El cine de superhéroes está lleno de altibajos. A pesar de contar con grandes historias, las versiones cinematográficas de nuestros personajes favoritos muchas veces son diferentes a sus versiones originales con el afán de contar historias que sean más realistas y llenar la sala de cine. Ejemplos hay varios, podemos recordar la mala adaptación de Green Lantern o aquellos fallidos intentos de abordar las historias de Los 4 Fantásticos.
Ambos ejemplos cuentan con historias sumamente complejas que involucran teorías de nuestra existencia en el espacio tiempo, universos alternos, vida en otros planetas y hasta el impacto que tienen las emociones en la energía del universo. Sin duda, adaptar estas historias no es tarea sencilla, es algo complicado y hasta el momento no se ha logrado de forma exitosa.
Por supuesto también tenemos historias del mismo grado de complejidad y que han sido más del agrado del público. Una de ellas es la que nació en 2014 cuando el “Internet” hizo de las suyas y publicó el material de prueba de un proyecto audiovisual protagonizado por Deadpool –o como a algunos les gusta decirle, el Mercenario Bocazas. Los fans perdieron la cabeza y de inmediato alzaron su voz como un tsunami para hacerle saber a la 20th Century Fox y a Marvel lo mucho que deseaban ver una película del personaje. Fue así como Ryan Reynolds y el director Tim Miller tuvieron luz verde para hacer su película y vaya que trajo muy buenos resultados, pues se convirtió la cinta con clasificación para adultos más taquillera de todos los tiempos.
Como era de esperarse, la secuela de la exitosa cinta de 2016, Deadpool 2, pronto comenzó su desarrollo, pero durante el proceso sufrió algunos tropiezos. Para empezar, el director original, Tim Miller, salió del proyecto, siendo sustituido por David Leitch, quien es conocido por estar involucrado en películas como Conan the Barbarian (2011), John Wick y Atomic Blonde. Posteriormente, durante el rodaje de la fotografía principal, una de las dobles de acción lamentablemente perdió la vida en el set, lo que suspendió temporalmente la producción de la cinta.
Pese a todo esto, el proyecto salió adelante y se estrenará el próximo 18 de mayo –más pronto de lo que puedes decir chimichanga– pero, ¿estos tropiezos afectaron al producto final? ¿Es Deadpool 2 tan ñera y agradable como la primera? Acompañame a descubrir la respuesta en la reseña de Deadpool 2.
La película retoma la vida de Wade Wilson justo donde la dejamos en la primera entrega: el mercenario vive una vida “plena” marcada por la matanza –lo que viene siendo su trabajo– y el amor. Para no hacer spoilers, sólo les diré que Wade se ve obligado a cambiar su forma de ser, lo que eventualmente lo lleva a involucrarse en la vida de un joven mutante llamado Russel, quien necesita de su protección debido a que Cable, una amenaza del futuro, intentará acabar con su vida.
No pienso decirles más al respecto porque no quiero arruinar las sorpresas que Wade les tiene preparadas. Lo que sí les puedo comentar es que el desarrollo de la trama es bueno, quizá no tan interesante como lo fue en su primera entrega, pero está muy lejos de ser malo. La película dura casi dos horas y en ningún momento pensé algo como “que ya termine” o “que pu@# huev%&”, sino todo lo contrario, quería ver más batallas, escuchar más bromas y descurbir más referencias. Estoy seguro de que cuando la veas te va a pasar lo mismo y es que uno de los principales factores para permanecer tan atento es la generosa cantidad de intertextos que incluye la película. Desde el principio, las referencias a otros productos de la cultura pop, tanto en lo visual como en los diálogos, te volarán la mente, sobretodo por la forma tan graciosa en la que se presentan, lo que me lleva a hablar de uno de los puntos que no me agradó tanto de la cinta: las bromas.
No se me espanten mis chimichangueros, les garantizo que se van a reír por montones con las bromas que hay sobre el personaje, el universo de Marvel, la música y todo eso que a muchos nos gusta de la cultura pop, pero hay algunas bromas que se sienten forzadas, particularmente las que tienen que ver con las películas de DC, –¡Espera! Antes de que arremetas con odio el teclado y escribas con mucha furia que soy un @$%&?!!! sigue leyendo– ya que me hicieron pensar algo como “ya basta Wade, ya está muerto”. Lo gracioso de una broma se pierda cuando escuchas más de una vez el mismo chiste y en Deadpool 2 esto llega a ocurrir.
Ahora, en cuanto a los personajes, los escritores Rhett Reese, Paul Wernick y el propio Ryan Reynolds, se las arreglaron para darle emociones más humanas a Wade, para llevarlo a cuastionar su propia forma de ser. El equipo creativo nos presenta una versión más sensible del personaje y nos muestra cómo es que reaccionaría a situaciones nuevas y mucho más complejas, lo que da mucha más frescura a un personaje que ahora todos conocemos. La trama no es la más novedosa, pero si está construida con mucho ingenio para mantener la risa y el interés del espectador.
Por si fuera poco, la barrera de la cuarta pared se vuelve a derrumbar en más de una ocasión, manteniendo la esencia del personaje creado por Fabian Nicieza y Rob Liefeld en 1991 y que ha evolucionado para convertirse en un ente que es consciente de su propia existencia, que sabe que es un personaje de ficción que vive en el universo de los cómics –aprovechó la oportunidad para recomendarte la series Deadpool Kills the Marvel Universe, Deadpool: Killustrated y Deadpool Kills Deadpool.
La película está protagonizada por Ryan Reynolds, Morena Baccarin, Brianna Hildebrand, Leslie Uggams, Stefan Kapicic y Karan Soni, quienes repiten sus papeles como Deadpool, Vanessa, Negasonic, la ciega Al, Colossus y Dopinder, respectivamente; junto a ellos también aparecen Julian Dennison, Zazie Beetz y Josh Brolin, quienes interpretan a Russell, Domino y Cable.
Claro que hay más actores en pantalla, pero su participación no es tan relevante como la de los mencionados arriba, es más como un cameo gracioso. Y hablando de cameos, te aconsejo que no pierdas detalle de la primera hora de la cinta porque hay uno en especial que te hará gritar como Flanders.
Las actuaciones son buenas. Cada personaje está interpretado de tal forma que, en conjunto, logran crear una relación de amistas –con toques de amor y odio– muy divertida. Lo anterior se ve particularmente reflejado en la relación que tiene Wade con Domino, Cable y Russell.
También destacan los momentos aleatorios en los que parece que Reynolds está improvisando con sus mejores armas del baúl de la vulgaridad y la actuación de Brolin, quien después de haber interpretado al mejor villano del MCU, Thanos, ahora utiliza un brazo de metal para recrear un personaje totalmente diferente al señor morado.
Visualmente, la cinta luce muy bien. Las secuencias de acción son sangrientas y seguramente te quedarás boquiabierto con algunos de los movimientos de Deadpool y compañía. Te advierto que habrá momentos en los que vas a decir “¡rayos! eso fue excesivo”, pero estos elementos son ideales para una cinta de esta naturaleza. El efecto es tan bueno, que mientras veía la cinta en más de una ocasión escuche a los demás hacer un ruido como de asco, ya sabes, ese sonido que viene acompañado de una mueca de desagrado.
La producción se ha encargado de recrear escenarios de forma verosímil. Por ejemplo, la escena en la que se introduce a Cable es justo como se debería ver, no está para nada exagerada, ni es alargada sin sentido, va directo al punto. Por otro lado, los elementos generados por computadora no son tan destacados, pero sí están bien implementados y hasta incluyen una graciosa broma sobre el CGI que te va a dejar con cara de “no memes, ¿realmente acabo de ver eso?”.
Ahora, sus encuadres y secuencias están bien logrados. Quizá aquí había espacio para explorar planos totalmente descabellados y hasta romper algunas de las reglas cinematográficas más comunes, después de todo es Deadpool, un sujeto que básicamente no se rige por las leyes de este universo, pero supongo que la producción decidió no arriesgarse en este sentido.
Para rematar todo lo anterior, el soundtrack de la cinta es una selección de grandes canciones como Take On Me, All Out of Love y Bangarang –porque el Dubstep no está muerto– entre otras. Todas están colocadas de tal forma que generan un contraste muy simpático con respecto a lo que estamos viendo en pantalla. Por su parte, el score de la cinta, compuesto por Tyler Bates, es hilarante y hasta es el primero en recibir la Parental Advisory Warning (advertencia parental), así que vale mucho la pena que antes de ver la película te limpies muy bien tus orejas para disfrutar la experiencia sonora de Deadpool 2 al máximo.
En general, Deadpool 2 es una secuela a la altura de la primera entrega. Su desarrollo es bueno y te invita a permanecer extra atento a los eventos que ocurren en pantalla. Por otro lado, las relaciones que crean los personajes son emblemáticas y, si tienes un par de amigos lo suficientemente locos como para ver la cinta contigo, sentirás mucha empatía con los personajes. Su puesta en escena es muy buena y a pesar de no contar con mucho presupuesto, se las arregla para llevarnos a escenarios realistas, colocar efectos especiales aceptables y una cantidad de sangre y huesos rotos satisfactoria.
Lo que más me gusta de Deadpool 2 es que demuestra una vez más que la vulgaridad no debe de estar peleada con la creación de productos inteligentes que vayan más allá del típico chiste pastelazo –ese que te hace reír una sola vez y al momento– y que con poco presupuesto pero objetivos claros, el producto final puede ser verdaderamente bueno.
Adicionalmente, la cinta cuenta con varias sorpresas que dejarán a los fans con la quijada hasta el suelo –y los calzones abajo. Obviamente tiene escenas postcréditos, pero no te preocupes, no es necesario que te quedes en la sala hasta que veas el último nombre en la pantalla.
Yo, como muchos otros fans, espero que la próxima película del personaje, X-Force, no sea la última vez que veamos al buen Wade Wilson en la pantalla grande.