Llevamos cuatro días con The Division y me sorprende ver que con todo y que tengo horario corrido de oficina –como seguramente muchos de los que nos siguen– más de un día completo (24hrs) he invertido en el juego, y se me ha pasado realmente rápido, me pregunto a mi mismo ¿de dónde he sacado el tiempo? creo que mis ojeras me pueden dar la respuesta.
De todo el tiempo que he pasado en el juego quizá fue este día uno de lo más disfrutables y se debe gracias a que la experiencia fue compartida, me concentré por completo a disfrutar el juego con amigos y reitero lo que siempre les hemos venido diciendo: The Division sabe mucho mejor acompañado.
En los pasados diarios ya les había comentado un poco de lo que era compartir la experiencia y de la manera en que el trabajo en equipo es como un engranaje en el que la adecuada selección de habilidades se complementan para poder pasar los retos más difíciles, la comunicación es también muy importante a la hora de pasar cualquier misión.
Es muy cómodo cuando en shooters con toque RPG como The Division entras a una misión con el nivel que te recomienda el juego, es más, en esos casos hasta en solitario puedes superar los retos sin ningún problema, ¿qué pasa cuando te pones de necio y te metes a donde no te corresponde antes de tiempo? Esa sensación de peligro y dificultad a mi me parece muy agradable, y me agrada que el usuario tenga la libertad de experimentar hasta dónde llegan sus límites y de poder jugar misiones no adecuadas para su nivel.
El primer reto de la noche fue poner en nivel difícil la primer misión de historia del juego –la del hospital que recordarán todos aquellos que probaron la beta–, fue un martirio bastante disfrutable en el que dos jugadores estábamos muriendo una y otra vez en la batalla final hasta que se integró un tercero con buenas armas y nivel avanzado para equilibrar la balanza. De ahí partimos a otra misión de historia en formato difícil con dos niveles de dificultad arriba y no lo logramos, uno de los miembros del equipo tuvo que abandonar la misión y entre los restantes el nivel era demasiado bajo al grado de que los enemigos nos volteaban a ver y caíamos como mosquitos indefensos; el tiempo invertido en esta última misión pareciera haber sido desperdiciado, pero me parece que fue todo lo contrario, resultó en una experiencia bastante desafiante y divertida.
Finalmente nos aventuramos en zonas de la ciudad completamente desconocidas, y además de explorar en equipo por la caza de coleccionables sufrimos el reto de que hasta los encuentros callejeros casuales nos llegaban a noquear por andar metiéndonos a donde nuestro nivel todavía no nos lo aconsejaba.
Un par de misiones de historia completamente nuevas para el equipo fueron todavía más interesantes por el trabajo en equipo, el relajo de la partida y que en general las mecánicas del juego funcionan bien para entregarnos una partida agradable. La inteligencia artificial de los rivales es buena, el sistema de cobertura en el que no puedes estar chocando con tus compañeros también y todas las habilidades que constantemente están apoyando al equipo completo a sobrevivir a los retos.
Otra cosa que quiero resaltar es que está resultando bastante disfrutable la campaña, principalmente en la selección de sus escenarios. Algo sumamente mágico en The Division es la atención a los detalles y en imaginar que realmente hubo gente ahí, tema que tocaré más a profundidad en nuestro quinto diario que se publicará durante el fin de semana; estoy en ese punto en el que el veneno adictivo del juego ha hecho efecto.
Nos leemos entonces.