Nota editorial: En esta ocasión, el buen Luis Belmont “Aldebaran” (@shoryuken39) nos mandó su reseña de The Last Story. Decidimos publicarla porque señala aspectos interesantes sobre un juego que vale muchísimo la pena jugar. Cabe aclarar que las opiniones expresadas por Luis no representan las de Atomix, sino que son suyas únicamente. Otro punto importante que quiero señalar es que la reseña fue elaborada con la versión PAL del título. ¡A leer, qué está muy buena y detallada!
El género de los JRPGs ha experimentado una drástica degradación en los últimos años. Tanto en calidad como en cantidad de títulos, se han dejado de lado la inventiva y la calidad. Parece que ahora los juegos viven sólo del nombre de sagas que alguna vez fueron famosas. Lejos quedó la época de los 16 y 32 bits, cuando tanto en el Super Nintendo como en el Playstation aparecieron grandes exponentes del JRPG.
Los ejemplos son numerosos: en el SNES tuvimos Final Fantasy IV y VI , Secret of Evermore, Chrono Trigger, Secret of Mana y más, mientras que el PSX contó con la trilogía de Final Fantasy (VII, VIII, IX), Vagrant Story y Xenogears, por mencionar algunos. Los anteriores juegos tienen un común denominador: además de ser considerados títulos de culto entre los amantes del género, todos fueron desarrollados por Square Ltd. (hoy Square Enix) y, en casi todos, Hironobu Sakaguchi (creador de Final Fantasy) y Nobuo Uematsu estuvieron involucrados en su desarrollo.
Varios años después, y tras su salida de Square Enix, Sakaguchi y su equipo, ahora bajo el sello propio de Mistwalker, crean The Last Story, título que busca dignificar nuevamente al género JRPG. The Last Story tiene una peculiaridad que el propio Sakuguchi ha declarado: dijo que trabajaría en este título como si fuera el último juego en el que trabajaba. Por esta misma situación pasó el desarrollo del primer Final Fantasy para el legendario NES. Es imposible no observar la analogía entre Last Story y Final Fantasy, tanto por las coincidencias en nombres, logos y desarrolladores involucrados, así como por las declaraciones hechas por Hinorobu Sakaguchi.
Los últimos capítulos de la saga insignia de Square Enix, Final Fantasy, han dejado mucho que desear: Final Fantasy XIV ha sido un fracaso rotundo y el reciente Final Fantasy XIII-2 no pareció mejorar el panorama tan negativo de la serie, al menos si hablamos en términos de ventas. Algunos puristas incluso podrían alegar que la decadencia de Final Fantasy comenzó a partir del décimo capítulo (Final Fantasy X) y que el último gran Final Fantasy fue el noveno título (Final Fantasy IX); sin embargo, por todo lo anterior, The Last Story es sin duda un título que ha generado grandes expectativas.
The Last Story narra las aventuras de un grupo de mercenarios huérfanos comandados por un joven hombre llamado Zael, los cuales, además de vivir al día para ganarse la vida, tienen el sueño de volverse distinguidos y respetables caballeros. No obstante, los planes de Zael y compañía se ven truncados cuando la Isla Lázulis es invadida por los Gurak, una raza con la cual los humanos están en guerra desde mucho tiempo. Ahora es el deber de los mercenarios detener a los Gurak y rescatar en el proceso a la doncella Calista, la sobrina del Conde Arganan, el gobernante del la Isla.
Es imposible no encontrar fuertes referencias y analogías con otros títulos de Sakaguchi. En los personajes y la historia, Zael es un mercenario que porta una espada gigantesca al estilo de Cloud de Final Fantasy VII, mientras que la relaciones amorosas entre los personajes sin duda evocan a las relaciones de Cloud y Aeris o Squall y Rinoa de Final Fantasy VII y VIII. Conforme avanza la historia, se ven más influencias, provenientes de otros títulos de Square como Final Fantasy VI, Secret of Evermore, Secret of Mana e, incluso, Chrono Trigger, situaciones que no pueden pasar desapercibidas para cualquiera que haya jugado los títulos anteriores.
Sakaguchi ha mencionado que su intención era crear un RPG que reflejara las emociones humanas. Obviamente, para lograr esto, el argumento de The Last Story es de lo mas trillado y lleno de clichés. Sin embargo, fueron implementados de una forma excelente. A pesar de estar llena de estereotipos, la narrativa es una de las partes fuertes de The Last Story, pues en ningún momento se siente cansada o aburrida. Cada uno de los mercenarios tiene su personalidad individual y diferente a los demás, pero trabajan de maravilla en equipo, lo cual crea un sinnúmero de situaciones, que van desde lo más solemne, hasta lo épico y lo humorístico.
Es difícil no sentirse identificado con algunas de las situaciones que atraviesan Zael y sus amigos o con los dilemas por los que tiene que pasar Calista o alguna de las protagonistas. Incluso es posible sentir empatía por algún personaje secundario, como el serio, pero valiente, caballero Therius u Horace, el despistado pero simpático arqueólogo.
En el aspecto músical, el trabajo de Nobuo Uematsu es simplemente excelente. Ambienta magistralmente cada situación, aspecto del juego y complementa perfectamente cada circunstancia, detalle y capítulo del juego. El OST de The Last Story, por sí mismo, merece ser escuchado aparte, pues supera por mucho los OST de los más recientes capítulos de Final Fantasy (XIII, XIII-2 y XIV).
En lo que respecta al trabajo doblaje al inglés, está hecho por actores británicos. Si bien es mejor que el doblaje encontrado en Xenoblade (el cual en ciertos puntos era terrible), todavía le falta para ser destacable. Por una parte, tenemos que la mayoría de las voces femeninas son bastante buenas y están acorde a las diversas situaciones; sin embargo, con contadas excepciones, no se puede decir lo mismo de sus contrapartes masculinas.
Con respecto al sistema de juego, es clara la fuerte influencia de títulos como Secret of Evermore, Secret of Mana e, incluso, Chrono Trigger. El juego hace a un lado las batallas aleatorias por turnos de los Final Fantasy, para enfocarse en batallas en tiempo real características de los action RPGs. Sin embargo, el sistema de juego de The Last Story va mas allá que un simple juego de acción/rol, pues pulieron el combate y añadieron diversos elementos de estrategia y cobertura. El juego ofrece el modo “manual”, en el cual el jugador deberá atacar a los enemigos (tal y como en Secret of Evermore) o bien se podrá elegir el modo “automático”, en el cual los personajes atacan por sí mismos a los enemigos. Sin embargo, esto último no quiere decir que sea más fácil o monótono este último modo.
Como mencioné, este título añade elementos de estrategia y cobertura al más puro estilo Final Fantasy Tactics en la estratégia. Incluso tiene elementos de Gears of War en lo que respecta al sistema de cobertura. Estos rasgos van desde encontrar la mejor forma de atacar el punto débil de un enemigo, hasta dar órdenes a tus aliados para que usen sus habilidades de la mejor forma. Por ejemplo, en un enfrentamiento con una bestia, la única forma de dañarla es esconderse usando el sistema de cobertura y usar la habilidad asalto (ataque por sorpresa), ya que, de lo contrario, no sufrirá daño alguno.
Un ejemplo más, pero en lo que respecta a la estrategia, es que, para poder dañar a cierto jefe, tienes que ordenar a Mirania (maga) que lance un hechizo para que sea vulnerable a los ataques físicos, mientras que Syrenne o a Dagran (guerreros) que lo ataquen con sus armas y golpes. Todo lo anterior mientras Zael atrae la atención del jefe, con una habilidad conocida como “magnetismo”. Y, encima de todo eso, imaginen a Calista (maga) regenerando puntos de vitalidad al grupo y eliminando los estados anormales del mismo (envenenamiento, confusión, etc).
Una agradable adición fue la incursión del modo en línea, lo que habla bastante bien de la solidez del sistema de juego y del esfuerzo realizado por Mistwalker por otorgar un extra a los jugadores. Hasta seis personas pueden participar en el modo en línea, ya sea peleando contra jefes o enemigos en el coliseo (al más puro estilo de Final Fantasy) o bien compitiendo entre ellos para ver quién es el mejor de todos. Desafortunadamente, esto se limita solo al multijugador y no es posible jugar el modo de historia en línea.
Con respecto a la duración del juego, son 44 capítulos principales, con la opción de jugar capítulos y misiones secundarias adicionales. Lo anterior da un aproximado de entre veinte y veinticinco horas de juego, que dependen de si el jugador decide explorar todos los rincones del mundo de Lázulis y realizar las misiones secundarias. Si se compara con Xenoblade u otros títulos del propio Sakaguchi (Final Fantasy VIII), The Last Story dura poco menos que la mitad y es una verdadera lástima que, a pesar de tener tantas novedades, el juego venga en un DVD de capa sencilla (a diferencia de Xenoblade Chronicles, que es un DVD de doble capa).
En lo que respecta al aspecto gráfico, The Last Story lleva el potencial gráfico del Nintendo Wii al límite. Si se compara con Xenoblade Chronicles, el juego de Sakaguchi no tiene mundos y paisajes tan enormes e impresionantes como los de Xenoblade. Sin embargo, se acerca bastante y, a cambio, ofrece un nivel de detalle y una de calidad gráfica mucho más alta en lo que respecta a los personajes y ambientaciones.
El diseño y arte de los personajes, así como algunas locaciones, se sienten como una mezcla entre Vagrant Story y Final Fantasy VIII. Derrochan calidad y detalles en su presentación. Si bien los gráficos de The Last Story no pueden competir con los gráficos HD de hoy en día, aún así son bastante buenos. Para tener una idea más clara de la calidad gráfica presente en el juego, basta con imaginar los videos Full Motion Video de Final Fantasy VIII, que, aunque hoy en día no sorprenden a nadie, siguen siendo impecables y de gran calidad.
El nivel de detalle presente en The Last Story es simplemente impecable y no solamente en los personajes principales y sus ropas o accesorios, sino también en los enemigos, en la gente platicando en las plazas, en los sirvientes murmurando en el castillo o, incluso, en los prisioneros en los calabozos. El trabajo de diseño en los lugares antes mencionados es sumamente alto y muy variado: desde las calles, los muebles, las señales que se pueden ver en la ciudad, las palomas en las plazas, los fuegos artificiales, hasta los impresionantes detalles de los salones en el castillo o en los barcos. Incluso las nubes o fuentes están ricamente animadas y detalladas.
Desafortunadamente, toda esa bonanza gráfica tiene su precio. Cuando hay muchos elementos en pantalla, ocurre una baja de frame rate y se nota que al Wii le cuesta trabajo procesar ciertas escenas. Además, hay un evidente abuso del blur en los personajes durante ciertos momentos, posiblemente para evitar que el Wii comience a arrojar humo.
Al ser un título del creador de Final Fantasy (Sakaguchi y compañía), es evidente que The Last Story tiene el espíritu de todos aquellos RPGs que aparecieron en la de los 16 bits en el SNES y de la trilogía de 32 bits de Final Fantasy en el PSX. Múltitud de pequeños detalles y opciones inundan el juego: divertidos minijuegos, batallas épicas, la mezcla perfecta de solemnidad y situaciones humorísticas, una narrativa e historia sólidas, un sistema de juego ingenioso y fresco, e incluso la opción de personalizar la vestimenta y armas de los personajes. Todo esto, sin duda, harán sentir como en casa a cualquier vetarano de los JRPG y serán una agradable bienvenida para los novatos.
Hironobu Sakaguchi no mentía cuando mencionó que trabajaría en este título como si fuera su último juego. El resultado derrocha calidad y detalles. Los elementos que hicieron grandes a anteriores títulos de Sakaguchi, están todos presentes en The Last Story: un fuerte enfoque en la trama, respaldado con una narrativa sólida, que además cuenta con un sistema de juego muy novedoso y adictivo que no presenta errores, compaginados con hermosos gráficos y una excelente banda sonora. The Last Story, a pesar de ser un título programado para la modesta y muy limitada consola Wii, se pone al tú por tú con la saga insignia de Square Enix (Final Fantasy XIII, XIII-2, y XIV). A pesar de que el juego no es perfecto y cuenta con ciertos problemas, como su relativa corta duración, o ligeros errores gráficos, el más reciente trabajo de Sakaguchi, supera en prácticamente todos los aspectos a los últimos capítulos de Final Fantasy en HD, los cuales no ofrecían otra cosa, más que vivir del nombre de una saga, que alguna vez fue grande.