Disfruté mucho Deus Ex: Human Revolution, por eso me da mucho gusto que Square Enix tenga pensado ampliar a Eidos Montreal, sus desarrolladores.
LEER +Las listas de ventas en el Reino Unido han tenido un campeón invencible estos últimos meses: Zumba Fitness. No más. Deus Ex: Human Revolution reclamó el trono la semana pasada.
LEER +Cuando Dédalo construyó el Laberinto, ignoraba que el destino, fijo como hierro, lo prefiguraba prisionero de Creta y del Minotauro. Cuando el divino azar lo alcanzó, él y su hijo desvelaron las frías losas de su celda con la cera y las plumas de dos extraños artefactos. Escaparon, como hombres alados, hasta que la juguetona ingenuidad de Ícaro (o, tal vez, la moira) despertaron en él el deseo de volar hacia el Sol. Así como la traslúcida gota de cera de una vela se hunde —fría ya— en el agua, Dédalo se sumergió en el océano. Vestidos para la ocasión, varios hombres importantes se reúnen en el teatro. La sucia tarea de cortar el cadáver y prepararlo es deber de otra persona, no del doctor Tulp. Con un ejemplar del De humani corporis fabrica, el sabio explica a los asistentes los complejos tejidos que conforman un brazo. Una sombra cubre el rostro del hombre diseccionado, un recurso de Rembrandt para señalar a la muerte. Todos los actores de la escena cumplen, sin saberlo, un destino similar al de Ícaro. Deus Ex es la articulación que une estas dos ideas. Les invito a leer la reseña para saber por qué.
LEER +Cada vez que alguien habla de Deus Ex, alguien corre a instalarlo en su computadora. ¿Ocurrirá lo mismo con la segunda entrega (no, Invisible War, no cuenta) de la serie?
LEER +