Los editores: Konrad o el niño que salió de una lata de conservas

TRENDING

Hace algunos meses, tuve la oportunidad de leer un libro que me dejó pensando varias cosas. Muchas lecciones interesantes pueden venir en formato de libro para niños. Fue así como me encontré leyendo cierta novela de Christine Nöstlinger. Un libro que critica a quienes buscan que los demás cumplan con los arquetipos –en lo personal y en  lo familiar– para encajar en una sociedad en la que los moldes ya están hechos.

La señora Berti Bartolotti, quien nunca ha vestido como los demás y que modifica su ropa para ser especial, no tiene un trabajo de oficina sino que teje las alfombras más lindas y caras, y su obsesión por mandar cupones para recibir promociones la convierte en mamá.

Imagina que un día llega a tu casa un misterioso paquete, pero como te encanta utilizar los cupones que te regalan, asumes que será uno de esos. Viene con la etiqueta que reza que una vez abierto el producto, la empresa no se hace responsable. Agregas el agua suficiente y ahí está Konrad, un pequeño niño que te dice “mamá”.

Konrad es un niño preparado para ser un gran hijo y recibir mucho cariño, para ser un gran alumno y hasta un buen amigo; sin embargo, la sociedad en la que se abre su lata no está preparada para un niño como él. Konrad  va aprendiendo que la obediencia no siempre conduce a hacer amigos, pero también hay niñas que defienden a los niños.

Un punto importante en la obra es que los personajes asumen lo que los demás necesitan conforme a su propia experiencia, sin darse cuenta de que el ser distintos también deriva en un ideal diferente. Por ejemplo, la señora Bertolotti tendrá que lidiar con la perspectiva que el señor Egon, el farmacéutico y su casi-novio, tiene sobre cómo es una buena madre: aquella que se preocupa por la correcta alimentación, puntualidad y desempeño escolar de sus hijos. Ella, en cambio, considera que debe preocuparse por la ropa, juguetes, comida y amistades para el niño

El mayor reto que enfrentará la nueva familia de Konrad es la transformación del que muchos considerarían el hijo perfecto a un niño tan común, contestón, grosero y maleducado, como la mayoría de los niños de su edad para que la fábrica de la que provino enlatado no los separe y lo lleve a un nuevo hogar. ¿Podrán aceptar el cambio de lo que consideraban perfecto?

Uno de los argumentos que maneja la autora es que podemos procurar a las personas que queremos, incluso asumirnos parte de su familia adoptándonos, pero no podemos obligarlos a ser como nosotros queremos; qué tanto dejamos que los demás nos digan qué es lo correcto y qué tanto lo aceptamos depende de nosotros.

Considero que Konrad o el niño que salió de una lata de conservas nos enseña que no hay una única manera de ser o de actuar, que no hay manuales para ser, que está bien querer ser especial y hacer lo que consideramos correcto aunque no todos estén de acuerdo.

¿A ustedes qué les parece?

Staff Atomix
Equipo de editores de Atomix.vg