
A día de hoy la prestación de servicios extravagantes es común, tanto así que hay gente que hasta puede rentarse para interpretar el papel de un papá, un primo, familiar lejano y hasta pareja por fines de semana o en fechas especiales, esto con tal de cumplir ciertas cuotas sociales. Y ahora, Japón llega a un nuevo nivel, llegando a uno de los lazos familiares más difíciles de reemplazar, el cual solo puede venir de las personas que rebasan la tercera edad.
El fenómeno de alquilar compañía ha evolucionado en tierras niponas, y tras la popularización de servicios de rentar parejas, ahora se ha extendido al ámbito doméstico y emocional con “OK Obaachan”, un servicio que permite contratar a mujeres de la tercera edad para realizar tareas del hogar o simplemente brindar compañía. Por 3,300 yenes la hora, alrededor de $420 pesos mexicanos, , cualquier persona puede solicitar la asistencia de una “abuela” para cocinar, limpiar, cuidar niños o incluso escuchar y dar consejos.
Según datos de Sora News 24, el servicio cuenta con una plantilla de aproximadamente 100 mujeres, cuyas edades oscilan entre los 60 y los 95 años. La empresa responsable, Client Partners, busca ofrecer oportunidades laborales a mujeres de diversas edades y habilidades, con la intención de dignificar el trabajo doméstico y combatir el aislamiento de muchos adultos mayores que desean seguir activos laboralmente.
Pero el alcance de las “abuelitas de alquiler” va más allá de lo funcional. En ocasiones, los clientes buscan apoyo emocional: desde romper con una pareja, hasta ayuda para declarar su orientación sexual ante sus padres. En este sentido, las abuelitas también actúan como figuras de confianza en momentos de vulnerabilidad o conflicto, cumpliendo roles simbólicos y afectivos en una sociedad donde la soledad se ha vuelto cada vez más común.
El auge de este tipo de servicios no es casual. Japón enfrenta una grave crisis demográfica y económica que ha obligado a muchos adultos mayores a salir del retiro para mantenerse económicamente. “OK Obaachan” surge en ese contexto como una solución doble: brinda asistencia a quienes la necesitan y permite que las mujeres mayores encuentren un propósito activo y remunerado dentro de una comunidad que envejece rápidamente.
Vía: XTK

Nota del autor: Japón en ocasiones tiene algunos servicios extraños, pero los tiempos cambian supongo. Quién sabe cuánta gente necesite una persona adulta para hablar.