Ya estamos a nada del Mundial de Brasil y en Atomix estamos más que preparados para el evento. ¿Qué mejor forma de celebrar este fabuloso suceso deportivo que con unos Features pamboleros? Es imposible hablar de fútbol y videojuegos sin recordar con alegría a International SuperStar Soccer en sus entregas de SNES. Ven y recuerda esta gran serie deportiva con nosotros.
Me tocó ver el partido regresando de la primaria. No sabía mucho de fútbol, pero sí ubicaba (levemente) a varios jugadores; mi madre, en cambio, conocía a Hugo y aseguraba que debía entrar a la cancha a salvar ese 1-1. Para desconcierto de todos, esto no sucedió y la tanda de penales iniciaba con la cara de culpabilidad de García Aspe tras fallar el primer tiro. Yo era de los muchos niños con uniforme de Jorge Campos entonces; sin embargo, la emoción de su única atajada nos duró poco. El gol de Claudio Suárez sólo hizo que la herida fuera menos aparatosa. México se despedía del Mundial con una derrota ante Bulgaria y con el fantasma de los penales más vivo que nunca.
Tuve que ver lo mejor del Mundial de 1994 años después y de la selección mexicana me quedan los muñequitos que regalaban en los cereales Kellog’s. ¿Fue esta época la que me dio el gusto por el fútbol? Y, más importante: ¿fue mi inicio en los videojuegos del deporte?
No tanto. Posiblemente, como a algunos de los que me leen, mis primeros juegos de soccer fueron los más bien genéricos de NES, GOAL y, mi favorito, Nintendo World Cup con Kunio-Kun y México y los cachirules. Todos ellos llegaban a mí sólo los fines de semana, cuando los rentábamos en el videocentro local. Super Soccer y Champions World Class Soccer fueron los primeros juegos de fútbol que llegaron a mi SNES. Una vez más, sólo rentados.
La pasión deportiva llegó a la casa Carvajal con el Mundial de 1994. Y, así como la pasión boxística hizo que me regalaran Punch Out!! después de ver a Chávez vencer a Taylor, en 1995 recibí International SuperStar Soccer, en cuya portada yo juraba ver al mismísimo Jorge Campos.
No fueron sus modalidades las que primero me atraparon, sino su jugabilidad. Recién lo iniciaba y fui a un Open Game. Había algo de arcade y algo de realismo que no recordaba haber sentido antes. Al tener el balón, al pasarlo, incluso las primeras ocasiones que intentaba correr sentía algo de libertad que hacía que muchos de los otros juegos del momento me resultaran acartonados, simples.
A pesar de no contar con las licencias de los futbolistas profesionales, detalles como los números en sus playeras y algunos rasgos que los asemejaban a las estrellas que había podido ver en el reciente Mundial me hacía decir “éste es tal delantero, éste es tal portero, etc”. Incluso llegué a disfrutar la animación del balón al momento de disparar hacia la portería y a reírme cuando tiraba a las personas tras ellas.
Escenario era una de las modalidades que más me gustaba y cuyo legado sigue viéndose en juegos de más reciente generación. En aquel momento, revivir duelos como el de Rumania vs Argentina y Bulgaria vs Alemania era experimentar en carne propia la tensión de los jugadores ante un marcador adverso; era estar como nunca antes en 1994. ISSS, como ningún otro juego en ese momento, te contagiaba de algo único: la pasión que se vive dentro de la cancha.
Como en casi todo y con varios (muchos, casi miles, o tal vez menos) partidos detrás, al final uno encontraba la maña para hacer jugadas más elaboradas y hasta de fantasía: pases, sombreritos, palomitas, bicicletas y uno que otro drible apantallador hacían de las retas de entonces verdaderos espectáculos.
Si bien la primera entrega de ISSS no está libre de glitches y de formas para humillar al CPU (incluso en su máxima dificultad), el juego se convirtió en un clásico para jugar con los amigos y lo mejor estaba por venir.
Pantalla negra. Barrita de neón rosa bajando. El logo de Konami se encendía con su sonido característico. Estática de televisión. “We Love Soccer!” S O C C E R. Y llovían balones. ¡Llovían balones! Es difícil olvidar al jugador que hacía un disparo en blanco y negro e, incluso sin escucharlo ahora, la voz del narrador que decía: “International SuperStar Soccer Deluxe”.
Eran tiempos lujosos. 1996 fue el año de la Euro Copa en Inglaterra, cuando no se esperaba ver a la Republica Checa, con el entonces joven Pavel Nedvěd, enfrentarse en la final a Klinsmann y compañía. Y para quienes habíamos jugado la primera entrega, International SuperStar Soccer, la versión Deluxe era un bien necesario.
Los modos de juego eran los mismos. International y World Series estaban de regreso para experimentar nuestro propio Mundial y una Liga, que hasta la fecha recuerdo larguísima. ¿Qué era distinto entonces? Una vez más, la mejor forma de experimentarlo era entrar a la cancha.
La inteligencia artificial había mejorado, incluso si jugaste en máxima dificultad en su versión anterior, no te garantizaba que dominarías a tus oponentes (y, sin embargo, con maña y aprovechando los glitches, también eran vencibles). En mi caso, aún tengo recuerdos de partidos épicos cuando no había amigos con quienes jugar ante el CPU. Por otro lado, la posibilidad de hacer torneos cortos personalizados (y con apenas 9 años de edad y mucha imaginación) creaba muchas situaciones emocionantes.
La magia aparecía en la cancha y un poco antes. ¿Cómo olvidar que para escoger una de las 36 selecciones disponibles podías ver su foto oficial antes del partido en la pantalla? Elementos como las caritas sonrientes-tristes para ver las condiciones de los jugadores y la facilidad para manejar formaciones y tácticas eran un plus para todos los clavados con la estrategia previa o durante los partidos.
Ya en un partido, ISSS Deluxe no dejaba de sorprendernos. La defensa en esta edición era mucho más difícil de penetrar, pero como jugador también teníamos nuevas armas, como la habilidad para controlar el balón presionando 2 veces el botón para correr más rápido; con la suficiente habilidad, uno podía terminar en un uno contra uno ante el portero. Las triangulaciones también eran buenas armas para descomponer a las defensas contrarias.
Grandes corajes podían provocar esos imanes, quiero decir, esos porteros. Con reacciones más rápidas, mejor colocación y salidas tiempistas, enfrentarse a un guardameta de dificultad 5 era una tarea bastante complicada de vencer, por no decir imposible.
ISSS Deluxe era una refinada nueva entrega de un título con calidad probada. Se sentía más fresco y, de hecho, más rápido que su antecesor, lo cual sigue siendo factor para lo emocionantes y cardiacos que podían terminar los partidos. El fútbol se vestía de puro lujo en el ya lejano 1996.
De 1996 a 1998, mis juegos de fútbol en el SNES de cabecera eran: International SuperStar Soccer Deluxe y Mega Man Soccer; a mi parecer, los mejores juegos del deporte en la consola, pero fue el primero el que más recuerdos me ha dejado.
Los duelos contra el equipo All-Star, el drama de los escenarios, las contraseñas y los cuadernos llenos de símbolos que usábamos para tenerlas a la mano y el coraje en caso de haberlas escrito mal; los árbitros que eran perros, las voces de “No foul?”, “He shoots”, “It’s a big kick”, “Good charge” y el siempre emocionante grito de “goal, goal, GOOAAAL!”; las tarjetas rojas cada que pateabas a un portero, los trucos para hacer 99 goles (y los goles de fantasía), los estadios, el clima, y más y más.
Si bien en 1997 tuvimos una fabulosa entrega de la serie para Nintendo 64, este pequeño Feature sólo quiere recordar un poco de la gran época en el SNES de uno de los juegos de fútbol que más infancias ha marcado y que debería estar en el Top 5 de los títulos del género de todos los tiempos.
¡Qué ganas de echar una reta de International SuperStar Soccer/Deluxe!
De mis amigos, fui de los últimos en obtener un Nintendo 64. Fue hasta 1998, año de un nuevo Mundial que recibió por primera vez a 32 selecciones. ¿Zidane se llevaría la Copa? ¿Nos dejarían ver los partidos en la primaria? ¿Raúl Rodrigo Lara nos llevaría a la victoria contra Alemania en los Octavos de Final?
En medio de tantas preguntas, un nuevo juego amenazaba con llevarse mi corazón ese fatídico 1998. Su intro sonaba más o menos así:
(Bueno. Tal vez no tan así, pero el remix está sabrosón)
