Por: SoraSnd (@SoraSnd) Son las 3:00am en un martes y sigo trabajando, me llega un mensaje inesperado de un amigo; la recomendación más extraña que alguien me haya hecho: “Si no estás viendo Regular Show en este momento, mejor vete a dormir”.
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Muchas veces, uno de los recursos más utilizados por los dibujos animados es la comida. Quién no recuerda a varios de nuestros personajes favoritos, disfrutando de tal o cual alimento de una manera muy especial, asunto que por supuesto, provocaba que en automático, se nos antojara, deseando que en realidad existiera. Como parte de nuestros contenidos por Atomix Toons, nos dimos a la tarea de seleccionar las comida más deliciosa de las caricaturas. ¿Cuál es tu favorita?, ¿qué otra recuerdas?.
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Recuerdo aún aquellos días, hace un poco más de quince años, donde por alguna razón faltaba a clases y podía quedarme toda la mañana viendo caricaturas; llegaba un punto en el que empezaba a desmenuzar cada escena y me ponía a reflexionar sobre todo el trabajo que hay detrás de hacer una caricatura. Aún entonces, suponía que no era tan difícil pues sólo había que dibujar cuadro por cuadro y ¡listo! Tenías una caricatura lista para ser transmitida por cualquier canal para niños (¡Qué ilusa!).
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Todos fuimos bebés aunque es una etapa de nuestras vidas que muy difícilmente recordamos, es más, lo poco que queda de ello en nuestras memorias quizá ni siquiera son imágenes, sino sentimientos que se despiertan de alguna manera en nuestra vida cotidiana y muchas veces ni siquiera sabemos la razón de ello. De esta manera, ser bebé es una gran interrogante y un misterio, una gran oportunidad que Arlene Klasky, Gábor Csupó y Paul Germain tomaron y aprovecharon para entregarnos uno de los shows animados más brillantes de la década de los noventas.
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Por: Mathilde Rojas Es sencillo perderse en interpretaciones burdas o pomposas cuando nos enfrentamos a una caricatura como Aeon Flux. El avant garde que permeó parte de la década de los noventa, junto al absurdo y el espíritu de hastío y desasosiego de gran parte de esa generación, permitió a autores como Peter Chung explayarse lo necesario para que el televidente no entendiera absolutamente nada de lo que sucedía en pantalla.
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Pedro colgó el cuernófono, creo que están cruzadas las lianas. Fragmento de Los Picapiedra Por: Laura Sofía Lo que más recuerdo de mi infancia al encender el televisor y encontrarme con Los Picapiedra eran aquellos aparatos tecnológicos que me confundieron demasiado en mis clases de Historia: durante mucho tiempo pensé que los hombres milenarios de las cavernas en verdad usaban cocodrilos-lavadora o pelícanos-manguera.
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“Yo lo conocía antes de que fuera cool”. “A mí me gustaba antes de que fuera popular”. Ambas son frases altamente famosas por esta tribu urbana popular conocida como “los hipster”, quienes destacan por regodearse de tener gustos súper alternativos e independientes de lo “mainstream”.
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Por Ryudo (@Ryudokun) Seguramente en algún momento al igual que muchos de nosotros, comenzaste a seguir alguno de los shows que Cartoon Network ofrecía. Muchas nuevas ideas vinieron en los tiempos de los clásicos como El laboratorio de Dexter, Johnny Bravo, Las chicas Superpoderosas y un variado y bien hecho bloque de animación. Pero el tiempo pasó y las series clásicas fueron terminando
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por Alina Hernández (@AlinaHernan) Yo quería hablar de Mansión Foster para amigos imaginarios. Lo juro. Llevo casi dos semanas intentando escribir sobre lo genial que era esta caricatura y cómo los personajes revivieron en mí los recuerdos de una amiga imaginaria que tuve cuando tenía 9 o 10. ¡Oh, Aquella época de mundos y posibilidades infinitas!
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Demencia, mocos, comedia, ópera, homosexualismo, irreverencia, sátira, jazz, amistad, pedos, humor, parodia, vómito, rockabilly, desnudez, y muchas, pero muchas cosas más mezcladas en una licuadora. Así es cómo se podría definir a la serie animada: The Ren & Stimpy Show, una caricatura que rompió todos los moldes y se atrevió a hacer cosas que hasta la fecha pocos han podido igualar.
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Era, creo, 1994. Pongamos que tu servidor, con 6 años, estaba leyendo una revista de la época. Como la Eres, pero sin la primera dama en la portada. La tapa con neopsicodelia y mezclilla rota. Jar of Flies, de Alice In Chains, en las reseñas de discos. A contrapágina la fotografía de Kurt Cobain cuando era niño, acompañada de la frase “una bala atravesó su atormentado cerebro”. Y, justo debajo de esa nota, la imagen de Beavis & Butthead haciendo headbanging.
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Las caricaturas son un producto extraño ¿no lo creen? Por lo general suelen ser vistas como algo exclusivo para niños: infantiles, simples y hasta bobas, como una producción que solamente puede disfrutar y gustar una mente pequeña. No obstante, también hay casos en los que éstas son adoptadas y consumidas por un público más maduro, adulto y con un mayor criterio, que comienza a exigir animaciones que aborden temas más fuertes, complejos y mejor desarrollados; menos infantil, vaya. Sin embargo, existe una caricatura que logra situarse en un punto intermedio sin caer en un polo u otro, algo que suele ser extraño en este tipo de producciones: La vida Moderna de Rocko.
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Los niños que han visto caricaturas crecen para ser adultos que tienen nostalgia por las caricaturas que veían Por Mariana Orantes (@Maorant) A finales de la década de los noventa tener Cartoon Network significó una revolución en la forma de ver caricaturas y para algunos de nosotros también significó un cambio social. Digo “algunos de nosotros” porque entre los lectores de este ensayo deben existir quienes siempre han tenido acceso al canal de televisión de paga: Dios los bendiga.
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Hablando sobre videojuegos y caricaturas, algo que no podíamos dejar pasar en Atomix Toons son las caricaturas de nuestros clásicos juegos de video. Las series animadas inspiradas en títulos de arcade como Qbert, Donkey Kong y Pac-Man se transmitían desde los 80s, siendo el primer Show de Mario uno de los últimos programas con caricaturas de esa década (¿recuerdan la caricatura de The Legend of Zelda?).
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Después de más de tres décadas de autentico surgimiento de la animación como industria, llegaron los maravillosos 80, época en la que en general, todo el entretenimiento, sobre todo en occidente, se encontraba en pleno auge. Gracias a esto, tuvimos la fortuna de contar con grandísimas caricaturas, varias de ellas convirtiéndose en parte esencial del crecimiento de muchos de nosotros.
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¿Les ha pasado? Están en una reunión cualquiera y de pronto alguien se acuerda o trae a la plática alguna caricatura. La antigüedad de la serie animada podrá variar algunas décadas pero, si todo va bien, otro (tal vez emocionado por la nostalgia) continuará el tema con alguna anécdota relacionada. Podríamos decir que todos, en algún momento, hemos recordado las caricaturas que veíamos en la infancia: tal vez una frase, una peripecia fabulosa o un personaje particularmente llamativo.
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Expertos como siempre en el área de los mejores contenidos escritos (ya les hice una selección de los mejores Features de 2014), en Atomix ya tenemos preparada la primera sorpresa del 2015. ¿De qué se trata? Aquí un teaser.
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