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El futbol se parece a la adolescencia. Es muy carnal,

PosterATomixWorldCuppasealaredmuy del corazón.

Manolo Preciado

por Gablot ier Van (@Gablot_ier_Van)

Final del torneo mundial. Faltan cinco minutos para que concluya el tiempo reglamentario. Alemania pierde por dos tantos ante un Brasil devastador. Ni Sieke ni Kunhert han logrado arañar siquiera la portería de da Silva; para colmo Bock no anda al cien y Stranz se lesionó antes de medio tiempo, por lo que tuvo que entrar Rilke, pero simplemente no da el ancho. En cambio, Ferreira, Vicento, Paco y Cicero parecen clones de Beckenbauer: todo el partido han estado finos en sus bloqueos, certeros en sus barridas y letales cuando se lanzan al frente. El Verde Amarela está a punto de coronarse campeón en el S. A. Main Stadium.

Parecía mentira que jugar contra el CPU en nivel 5 fuera tan complicado. Uno pensaría que, después de jugar FIFA en nivel Leyenda, cualquier otro título resultaría fácil; pero, International Superstar Soccer 64 (ISSS 64) siempre permanece a la altura. Contaba con un sistema de estrategia complejo y funcional, gráficos más que decentes para la época (1997), un narrador que se emocionaba en cada aproximación al área, gran variedad de celebraciones al anotar y jugadas de fantasía: bicicletas, quiebres, paredes; realizar un cambio de juego o lanzar un centro venenoso al área consistía en verdadera pericia con el control.

International SuperStar Soccer 64Considerado como uno de los mejores títulos de fútbol para Nintendo 64, se le puede reprochar una cosa: falta de realismo. No incluía factores como jugadores reales o el cansancio generado por la carrera desde un extremo al otro de la cancha (dos aspectos que ya se consideran los títulos recientes). Sin embargo, ISSS 64 (y sus sucesores, 98 y 2000) proveían los básicos necesarios para armar la fiesta grande del fútbol en un cuarto: un balón, una cancha y un equipo.

Bastaba con que se juntaran dos o más personas y tener los mandos suficientes para armar las “retas” (individuales o por equipos de dos), que podían durar horas, días, semanas. De ahí, seguramente, nacieron rivalidades entre directores técnicos: que si el estilo de juego no era elegante, que las faltas arteras, que la máquina siempre pitaba a favor del P1; cosas naturales en ese deporte inventado por los ingleses, perfeccionado por los brasileños y en el que siempre gana Alemania.

El balompié, en todas sus presentaciones, confirma la relatividad del tiempo: noventa minutos se reducen a cinco (aun así, el mísero minuto de compensación puede durar siglos si el contrario se te echa encima); y un mundial que dura todo un mes puede transcurrir en tres días (o menos). Igualmente, los rostros en el campo y los nombres impresos en las playeras, mismos que gritan los cronistas, varían (en mayor o menor medida) cada cuatro años.

ISS Pro EvolutionCon la llegada del Play Station One, apareció International Superstar Soccer Pro Evolution (ISS Pro Evolution). El juego ya incluía algunos jugadores reales, aunque el nombre venía mal escrito; aún me pregunto cuántos nos habremos pasado días enteros buscando la ortografía correcta de cada nombre, particularmente, de aquellos equipos con los que uno jugaba: Alemania, Argentina, Brasil, México.

No abandoné las canchas de pixeles, pero me estanqué con esos jugadores que alguna vez escuché por esos años: Zidane, Davids, Bierhoff, Beckham, Chilavert, Peruzzi, Ronaldo, Roberto Carlos. Me encontraba tranquilo allí, me iba bien, aunque aburría conocer de memoria el juego, la poca variedad de movimientos, estrategias y los gráficos.

Entonces, apareció una cara con la que había tenido conflictos serios: Lionel Messi en la portada de Pro Evolution Soccer 2011 (PES 2011) para Nintendo Wii.

Le di una oportunidad. La modalidad “Liga Máster” (ahora, un clásico en la saga de PES) resultó muy atractiva: no sólo era jugar con los personajes típicos de esta modalidad (que, sobra decirlo, todos tienen dos problemas al jugar: uno es la pierna izquierda, el otro es la pierna derecha), sino tener la opción de fichar a un jugador del equipo contrario, si uno ganaba el encuentro.

El verdadero motivo que me tenía enganchado jugando consistía en un título de otra franquicia: FIFA World Cup South Africa 2010. El juego conmemorativo del mundial que recién había pasado, un título entretenido lleno de datos curiosos sobre otros mundiales, pero completamente inútil para sentirse parte del juego. En efecto, la fiebre del mundial me había dado duro y a traición

Ahí fue mi recaída: adquirí el FIFA 12 y, pocas semanas después de su lanzamiento, FIFA 13. El juego ya era otro. Muchas caras por (re)conocer, nuevos estilos y movimientos, nuevas estrategias (eso sí, ningún sistema tan completo y complejo como el de ISSS 64) y la modalidad “Carrera” para cumplir el sueño frustrado de jugar profesionalmente o dirigir y armar el equipo de tus sueños. Aunque la modalidad Ultimate Team para competir en línea es buena, el sistema de “fichaje” y manutención del club son muy cuestionables: abrir un sobre de “recursos” (jugadores, contratos, uniformes, etc.) y administrarlos, intercambiarlos o venderlos es una mezcla rara de fútbol con TCG.

south-africa-2010

Ahora transcurre Brasil 2014. El juego retorna a campo sagrado, a la tierra de Pelé, Zico, Ronaldo, Ronaldiño, Rivaldo, R. Carlos, Taffarel. La final del mundial regresará al Maracaná; todavía no se ha decidido nada, pero Brasil, Holanda y Alemania (como siempre) se presentan como candidatos favoritos al título.

Las calles y las consolas se inundan nuevamente de equipos pasando el balón como ráfagas, de jugadas de fantasía (ahora también llamadas “de videojuego”), de errores infantiles en las porterías y hachazos a las piernas de los habilidosos.

“El futuro del fútbol se encuentra en el pasado”

Hace cuatro años, la gran fiesta del futbol logró que los feligreses, en ese momento incrédulos de los partidos y los héroes que se forjaban en las ligas locales europeas, miraran nuevamente hacia el campo, al esférico, a las redes, a veintidós pares de pies sobre el pasto.

Ahora, la competencia reincide y en la pantalla aparecen más de una vez al día (en carne y hueso o pixeles) las figuras de CR7, Peralta, Ochoa (tras el partido con Brasil), Sneider, van Persie, Neymar, Messi.

Los niños lo admiten abiertamente: “Yo soy Lio” mientras pulsan “Aceptar” cuando eligen a Argentina y se pelean (como históricamente ha sido) por ser el P1. Los mayores, que aún juegan (ya no tanto en las calles, mas sí continuamente en la consola) no lo gritan, pero lo piensan. Ser Lio, Ibrahimovic, Rooney, Falcao.

Fifa 13 Messi Wallpaper HD

No importa la edad, ni el medio en que se ruede el balón: cuando el esférico cruza la línea de meta se puede sentir la gloria.

Desde ISSS 64, los gráficos han mejorado, los sistemas de juego se han vuelto más interesantes y amigables, las nuevas caras emocionan, los nuevos magos del balón seducen (intentar sus jugadas de fantasía, en la vida real o en la consola, resulta tentador). Sin embargo, en este deporte uno está obligado a ver hacia atrás casi todo el tiempo. Bien lo dijo Cappa, “el futuro del fútbol se encuentra en el pasado”: los grandes goles de Pelé, la férrea defensa italiana que hizo fama y estilo, el estilo exquisito y lento de la Colombia de Higgita, la solidez alemana; todos siguiendo la tradición que Maradona plasmó en la cancha y con una frase: “la pelota no se mancha”.

Por eso, resulta preciso sacar la vieja consola de 64 bits, desempolvarla, insertar el cartucho con un balón estampado sobre un fondo azul eléctrico y saludar a esas caras tan conocidas; verlos saltar al campo, tomar sus posiciones sobre el césped y esperar las letras que pintan “Kick Off”; pulsar A y continuar el eterno juego. Porque “el fútbol es más que tocar una pelota”, diría Menotti, más que los dribles, los lances imposibles. El fútbol es sufrir la trayectoria del esférico cuando se comba, gritar de rodillas un gol propio o ajeno, real o virtual; es llorar, enojarse, reclamar al árbitro (presente o remoto, de carne y hueso o pixeles) y cantar a pulmón suelto, vayas ganando o perdiendo.

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