Hace algunos días, tuve el placer de ver Wreck-it Ralph, una película muy particular y que apela a la nostalgia imaginaria por un juego de arcades que nunca existió. La pregunta que cualquier videojugador debe estar haciéndose en este momento es si el filme vale la pena desde nuestra perspectiva de apasionados de los juegos. La respuesta la encontrarán aquí adentro. Sigan leyendo.
¡Le pusieron scanlines! Fue lo primero que pensé al ver la introducción de la película, en la que presentan el título clásico de arcades Fix-it Felix Jr. (que nunca existió). Si bien éstas aparecen de forma horizontal, algo imposible, pues la pantalla del arcade está en posición vertical, no podemos negar que al menos hubo cierta preocupación por emular de manera fiel la cultura de las arcades que todavía sobrevive en uno que otro local.
En este universo ficticio, Fix-it Felix Jr. ha logrado sobrevivir el paso de los años entre otros títulos más modernos. Lo interesante aquí es cómo la película crea y explota una fantasía que descansa en el local de arcades prototípico: un montón de máquinas conectadas en un cuarto muy oscuro. De forma similar a los juguetes de Toy Story que son capaces de moverse y hablar por sí mismos, los personajes de las arcades tienen una existencia que va más allá de su interacción con las personas.
No será raro ver a Ken y a Ryu ir al bar luego de un día de la patada. En Wreck-it Ralph descubriremos que la pantalla de una arcade es sólo una ventana a mundos con reglas muy diferentes al nuestro. ¿Y cómo le hacen para ir de un lado a otro? Muy fácil: a través de un multicontacto que a más de uno le recordará la estación de trenes de New York. Como parte de la ficción, descubriremos pronto que cualquier personaje que muera fuera de su juego desaparecerá para siempre.
En este mundo de eterna diversión y risas, el peor destino que puede sufrir un personaje es que su máquina sea desconectada. Esto significa la desaparición de su universo personal y el exilio al multicontacto. Pero vamos a hablar un poco de la trama, ya sabemos que al menos la ficción está bien estructurada y es verosímil. Ralph, como seguramente ya lo saben, es el antagonista de su juego. El conflicto central de la película radica en que él ya está cansado de ser un villano.
Harto de ser rechazado dentro de su arcade, Ralph entonces rompe el orden y escapa en busca de reconocimiento. Este acto desatará una serie de cambios que alterarán la estructura misma de los juegos del local del arcades. Como compinche del protagonista, tendremos a Vanellope von Schweetz, un glitch que amenaza con provocar el cierre de Sugar Rush —otro juego imaginario. A veces es más interesante relatar la historia de los inadaptados. Tan es así, que Ralph es un antihéroe y Vanellope una antiprincesa. Este par de seres disfuncionales producen una dinámica muy entretenida. Olviden la búsqueda del amor como tema central. Vanellope es una niña desaliñada y con una actitud muy vivaracha.
El doblaje al español está muy bien realizado, salvo por algunas inconsistencias menores de Vanellope, interpretada por María Antonieta de las Nieves (la Chilindrina), pues en momentos logré identificar rasgos característicos de la actriz que chocan un poco con el personaje. De nuevo, son problemas menores en un trabajo muy bien realizado.
En cuanto a la animación, ya sabemos que Disney cuida mucho sus productos y que ésta luce impecable. Lo mismo el concepto de cada uno de los mundos que visitarán los protagonistas. Imaginen el trabajo que implica crear el concepto para un juego y multiplíquenlo por… (no voy a decirles cuántas locaciones hay en la película) mucho. El equipo de Rich Moore, director del filme, realizó un estupendo trabajo creando cada uno de los mundos del juego e investigando los pormenores de la cultura del arcade. Veremos incluso cómo la banda “forma su ficha” en varias máquinas.
El nostálgico del arcade tal vez identificará un par de momentos y sonreirá al recordar viejas épocas; sin embargo, el riguroso tal vez se escandalize con detalles como las scanlines horizontales en una configuración vertical. El niño y la niña del hogar se divertirá mucho en esta aventura, mientras que el videojugador de la familia disfrutará explicando las referencias de varios personajes clásicos que, aunque no tengan juego de arcade, hacen apariciones memorables, aunque breves, en la película. En conclusión, vayan a verla.