El viaje a la India estaba cerca. Era febrero de 1968 y The Beatles estaban, un domingo, con Abbey Road casi vacío. El plan original para el 11 de febrero era trabajar en un promo de “Lady Madonna” pero los muchachos estaban particularmente animosos (¿quién no lo estaría en esa época antes de ir a tan exótico lugar?) y decidieron terminar, grabar y mezclar una sola canción en un día: con la letra en un trozo de papel que John le presentó a todos “Hey Bulldog”.
“Sólo dinos cuando salga una buena”, le dijeron a George Martin y se echaron 10 tomas en mono mientras los grababan a todo color. Todo era –como diríamos ahora– risas y diversión, y en una de las grabaciones los chicos ladraron, gritaron y bailaron en lo que más adelante sería un outro único. Geoff Emerick recuerda el momento como uno de los más alegres antes de las tensas sesiones de The Beatles (White Album) posteriores al viaje a la India. Tampoco estaba Yoko.
Naturalmente yo, Aureliano Carvajal, no estuve presente en dicha sesión pues, naturalmente, no había nacido. Era algún momento de 1999 cuando me enteré de la existencia de Yellow Submarine y al ver la película –entonces en flamante DVD– conocí mi canción favorita de aquellos alegres muchachos: “Hey Bulldog”. Más adelante me topé con el video editado de aquel 11 de febrero: McCartney tenía 26 años, Lennon 28.
Años después, el propio Paul acompañado de Ringo anunció The Beatles Rock Band: llegaría un 09/09/09 junto con las remasterizaciones de la discografía. Mi pregunta era: ¿tendría The Beatles Rock Band aquella canción “Hey Bulldog”? Cuando me enteré de que sí estaría, la adquisición pasó de ser must-buy a must-buy-alpha-plus. Ya no era opción. Era necesario.
A diferencia de mi amigo Irving Perés, mis capacidades musicales son nulas, pero me las había ingeniado para aprender la canción mencionada y “Lovely Rita” en bajo. El bassline de “Hey Bulldog” me fascina y, estando en la época dorada (y efímera) de los videojuegos de instrumentos de plástico, no podría sino imaginarme tocando el pegajoso riff ante la pantalla.
Un amigo se iba a comprar Little Big Planet 2, incluso lo había apartado y el día que tenía que estar, pero no estuvo. Con ganas de comprar algo en un posible rant del que no fui testigo, se compró The Beatles Rock Band. Ya estamos lejos de aquel 09/09/09: “Me compré, TBRB, ¿no quieres caer?”, me dijo por teléfono. Llegué casi instantáneamente. Mi amigo, que bien me conoce, me dijo que si quería tocar “Hey Bulldog” tomara en cuenta un trofeo: That’s It! You’ve Got It! (Get a 350-note streak on bass.)
A él le tocó ser Ringo. Yo, Sir Paul. Y aquel día estuve un poco más cerca de Abbey Road. En el estudio 3. En los EMI Studios. En Londres. Por pura emoción canté mientras tocaba el bassline y también hubo gritos y ladridos. No hubo coros, ni alguien que fuera George ese momento, pero The Beatles Rock Band me divirtió mucho: el dreamscape intentaba ser lo más parecido posible al video que grabaron en la sesión del 11 de febrero de 1968 y todo era alegre, casi como antes de ir a la India. Obviamente no conseguí el trofeo aquella tarde