En Naughty Dog hacen los juegos que quieren. El estudio modifica sus herramientas de desarrollo para poder llevar a cabo sus caprichos. No piensan en otra cosa que no sea su juego. Uncharted 3: Drake’s Deception utiliza un motor que, de manera artesanal, está pensado sólo para cumplir un fin: crear el mejor videojuego de todos los tiempos. Durante las horas que dura, no tengo dudas de que lo lograron.
Uncharted 3: Drake’s Deception tiene un 10 perfecto y sólo porque, desgraciadamente, debo asignarle una calificación. Sin embargo, hay un punto en el que los números no son capaces de explicar el producto (¿cuándo sí?). Uncharted 3 no es un título de esta generación: es un juego adelantadísimo que, como si fuera el fantasma de la Navidad futura, visita al PlayStation 3. ¿De qué otra forma podríamos explicar lo superior que es a todo lo que hay ahí afuera?
Uncharted 3 no se ve como nada que haya visto, no se siente como nada que haya jugado. Me sorprende cómo ningún otro juego lo ha conseguido. Sus personajes son ya tan palpables que cualquiera que haya estado con Drake desde el primer título lo siente como un amigo: es más que un avatar en la pantalla.
Nunca deja de impresionarme lo adecuado y preciso que es Uncharted todo el tiempo. No sólo ajusta y moldea el control para cada situación específica sin que lo notes, sino que también las animaciones de Nathan responden, no solo a tu input, sino también al entorno. Es como cuando en Wind Waker los ojos de Link voltean a observar objetos importantes (sólo que elevado a un nivel hasta ahora desconocido para los videojuegos).
Muchas veces los videojuegos son criticados por ser lineales; sin embargo, el problema no tiene nada que ver con ir del punto A al punto B. El problema es que nos lleven de la mano y sea demasiado obvio. Uncharted 3 es un videojuego tan pulido que cuando el personaje en la pantalla consigue algo, la satisfacción se siente en carne propia. El usuario está tan absorbido en la situación que eso es lo que ocurre.
Hoy en día, los videojuegos son un tema tan amplio y lleno de matices que hay ramificaciones muy marcadas. El género de Uncharted 3 no podría ser comparado con otros: es el mejor, porque no hay nada que se le acerque —ni siquiera remotamente.
Uncharted 3 no es lo mismo que Tetris y aún así está dentro del mismo medio. Si tuviéramos que hacer el ejercicio de compararlos para definir a cada uno, diría que Uncharted 3 es más como una película y Tetris como un deporte. El título de Naughty Dog es como una atracción de Disneylandia, por lo menos se siente así; la ventaja es que está en un disco, en nuestro librero, disponible para nosotros y todos los que tomen la caja en sus manos.
En toda mi vida han sido escasos los videojuegos capaces de transportarme a otro lugar. Pongo un ejemplo: mientras caminaba por una oscura cueva, la luz de una antorcha iluminaba sólo un poco de la oscuridad abismal que me rodeaba y la sensación de descubrimiento era abrumadora. Mi pensamiento sólo estaba ocupado por lo que podría encontrar en ella. Podía oler la cueva, sentir su humedad. No sé cómo lo logro Naughty Dog.
El nivel de detalle en los escenarios es sorprendente. Las texturas están tan bien hechas y el sentimiento de abandono y la maravilla del descubrimiento son tan fuertes que dos preguntas surgían repetidamente en mi cabeza: ¿Cómo alguien pudo olvidar algo tan valioso? ¿Cómo algo tan palpable puede no existir? Realmente me moría de ganas por sacar una cámara y empezar a tomar fotos.
Uncharted 3 presenta las situaciones de tal manera que en todo momento me sentí obligado a presentarlo de la mejor manera. El director de película que todos llevamos dentro acomodaba el ángulo de la cámara para presentar las tomas cinematográficas en todo momento. El juego te incita a hacerlo y seguramente caerás en la tentación de jugar al cine aunque no estés acompañado. Es como desear llevarme la mejor experiencia posible, como si todos fuéramos partícipes de la presentación de Uncharted 3. No sólo se trata de Drake, también se trata de la forma en la que queremos experimentar el juego. Sería un experimento interesante permitirle a un segundo jugador controlar los ángulos de la cámara, sobre todo en un videojuego que es un dulce para los ojos en cada segundo de su duración.
Uncharted 1 y 2 evocan este mismo sentimiento, en especial el segundo. Aún así, en el pasado había momentos en los que podíamos ver los hilos detrás de las marionetas. Y, aunque la perfección también duró durante medio juego del segundo, es en el tercero cuando estos hilos se borran. Estamos frente al nuevo estándar en el desarrollo de videojuegos. A fin de cuentas, de eso se trata: de sorprender al usuario; si hay un juego que tiene ese requerimiento cumplido en el tope de su lista de pendientes, ése es Uncharted 3.
Siempre he estimado muchísimo a Victor Sullivan —”Sully” para sus compadres—; pocos videojuegos tienen una figura paterna como él. Realmente es un placer tener personajes tan bien logrados a tu lado. Aunque (sin arruinar nada) hay algunas sorpresas, en ningún momento del juego los protagonistas pierden su esencia. Nathan Drake y todos los personajes del juego se convierten en personas, sobre todo luego de tres juegos con ellos. No puedes evitar que te importen: son parte de tu vida, de una de las mejores series de la historia. Los lazos de amistad se profundizan en Drake’s Deception: su pasado le da forma al futuro y a cada uno de los diálogos que hay entre ellos. Aunque estés controlando a Nathan, los demás personaje son tan fuertes como el oro.
Hubo un momento en el juego cuando Nathan les hacía unas señas en silencio a sus compañeros sobre cómo empezar el ataque. Sin querer agaché la cabeza como si me lo estuviera diciendo a mí. Realmente nunca había estado en una situación similar, por lo menos no frente a una pantalla.
Ocasionalmente, Greg Edmonson y su música visitan muestras bocinas para añadirle el toque final a la situación. Nunca ha sido invasivo, pero nos hace sentir como Indiana Jones. Uncharted 3 es una lluvia de aventura. La actuación de voz es tan buena y está tan en sincronía con sus personajes, que no escucharás a Nolan North, pues estarás frente a Nathan Drake. Todos los personajes se sienten reales. Por fin lo lograron y no era cuestión de MotionScan o de que la tecnología imitar a los actores, sino de la delicadeza de los detalles.
Al terminar la campaña de un jugador, te esperará un sólido multijugador. El cooperativo de Uncharted 2 está de regreso y mejor que nunca. Lo demás son modos con los que seguramente están familiarizados. Más de uno se sorprenderá con lo divertido que puede ser algo tan tradicional como el balanceado paquete que Naughty Dog nos presenta en esta tercera entrega.
Sería difícil decir que Uncharted 3 se conservará perfecto para toda la vida; simplemente no me puedo imaginar un mejor juego del género ahora. Uncharted 3 es la mejor aventura de esta generación, una que genuinamente te hará viajar por todo el mundo y explorar sus confines más remotos. Déjate llevar por Naughty Dog en esta fantástica aventura. IT DOESN’T GET ANY BETTER.
Score 10
Nota: Uncharted 3: Drake’s Deception viene con la opción para jugarlo en español e inglés.