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Por Sergio “Aaarrrggghhh” Atahualpa Maya (@s_atahualpa)
En los últimos 10 años, las películas de superhéroes se han vuelto tan importantes que, para algunos, ya son consideradas como un género o al menos como una división importante del cine. No por nada han llegado a lugares tan grandes como los premios Óscar, por mencionar casos como The Dark Knight Returns y Black Panther.
DC Comics ha trabajado muy duro y ha intentado encontrar una fórmula que los haga brillar como su competencia que, para ser sinceros, le lleva mucha ventaja en lo que se refiere a películas live action. Sin embargo, la productora no se rinde y en el último par de años nos han entregado películas muy fuertes como lo son Wonder Woman (2017) y Aquaman (2018), las cuales nos han dejado con altas expectativas sobre lo que pueden hacer cuando de películas taquilleras se trata.
Habiéndonos mostrado a sus personajes más emblemáticos con sus altas y bajas, DC y Warner Bros. deciden arriesgarse un poco más y entregarnos un nuevo y poderoso personaje en la pantalla grande… y su nombre es SHAZAM. Él es un superhéroe que vio la luz por primera vez en los años 40, con la curiosidad de haberse publicado bajo el nombre de Capitán Marvel. Este héroe superaría en su momento al mismísimo Superman en popularidad, aunque sería rebautizado como SHAZAM (por cuestiones de derechos de autor) por ahí del año 1972. Tras décadas de permanecer en el papel de las historietas, por fin ha llegado la hora de que el superhéroe llegue a la pantalla grande de manera muy divertida y con toda la actitud.
Seré honesto; al entrar a ver esta película lo hice sin expectativas, pero sí con mucha curiosidad. Por alguna razón, me causaba cierto grado de intriga saber cómo es que nos presentarían a este personaje, pero el miedo de que fuera a decepcionarme estaba muy presente.
Para mi sorpresa, desde que comienzo y hasta el final de la película, la trama me atrapó por completo. Desde el primer minuto nos dan una razón para no perder detalle alguno sobre la historia y no porque sea una narrativa demasiado compleja, sino todo lo contrario: por su simplicidad. Cada chiste, broma y escena, están bien justificadas; no se sienten fuera de lugar o absurdas.
El pequeño Billy Batson –interpretado por Asher Angel– es un personaje inteligente, audaz, independiente y acostumbrado a la soledad. A sus 14 años tiene una madurez distinta a los niños de su edad pues, la búsqueda interminable de sus padres, lo ha llevado a meterse en muchos problemas. Y como todo chico problemático, esto le hace llegar a un hogar temporal con otros chicos de su edad quienes, a su vez, se convertirán en personajes muy importantes. De hecho, el éxito del personaje tiene mucho que ver con la complicidad que se crea entre Billy y Freddy –interpretado por Jack Dylan Grazer–, quien es su compañero de habitación y el primero que lo ve transformarse en SHAZAM. Él hace el papel de mejor amigo, confidente, apoyo y es el encargado del desarrollo del superhéroe; es la figura que aporta las bromas y genera momentos muy divertidos para que su poderoso amigo explote al máximo su carisma y habilidades.
Ahora, el encargado de interpretar a SHAZAM es Zachary Levi, ¡y vaya que hizo un trabajo increíble! Levi es gracioso, curioso y hace que te preguntes qué pasaría si tú, siendo un mocoso de 14 años, obtuvieras súper poderes de la nada.
El descubrimiento de cada habilidad, el poder de “ser adulto”, el motivo por el que fue elegido como el “campeón digno”, son interrogantes que el actor desarrolla muy bien. Tanto así, que hace que te sientas identificado con el personaje y seguro hará que te preguntes, “¿qué habría hecho yo?”. Esto, mis amigos, se vuelve bastante entretenido.
Como ya había mencionado, la historia es muy sencilla: ocurre en el mismo universo en el que Superman y Batman son muy populares. Billy Batson es un niño que se convierte en un adulto con súper poderes al decir una palabra mágica SHAZAM; acrónimo formado por las letras S, de Salomón y su sabiduría; H, de Hércules y su gran fuerza; A, de Atlas y su impresionante resistencia; Z, de Zeus y su gran poder; A, de Aquiles y su coraje; finalmente la M es por Mercurio y su fantástica velocidad.
Este acrónimo no solo es un nombre poético, pues incluye las habilidades de cada uno de estos personajes que son transmitidas por el viejo hechicero –Djimon Hounsou– al pequeño Billy para que con ellas pueda proteger al mundo del doctor Thaddeus Sivana –Mark Strong– y las fuerzas oscuras que están tras de él.
Aunque es una película de acción, el valor de la familia es algo muy presente de inicio a fin. Nos recuerda cómo debemos afrontar todos los problemas que se nos presentan, lo inteligentes que debemos de ser para tomar decisiones que pueden cambiar todo en un instante, que toda persona a nuestro alrededor es valiosa y, de alguna u otra forma, puede aportarnos cosas grandes. En pocas palabras, nos muestra cómo dar el siguiente paso en algo llamado MADURÉZ (sí, con todo y mayúsculas).
El desarrollo de esta película fue un poco complicada, pues se trabajó desde el año 2000 para luego ponerse en espera. En 2008, entró en preproducción de la mano del director Peter Segal, pero de igual manera no prosperó. Fue hasta 2014 que la película se anunció oficialmente y, hasta el 2017, David F. Sandberg tomó la silla del director, y Henry Gayden como guionista. Ambos se pusieron a trabajar en el proyecto que resultó ser una historia muy buena, divertida, simple y extremadamente sutil.
Personalmente me encanta la idea de que el tono de esta película fuese tan propio, que no pueda ser comparado con nada de lo que DC y Warner ya nos habían presentado. Ambas compañías aprendieron muy bien su lección con Aquaman (2018) y, al parecer, ya encontraron la fórmula para hacer grandes películas. No todas tienen que ser oscuras, con tonos demasiado serios o muy intelectuales. Aprendieron que cada uno tiene su propia identidad y que, aunque compartan el mismo universo, no tienen que ser similares.
¡SHAZAM! es una película que viene a darle un gran impulso a este universo y seguir construyendo el camino para que nuevos y viejos personajes, tengan una adaptación cinematográfica de calidad.
En cuanto a la producción, la fotografía es muy agradable, las secuencias de acción son buenas, la música está en armonía con la historia, los efectos son bastante buenos y aunque tiene algunos detalles, en general funciona muy bien.
Me gustó bastante y espero que ustedes puedan coincidir conmigo cuando les cuento que me sentía bastante contento. Creo que no miento cuando les digo que esto es lo que la cinta quiere transmitir.
Cuando vayan a verla inviten a sus amigos, novia, o quien les guste ir al cine, compren su buena dotación de dulces, palomitas o lo que sea con lo que te guste acompañar una buena película, siéntense y disfruten la proyección. De verdad la van a pasar muy bien.