Halloween y Día de Muertos son una gran excusa para ver películas de horror y jugar survival horrors; sin embargo, existimos muchos que simplemente no podemos con cierto tipo de terror y que nos inclinamos por una aproximación mucho más amigable a todo este asunto del miedo. Para nuestra fortuna, Nintendo nos entregó los Luigi’s Mansion, títulos que tienen una gran relevancia en todo este medio.
Durante el cierre del milenio pasado, Nintendo se encontraba en una complicada encrucijada: decidir si se mantenía firme en su postura de mantener el completo control sobre la fabricación y distribución de juegos a precios estratosféricos, o darse por vencido y aceptar de una vez por todas a los discos ópticos.
Ya con Satoru Iwata en la presidencia de la compañía, se decidió hacer el cambio para poder seguir compitiendo luego de que el Nintendo 64 no fuera el éxito comercial que se esperaba ante un PlayStation que ascendía como la espuma. La Gran N, a su manera y como siempre nos ha tenido acostumbrados, se adaptó a su manera.
Como muchos recordaran, el maravilloso Gamecube utilizaba mini DVDs como formato principal, sin embargo, estos fueron codificados de manera distinta para que Nintendo no tuviera que pagar derechos y pudiera seguir con cierto control sobre qué se publicaba en su consola.
Junto con todas estas reformas completamente necesarias gracias a las mutaciones del mercado y la tecnología, el emporio nipón decidió lanzar su nueva máquina de entretenimiento con un juego no protagonizado por su amado Mario.
Con una visión por demás a futuro, Nintendo decidió darle su propio juego a Luigi, quien hasta ese momento, seguía sin tener una personalidad definida. La idea de Iwata y compañía iba mucho allá de sólo hacer otro Super Mario 3D pero con el hermano verde como protagonista, todo el concepto fue cambiado para entregarnos una de las propuestas más frescas, pero sobre todo mágicas, de los últimos años.
Luigi’s Mansion fue el título que se le dio a todo el nuevo concepto en el cual, se basaría buena parte del éxito o fracaso que sería el Gamecube. Como dije en párrafos anteriores, lejos de lo que se esperaba, Nintendo no fue a la segura con otro platformer, género que dominan con maestría, sino a darle un nuevo giro a un género en el que jamás había incursionado.
Al más puro estilo Haunted Mansion de Disneyland, Nintendo optó por hacer su propia interpretación de un juego de horror, comenzando a forjar esa increíblemente carismática y encantadora personalidad de Luigi.
Como es costumbre con los juegos de la Gran N, la historia es lo menos relevante, por lo que en esta ocasión, el secuestrado por las fuerzas del mal fue el mismo Mario. Con la ayuda del Professor E. Gadd, debemos conducir a un muy temeroso, pero no cobarde Luigi, a una Mansión invadida por fantasmas llenos de personalidad.
El estreno del Gamecube hizo gala de nueva cuenta a la filosofía que mandó, y que ahora mantiene a Nintendo en la posición que ostenta. No importa que veamos a los mimos personajes una y otra vez, el corazón del juego (sus mecánicas) se reinventan una y otra vez. No existe argumento más ignorante que decir “No, ¿otro Mario?. Qué flojera, no se saben otra”.
Como bien recordarás, Luigi’s Mansion estaba basado en una exploración bastante simple, pero con un diseño de niveles por demás inteligente en escenarios llenos de detalles encantadores. Todo esto se veía sazonado con un gameplay fino que funcionaba a la perfección y que explotaba de muy buena forma las nuevas características del control del Gamecube; pensado para explotar el fantástico C-Stick.
Si tuviste la oportunidad de jugar esta maravilla, recordarás que el objetivo de todo el juego era explorar los cuartos de la mansión, los cuales, eran habitados por diferentes fantasmas a los que teníamos que absorber con nuestro Poltergust 3000 después de resolver una especie de puzzle.
A pesar de que Luigi’s Mansion era verdaderamente corto, la fórmula nos dejó más que cautivados, esperando con bastantes ansias a que Nintendo se volviera a atrever a darle otro juego a quien ahora, ostentaba un lugar muy especial dentro del grandioso roster de personajes creados por la Gran N.
Tuvieron que pasar cuatro años para que en 2013, los creadores de The Legend of Zelda decidieran dedicarle no sólo un juego a Luigi, sino todo un año. Esta fue la ofensiva definitiva para poner al temeroso plomero al nivel de su hermano Mario. Por supuesto que cuando esto fue anunciado, los fans gritaron que era tiempo de un nuevo Luigi’s Mansion y para nuestra fortuna, el deseo se cumplió con creces.
Next Level Games, un pequeño estudio canadiense que ya había tenido la oportunidad de trabajar con Nintendo en el pasado con dos Mario Strikers, fue el elegido para traer de regreso a nuestro héroe a la escena del terror por medio del increíble 3DS.
Lejos de entregarnos una mera expansión de la primera entrega, Next Level decidió explotar todas las capacidades de la portátil e imprimirle su propio sello. Dark Moon es un verdadero logro en todo sentido, pues el nivel de detalle de los escenarios y personajes, sumado con el efecto 3D estereoscopico, hacen lucir al título como una pequeña casa de muñecas llena de sorpresas.
Muchos se quejaron de que los fantasmas de esta nueva entrega eran genéricos y sin el carisma del primer juego, y puede que tengan razón, no obstante, creo que jamás entendieron que la verdadera estrella de todo eran las mansiones en sí. ¿Cómo no derretirse ante el atractivo de una fábrica de relojes embrujada, un tenebroso resort de ski o la clásica mansión embrujada?.
Si no le has dado la oportunidad a Dark Moon, ve corriendo por él, te aseguro que no te arrepentirás, el juego funciona perfectamente en todo nivel, incluso con la falta de un segundo stick análogo.
De esta manera terminamos con este especial de los fantásticos Luigi’s Mansion, entregas que le dieron un exquisito giro a un género en el que no se veía lugar para algo de este tipo. Te deseo un muy feliz Halloween lleno de películas de horror, dulces y por supuesto, videojuegos.