De la mente del creativo Roald Dahl, a quien quizá recuerden por las historias de Charlie and the Chocolate Factory, James and the Giant Peach y Matilda, tenemos The BFG, un libro infantil de 1982 que ha acompañado a varias generaciones, incluyendo los hijos del mismo Steven Spielberg, quien siempre quiso hacer la adaptación cinematográfica de dicha historia para que siguiera inspirando generaciones. Es precisamente este historia la que marcó el regreso de Spielberg al cine fantástico y eso en muchos sentidos es algo positivo.
La adaptación The BFG a una película live-action fue una idea que tardó más de dos décadas gestándose desde una producción que inició en los noventas a cargo de Kathleen Kenedy y Frank Marshal considerando incluso al fallecido Robin Williams para que tuviera el papel protagónico; el tiempo pasó y después de varias personas consideradas para escribir la historia y dirigirla, Spielberg sería quien tomaría finalmente las riendas de un proyecto en el que tal pareciera que no le importó esperar más de 20 años para que la tecnología estuviera a la altura de lo que nos quería transmitir en la pantalla grande respecto a esta historia que llega por parte de Amblin Entertainment, Walden Media y Walt Disney Pictures.
La primera película que Spielberg dirige para Disney suprime un poco del tono obscuro y triste de la obra de Dahl y se complementa con el último guión que escribió Melissa Mathison –quien se encargara del guión de E.T.– como obra final antes de fallecer en noviembre del año pasado. La cinta agrega escenas e historias que no vimos en el cuento en el que se inspira, algunas se sienten bastante acertadas, otras más bien un poco innecesarias, pero en general se condensan en una película de 117 minutos que funciona tanto para el público infantil que sería su principal objetivo y para adultos que seguramente recordarán muchos de los pensamientos imaginativos que siguen vivos en su niño interior.
Así, The BFG es una cinta bastante inocente con todo el toque que Spielberg sabe darle al género fantástico; son inevitables las comparaciones con E.T. por el equipo que está detrás de la película y también por la temática de la relación de dos personajes –uno de ellos de otro mundo– en una historia donde sobresale la amistad, los sueños y la inocencia derivada de un argumento principal que no es complejo pero logra su cometido.
Sin hacer revelaciones importantes sobre la trama, podemos decir en términos generales que la cinta sigue la historia de la huérfana Sophie (Ruby Barnhill) que despertando a “la hora de las brujas” –o “del coco” si lo regionalizamos– es visitada por un peculiar personaje, un gigante que al ser visto decide llevarse a la pequeña Sophie a la tierra de los gigantes para evitar que la niña hable sobre lo que ha visto. Conocido como Buen Amigo Gigante, (BFG por sus iniciales en inglés) el personaje animado interpretado por el ganador de un premio de la academia, Mark Rylance, es un bonachón gigante muy pequeño comparado con sus semejantes y con la diferencia que en lugar de comer humanos es vegetariano; el BFG se dedica, entre otras cosas, a cultivar sueños y sembrarlos entre los humanos en lugar de sustraerlos para comérselos, la aventura que sigue la película sigue la relación de estos dos peculiares amigos, su lucha contra la maldad de los demás gigantes come-humanos y la relación con otros humanos donde sale incluso a relucir la mismísima Reina de Inglaterra en escenas bastante retorcidas y llenas de humor blanco y fantasía.
Entre los mayores aciertos de la película tenemos las actuaciones tanto de de Rylance como de Barnhill y el desarrollo de sus personajes que dejan incluso sintiéndose demasiado vacíos y planos al resto como una desventaja. Llama mucho la atención el inglés muy extraño que habla el BFG y que se pierde por completo si disfrutas la cinta doblada al español; el juego de palabras y con el lenguaje es un acierto muy grande para la película que se enriquece con muy adecuados efectos visuales que respetan muchas emociones, captura de movimiento y expresiones faciales de Rylance al interpretar al BFG pero al mismo tiempo añaden lo necesario para hacerlo sentir majestuoso y como un verdadero gigante con todo lo que esa definición encierra.
Siguiendo en el tono de los efectos visuales, la película tiene mucho qué aplaudirse con aciertos en los escenarios y varios conceptos que de otra manera no hubieran podido ser representados y que nos hacen pensar que fue buena la espera de Spielberg para contarnos este relato acompañado de los avances tecnológicos contemporáneos para el cine.
En términos generales, el ritmo de la película es adecuado para la audiencia a la que va dirigida y aunque la mayor parte del tiempo nos mantiene entretenidos podemos decir que hay algunos momentos específicos en que puede sentirse cansada y hasta algunas escenas que podrían haberse omitido sin perder mucho. Escenas de humor fugaz, incluso algunas que no van tan de la mano con lo que nos tiene acostumbrados Spielberg, le dan un buen tono a una película que se mantiene siempre con la inocencia de un cuento de hadas dirigido principalmente a los más pequeños.
Puedo decirles que en términos generales, The BFG cumple con las expectativas del género que representa y del equipo que estuvo detrás de esta producción que después de tantos años se materializó. Estoy seguro que algunos quizá hubieran preferido que se acentuara el tono triste, melancólico y un poco obscuro de la fábula original, pero al menos el giro que le dio Spielberg y su equipo nos dejan como resultado una historia de fantasía inocente muy centrada en la amistad, superación y los sueños que agradará a los niños y a los adultos les recordará la manera en que solían ver el mundo durante su infancia.
Entre lo más destacable debemos reconocer los efectos visuales que dan vida al mundo de los gigantes y las actuaciones sobresalientes de los protagonistas de la historia; la adaptación del guión por parte de Melissa Mathison como su último trabajo tiene aciertos interesantes y nos dejan en general con una recomendación que si bien no será la mejor cinta de su director y quizá no es tan universal como otras de sus obras, bien nos hace pasar un gran rato que aunque podría ser olvidable al menos resulta bastante placentero el tiempo que estamos frente a la pantalla.