El juego tiene momentos increíbles, de una genialidad y tensión casi insoportables. No quiero arruinar la historia (bueno, algunas versiones de ella), así que sólo puedo decirles que varias veces Heavy Rain los llevará al límite.
El juego tiene sus fallas, sin embargo. El movimiento del personaje no se siente tan natural y a veces puede llegar a ser frustrante hasta que te acostumbres a que la cámara y el control de los personajes son casi independientes. Además, si bien el juego es muy creativo, en algunas ocasiones los recursos para provocar tensión se repiten. Y por último, tenemos algunos problemas técnicos como que el juego se trababa en la pantalla de carga. Puede que haya sido mi copia del juego o el lector del PS3, pero me ocurrió en más de tres ocasiones y se resolvió sólo al salir del juego y al volver a entrar, así que supongo que se trata de bugs de programación. Aunque los daños nunca fueron mayores.
Heavy Rain es una experiencia única que todo videojugador debe tener. Los detalles han sido muy bien pensados, como que si ganas un trofeo no lo sabrás hasta la pantalla de carga, todo esto con tal de no romper la tensión (muchos otros juegos deberían aprender de esto). El principal valor del discurso policial, la eficacia de la narración, sin duda es su aspecto más destacable. No tengo la fortuna de tener hijos, pero tal vez sólo un padre sea capaz de experimentar el juego como fue pensado, pero es no implica que cualquier persona psicológicamente madura no pueda disfrutarlo. Los errores técnicos y una que otra falla en la trama son de las pocas faltas del juego. Sin embargo, por la creatividad y el valor de Quantic Dream en crear un paradigma nuevo, un parteaguas de la industria, vamos a ponerle 9.4.
A diferencia de Newton y de Schopenhauer, su antepasado no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo.
Borges, “El jardín de senderos que se bifurcan”