Los videojuegos pueden tomar muchas formas, sobre todo dependiendo de su género o temática, y hay muchas convenciones establecidas que nos ayudan a clasificarlos, desde sus mecánicas y diseño de personajes hasta los menús. Esto funciona en paralelo con otros medios como el cine, que también echa mano de paratextos y convenciones para ayudar a que el público entienda la historia y su mensaje.
El día de ayer vi la última de película del director hongkonés Wong Kar Wai, una extraña pieza que es tan engañosa como efectiva: Yi dai zong shi, cuyo título internacional es The Grandmaster. Desde que vi el primer tráiler pensé “¡Wow!, ¡Ya era hora de que llegara una película de artes marciales así!” Prometía sorprendentes secuencias frenéticas y golpes desde el primer al último cuadro. Sin embargo, al ver el nombre Wong Kar Wai, algo paró mi fantasía en seco… ¿qué sus últimas películas no fueron In the Mood for Love, 2046, y My Blueberry Nights (exacto, la road movie con Norah Jones).
No es que no me gustaran las películas de Kar Wai: me parecen excelentes sus dramas, así como la visión cosmopolita que tenía al comenzar a filmar en Occidente. Sin embargo, me hacía ruido que se tratara de una película de artes marciales, encima… otro filme semibiográfico de Yip Man, el artista marcial originario de Foshan, que se hizo una leyenda durante la invasión japonesa en la Segunda Guerra Mundial, y que hoy es famoso por enseñar el estilo Wing Chun a Bruce Lee.
El filme abre con una secuencia típica de las películas de artes marciales, con chinos –literalmente– volando por las ventanas, rompiendo paredes, peleando bajo la lluvia. Pero después comienza la fragmentación narrativa típica de Kar Wai. Y todo se torna en un drama en el que las peleas pasan a un plano complementario, para que las estilizadas tomas y encuadres muestren las coreografías como si se tratara de un filme europeo contemplativo.
Estaba en el cine con Yoshi (@Sr_Pixel) y notamos que, al menos, cinco personas se salieron de la sala, seguramente decepcionados de que no fue “la película de chinos voladores” que esperaban ver. Y en efecto, prácticamente todo el tráiler era la primera secuencia de acción. La película fue vendida con paratextos mañosos para que el público acudiera a las salas, pero en cuanto a drama y festín visual (con el ojo del fotógrafo francés Philippe Le Sourd) es una gran obra que me hizo pensar que los videojuegos de pelea –debido a la misma naturaleza de sus mecánicas– carecen de esa elegancia que desborda The Grandmaster entre películas del género plagadas de mal gusto y situaciones risibles (aunque emocionantes).
Pocos son los videojuegos que han aprovechado su presentación y demás estrategias para contar una historia que progrese anecdótica y visualmente hacia algo digno de recordar más allá de sus combos. Por ejemplo, aunque deja mucho que desear, No More Heroes usa varios recursos que harían de la historia de un juego de peleas algo interesante… pero el juego ni siquiera es del género. ¿Cuántos juegos de pelea realmente logran un modo historia entretenido y que nos dé ganas de jugar una y otra vez? Ojalá hubiera proyectos que vieran esa ventana de oportunidad para hacer algo tan sofisticado como The Grandmaster, que aunque contiene peleas, éstas enfatizan aspectos más ricos que la conmoción de un puño sobre el rostro.
¿Creen que algún día pueda resultar una estrategia similar en los videojuegos de peleas?