezos y mejorando a partir de lo ya hecho.
Desde hace unos años, Final Fantasy está en un periodo de transición, con las buenas ventas de Final Fantasy XIV: A Realm Reborn, los remakes y remasterizaciones para PlayStation 3, PlayStation Vita y dispositivos inteligentes, y la trilogía de Final Fantasy XIII, se está llevando a la serie hacia nuevos horizontes, y se prepara muy cautelosamente para el futuro. Inteligentemente, Square Enix llena sus arcas de dinero, lanzando experimentos al público a través de spin-offs y diferentes mecánicas cual estudio de mercado masivo, y lo hace muy bien. Una de las decisiones que ya se tomaron, pero que no ha sido declarada oficialmente, es la de remover lentamente el título “Final Fantasy”. Todo empezó con la catorceava entrega, ese MMORPG tan deprimente al cual se le tuvo que dar eutanasia y activar el mecanismo de borrón y cuenta nueva, el cual dio inicio con A Realm Reborn. Naoki Yoshida, director y productor del juego, comentó de manera muy discreta que Square Enix empezaría poco a poco a remover el nombre Final Fantasy, empezando con acciones como dejarlo en segundo plano. Es así como nació el nombre y el logotipo de la versión 2.0 del MMORPG, cuyo subtítulo aparece más grande que el mismo nombre de la entrega canónica.
Más ejemplos empezaron a hacer ruido para los que poníamos atención, Bravely Default, recientemente lanzado para occidente, presentaba una ramificación de la serie Final Fantasy, deshaciéndose totalmente del nombre original y presentándonos de manera enmascarada un título fiel a las primeras entregas de la serie, sin duda un mercado más al que están atacando y satisfaciendo. El tercer signo del parsimonioso cambio está en la tercera entrega para consolas de sobremesa de su más reciente trilogía Final Fantasy XIII, titulada Lightning Returns. Una vez determinado el contexto, es imposible mirar a este título como algo más que un experimento, un eslabón entre lo que fue y lo que será, el preámbulo al futuro de la saga.
Lightning Returns: Final Fantasy XIII presenta el regreso triunfal de la protagonista que le da el nombre al juego. Lo hace para despedir a la generación anterior de consolas exprimiendo toda la capacidad de ambas, y ofreciéndonos un proyecto bastante ambicioso y profundo, un cierre solemne para la trilogía con una precisión exacta para despedir a las consolas, pero a la vez hacernos saber que hay más en camino.
Con esto dicho, es necesario establecer la historia del juego. Lightning despierta después de un largo sueño de cientos de años, justo 13 días antes de la destrucción del mundo. La aniquilación de Nova Chrysalia es inevitable, el Caos ha despertado y poco a poco ha ido consumiendo el planeta, hasta dejar unas pocas zonas libres de la desolación. No hay salvación, la humanidad se va a acabar, y es el deber de Lightning responder al llamado del todopoderoso dios Bhunivelze, el cual la envía como redentora para salvar las almas de los condenados y llevarlos al nuevo mundo creado por este ente omnipotente.
Asistida por Hope, Lightning deberá bajar al mundo de los mortales y concluir la historia de cada uno de los personajes que nos acompañaron en títulos anteriores. La desaparición de Lightning por tantos años ha causado estragos en la memoria de sus excompañeros, quienes se quedaron luchando solos contra el Caos, lo que provocó sentimientos de ira, rencor, indiferencia y rechazo. Nuestra aventura con la protagonista no será un viaje de placer. Desde que ponemos pie en Nova Chrysalia empezará a correr un reloj al más puro estilo de The Legend of Zelda: Majora’s Mask: si no completamos los objetivos ni salvamos a tantas almas como podamos, nuestra misión como enviada de Dios fallará y veremos la destrucción del mundo y la de nuestros amigos. Una vez comprendida la gravedad de nuestra ausencia y de la inminente destrucción sumadas a la carrera contra reloj, podemos sentir la indiferencia del mundo sobre sí mismo.
La atmósfera de pesimismo y negatividad es palpable, el miedo se siente a través de los bien logrados diálogos de los personajes no jugables. Cada localización ofrecerá una perspectiva diferente sobre su visión del fin del mundo: mientras en una ciudad la gente se entrega a la religión e incluso comete crímenes en defensa de sus creencias, en otra apreciamos un carnaval interminable al más puro estilo romano, una celebración de la vida que está por terminar. La tensión de Lightning y su alienación del mundo debido a su ausencia se vuelven cada vez más notables por cada misión terminada, recordándonos títulos como Silent Hill Homecoming, en el cual la sensación de que cualquier esfuerzo no vale la pena invade cada acción que realizamos.
El gameplay cambia rotundamente, convirtiéndose en una especie de mundo semiabierto. Tendremos cuatro destinos disponibles, a los cuales podremos acceder a través de un tren o de la teletransportación. Cada destino tendrá su misión principal y decenas de misiones secundarias en las que tendremos que tomar decisiones cautelosas: el tiempo difícilmente nos alcanzará para resolver todas. Al resolver una misión, “salvaremos el alma” de quien solicitó la ayuda, ganando así Eradia, una unidad de tiempo que funciona como moneda, con la cual podremos extender el tiempo de vida del planeta.
El sistema de combate es el punto fuerte del juego y ofrece reto para su dominación. La tradicional party desaparece, dejando a Lightning como el más claro ejemplo de un ejército de un solo hombre… o mujer. Durante el juego, podremos otorgarle a Lightning tres opciones de clases, llamadas Schematas, las cuales tendrán infinidad de opciones para personalizar. A través de distintos trajes, armas, escudos y accesorios, podremos darle a la protagonista el rol que más nos agrade: usar magia, ataques físicos de área, ataques con atributos elementales, inspiración para mejorar los atributos de combate, lo que nos imaginemos. La personalización es lo que le da fama a este título y tendremos tantas opciones como ideas en nuestras mentes, a tal grado que podremos cambiar el color de una línea del escudo de Lightning, y esto tendrá impacto tanto en el combate, como en el juego en general.
Difícilmente jugaremos con las mismas tácticas y equipo que nuestros amigos; es aquí donde entra la parte social. A través de internet, podremos publicar capturas de pantalla en Facebook y Twitter, una vez que sincronicemos nuestras cuentas al juego. Así, la sensación de comunidad nos invadirá y le dará un poco de brillo al tan deprimente mundo en vías de destrucción. Otros personajes no jugables servirán como medios para entregarnos mensajes de amigos o desconocidos, ya sea para compartir una imagen graciosa, regalarnos un objeto que nos ayude en batalla, o bien, algún consejo para derrotar a un enemigo en específico. En Lightning Returns: Final Fantasy XIII no estaremos solos, siempre y cuando tengamos nuestras consolas conectadas al internet.
Los gráficos son un apartado que provoca mucha controversia. Si por algo se ha caracterizado la trilogía es por ofrecer bellas texturas que por su brillantez nos llevan a un mundo imposible. En Lightning Returns, el apartado gráfico decepciona, y no se entiende muy bien por qué. Las texturas son planas, los fondos en la distancia lucen muertos y acartonados; se pierde la magia de estar en un mundo vivo: le falta personalidad. El arte, que corre a cargo de Isamu Kamikokuryo, logra salvar un poco tan deprimente deficiencia visual al cuidar el aspecto artístico de cada localización, ofreciéndonos la experiencia de estar en lugares completamente diferentes, evitando la repetición.
En general, esta última entrega de la trilogía es bastante ambiciosa, tanto que llega a balancearse en la delgada línea que divide a un producto íntegro con el conocido refrán de “el que mucho abarca, poco aprieta”. De lo que no cabe duda es que el título nos mantendrá pegados al control de principio a fin con campañas cortas que podremos acabar en el orden que deseemos, o hasta ignorar si así lo queremos. Más de uno tendrá dificultades para aceptar el modo de juego que ofrece, siendo así un título no apto para todo público.
Si pudiera describir Lightning Returns: Final Fantasy XIII con una sola palabra sería: solemne. Definitivamente, este cierre de la trilogía no es para nada una fiesta: provoca una sensación de incomodidad permanente. Si hay algo que define a la saga Final Fantasy es la capacidad de transmitirnos un sentimiento, que puede ir desde la dicha hasta el luto. Lightning Returns logra su cometido y nos ofrece un buen final para cada uno de los personajes, cerrando así el libro de la trilogía y dejándonos una curiosidad inminente sobre lo que vendrá después para la franquicia. Este título no sigue los estándares de los juegos populares, si no que se atreve a dar un paso en dirección contraria a la que estamos acostumbrados. Más allá de sus mecánicas (hasta cierto punto confusas), Lightning Returns tiene mucho que ofrecer y apela al público de juegos difíciles, dándonos la sensación de responsabilidad y mostrándonos que nuestros actos tienen verdaderas consecuencias.