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Si de algo podemos estar completamente seguros sobre la actualidad del medio, es que por mucho y sobre todo en la escena independiente, Super Metroid y Castlevania Symphony of the Night fueron los juegos que más impactaron a los desolladores modernos. La industria se ha visto inundada por los ahora famosos Metroidvania, provocando que tengamos cosas maravillosas pero a la vez, una cantidad de basura considerable. Por tal motivo, nos dimos a la tarea de seleccionar los que para nosotros son los cinco mejores títulos indie de este querido subgénero.
NOTA: Antes de que entres a despotricar que dónde está Ori, es importante que sepas que los Ori no son juegos independientes. Son títulos pagados y publicados por Microsoft. Gracias.
De esos casos que sigue costando mucho trabajo creer. Después de casi siete años en desarrollo, Thomas Happ, sin ayuda de nadie más, finalmente pudo completar Axiom Verge. Tanto tiempo en el horno puede provocar que una visión se pierda o que simplemente el producto pierda consistencia, sin embargo, este auténtico héroe del medio, logró sacar adelante un fabuloso Metroidvania que es prácticamente redondo. Lo más impresionante es que estamos frente a un título de buen tamaño que cumple en casi todos sus apartados, desde tener un fino gameplay y un complejo diseño de niveles, hasta presentar un elaborado pixel art y música que se ha quedado grabada en nuestras memorias por mucho tiempo. Un indispensable en toda la extensión de la palabra.
Después de una complicada campaña en Kickstarter que alcanzó su meta, los estadounidenses de Lunar Ray Games convencieron al también publisher independiente, Chucklefish, de terminar de financiar la visión que tenían para reinterpretar a los Metroidvania, más específicamente a la escuela que Koji Igarashi había instaurado. Timespinner es un increíble videojuego que además de recordarnos a grandes como Symphony of the Night u Order of Ecclesia, propone varias ideas completamente nuevas. Además, tenemos una historia bastante interesante que integra los viajes en el tiempo de muy buena forma, esto sin mencionar lo bien que funciona su control y claro, el impresionante logro que tiene en cosas como su presentación visual y sonora.
Producto de otro auténtico loco que decidió pasar casi una década de su vida completamente dedicado a un solo trabajo. Así es, Iconoclasts, título que finalmente vio la luz del día en enero de 2018, fue desarrollado de principio a fin solamente por el sueco, Joakim “Konjak” Sandberg, quien aseguró que el juego literalmente le costó sudor y lagrimas pero que al final, todo valió la pena. Y claro que lo valió, pues estamos frente a uno de los Metroidvania más sólidos y mejor construidos de los últimos años, pues además de lucir uno de los pixel art más impresionantes que te puedas encontrar dentro del medio, se nos presenta una historia bastante profunda con un guión complejo que toca que temas que no se suelen abordar en los videojuegos.
Hoy en día pareciera que cualquiera puede hacer pixel art, sin embargo, cuando uno se detiene un segundo, te puedes dar cuenta de que existen una gran cantidad de trabajos muy deficientes en todo sentido. En 2016, los noruegos de D-Pad Studio dieron cátedra de esta forma de arte con el extraordinario trabajo que hicieron en Owlboy. Lo mejor de todo este asunto es que no solo estamos frente a un juego que se ve y que se escucha como pocos dentro del medio, sino que también, es un título sumamente bien diseñado en sus mecánicas y escenarios, esto claro, sin mencionar que se nos cuenta un relato sumamente entrañable lleno de personajes de los que es muy complicado no enamorarse inmediatamente.
De verdadero corte real. Si bien, para 2017 ya teníamos a varios juegos independientes que habían alcanzado el Olimpo de los videojuegos para posicionarse como verdaderos clásicos, lo que los australianos de Team Cherry lograrían con Hollow Knight, se salió de cualquier predicción o expectativa. Es complicado decidir por dónde comenzar a hablar de un juego tan importante, pero muy probablemente, lo que más impactó a todo el que lo jugó, fue cómo es que se sentía su control y la manera en la que éste, se adaptaba a la perfección a los intrincados escenarios que recorríamos. Si a esto le sumas una de las atmósferas más profundas que nos haya tocado experimentar en muchos tiempo, así como una dirección de ate sin igual, tienes como resultado a uno de esos videojuegos que han escrito su nombre con letras de oro en la historia de este medio.