Review – Hell is Us

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    En busca de algo único 

    El paso del tiempo es algo gracioso. Conforme la tecnología avanza y las limitaciones del hardware cambian con cada generación, algunos desarrolladores añoran la forma en la que ciertos juegos clásicos funcionan. Si bien esto usualmente lo vemos en el apartado visual, con el pixel art y el estilo poligonal del PlayStation 1 siendo populares actualmente, hay equipos que desean crear experiencias con un diseño abierto y algo obtuso. Con esto, se trata de imitar o replicar el sentimiento de descubrimiento que el primer The Legends of Zelda o algunos de los juegos de aventuras clásicos de PC ofrecen. Claro, este tipo de proyectos corren el riesgo de alienar a más de una generación que comenzó a jugar no hace mucho, y que no está acostumbrada a una estructura de este tipo. Sin embargo, es imposible no admirar la intención de estos desarrolladores.

    Este es el caso de Hell is Us. El nuevo trabajo de Rogue Factor ha estado rodeado de misterio, y si bien previos han respondido un par de dudas, la realidad es que aún hay varias dudas que el público general tiene. Lo interesante, es que este es el primer gran juego de este estudio, quienes por años nos han entregado títulos pequeños que no han logrado capturar la atención de los jugadores. Afortunadamente, Nacon, quienes se han encargado de publicar experiencias medianas de gran calidad desde hace tiempo, vieron algo especial en esta entrega, y ahora muchos esperan con ansias el lanzamiento de Hell is Us, especialmnete después de aparacer en algunos State of Play.

    Después de un par de años en desarrollo, Hell is Us por fin ha llegado a nuestras manos, y nos presenta una experiencia bastante ambiciosa. Más allá de su propuesta en cuanto narrativa y combate, lo que más destaca aquí es su sistema de exploración y el gran énfasis en dejar que el jugador descubra su mundo sin algún tipo de guía o mapa. ¿Hell is Us cumple con las expectativas? ¿Acaso los desarrolladores han logrado capturar el diseño que encontramos en juegos clásicos? Descubre las respuestas a estas y más interrogantes en nuestra Atomix Review.

    Conflicto humano 

    La historia de Hell is Us es un caso en donde los desarrolladores tratan de tener todo, y en el progreso apenas y logran algo. Esto no quiere decir que esta aventura sea mala, pero tiene varios problemas que evitan que el resultado final sea tan bueno como seguramente lo esperaban sus creadores, y todo se debe a una ambición que divide los esfuerzos que aquí se nos presentan, en lugar de enfocar todos sus recursos en sus buenas ideas. Rogue Factor ha creado algo interesante, y que logra cautivar al jugador rápidamente, pero conforme pasa el tiempo, este sentimiento desaparece.

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    Hell is Us nos lleva a Hadea, una nación envuelta en una guerra civil, la cual ha destruido gran parte de la sociedad que aquí habita. En medio de este conflicto, asumimos el papel de Rémi, un miembro de las Naciones Unidas, el cual viaja a este territorio en busca de su padre y madre. Para su sorpresa, su misión lo lleva a descubrir que forma parte de una organización antigua enfocada en proteger a la Tierra de un apocalipsis ancestral, algo que ya ha comenzado en este país. Esto nos lleva a recorrer diferentes locaciones en busca de una forma de detener este cataclismo y, en el proceso, conocer más sobre la terrible situación en la que se encuentra Hadea.

    El trabajo de Rogue Factor comienza de una forma positiva. Aunque Hadea es una locación ficticia, el juego logra crear una gran representación de un país en medio de una terrible guerra. Es muy fácil formar una relación con Ucrania o Palestina, y el juego no se toca el corazón al momento de mostrar las horripilantes consecuencias de este tipo de conflictos. El primer pueblo que visitamos ha sido arrasado por una facción que busca eliminar a todos los miembros de una región en particular, y la forma en la que la comunidad reacciona nos muestra diferentes facetas de la humanidad. Es un trabajo bastante interesante. Sin embargo, Hell is Us rápidamente deja esto de lado para enfocarse en el apocalipsis, algo que ocasiona una clara crisis de identidad.

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    La guerra y la crisis humanitaria que se vive en Hadea eventualmente se vuelven parte del fondo en la aventura. Por ejemplo, poco después de llegar al primer pueblo, el título nos cuenta sobre cómo la comunidad se enfrentó a sí misma, con vecinos colgando a otros miembros de la comunidad, y es fácil ver el árbol en donde todos los cuerpos yacen sobre el aire. Sin embargo, el juego no confronta al jugador con estos temas, y en su lugar le pide buscar un túnel que puede guiar al protagonista a su padre, y así dar pie a su viaje para detener un apocalipsis que ya ha comenzado en más de una forma. 

    Esto se replica a lo largo del juego en diferentes formas. Ciudades en medio de balaceras, con cuerpos tirados en las calles, son solo pasillos que conectan acertijos y secciones de acción. Para ser un juego que no se toca el corazón al momento de mostrar y hablar sobre algunos de los terribles actos que comete la humanidad en tiempos de guerra, su verdadero enfoque está en una antigua civilización que oculta la solución a un inminente cataclismo que, aunque presenta un par de ideas interesantes, es muy genérico en comparación con la otra cara de la moneda que aquí encontramos. Es algo decepcionante que la lucha de clases, las diferentes facciones, la manera en la que el conflicto cambia a una sociedad, y otros temas similares, sean relegados a simple información opcional que una NPC puede contar si así lo deseas.

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    Ahora, esto no quiere decir que Hell is Us tenga una mala historia, todo lo contrario. Lo que Rogue Factor nos presenta sigue siendo entretenido, y si bien sus personajes muy genéricos, al grado que carecen de más de un rasgo de personalidad, la forma en la que la trama avanza es interesante. Eventualmente, hay una relación entre el apocalipsis y la guerra en Hadea, y los relatos de un antiguo reino nos pintan un extenso mundo del cual hay mucho por aprender. Esa es una de las fortalezas de este título, y es que el universo que han creado los desarrolladores es vasto, con la suficiente información para que te pierdas en todos los textos adicionales, y con la necesaria ambigüedad para que tu llenes los agujeros restantes. 

    Sin embargo, la narrativa es el problema aquí. Hell is Us solo necesitaba uno de sus dos puntos principales. El país en guerra civil es presentado de una forma realista que no trata de diluir los terribles actos humanos, pero esto rápidamente se convierte en ruido de fondo. La misión para detener el apocalipsis se lleva a cabo a gran escala, dándonos la oportunidad de recorrer antiguas tumbas y buscar artefactos de hace miles de años, pero es torpe al momento de vincular los eventos del pasado con la situación del presente. Los desarrolladores claramente tuvieron una gran ambición, pero el resultado no logra ser lo suficientemente satisfactorio para estos dos elementos. 

    La realidad del Unreal Engine 5

    Aunque Hell is Us tiene un par de ideas interesantes en cuanto a su apartado visual, la experiencia en general es genérica. Gracias al Unreal Engine 5, Rogue Factor fue capaz de crear un mundo realista, algo que funciona muy bien cuando exploramos edificios destruidos y pueblos en medio de una guerra. Sin embargo, cuando visitamos templos y ciudades antiguas, el título se convierte en algo monótono. Al igual que en su narrativa, hay un par de ideas interesantes que le otorgan una identidad a este título, pero la ejecución deja mucho a desear, especialmente considerando los temas presentes. 

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    El objetivo del estudio fue crear un mundo tan realista como les fuera posible, y eso se logra. Hadea es un país en decadencia, en donde no hay una sola estructura estable. Todos los edificios han sido dañados por la guerra, mientras que las tumbas dejan ver el paso del tiempo con un declive natural. El problema es que, con la excepción de un par de locaciones, casi todas las zonas lucen idénticas, al grado de que la mayoría se llevan a cabo en la noche, en donde una paleta de colores azul evita que esta nación logre resaltar.

    Junto a esto, el diseño de personajes y de enemigos es cero excepcional. Por un lado, el realismo da pie a expresiones faciales muy bien logradas que son capaces de transmitir las pocas emociones que nuestro protagonista experimenta. Sin embargo, los monstruos con los que peleamos durante toda la aventura son reducidos a criaturas de color blanco, sin algún elemento que los haga resaltar de otros seres similares. Lo peor de todo, es que no hay mucha variedad, por lo que tendrás que pelear contra los mismos rivales una y otra vez, lo cual se vuelve aburrido rápidamente. 

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    Hell is Us utiliza el Unreal Engine 5 y, para la sorpresa de muchos, el motor de Epic Games funciona bastante bien, al menos en PlayStation 5. Al igual que la mayoría de las experiencias en esta generación, hay dos modos de desempeño, en donde la resolución y el framerate varía. En mi caso, jugué todo a 60fps, y si bien el título no está libre de la ocasional caída de cuadros, por lo general es estable. No me encontré con algún bug ni glitch visual, pero considerando todas las controversias que juegos con Unreal Engine 5 han experimentado en los últimos meses, hay que mantenerse al tanto en dado caso de que algo pase ocasionalmente.

    Rogue Factor nos presenta una experiencia bastante interesante. Por un lado, su enfoque en el realismo funciona muy bien con la narrativa enfocada en la guerra, en donde la idea de un país devastado logra transmitirse efectivamente. Sin embargo, cuando hablamos de los elementos más fantasiosos, Hell is Us no tiene la personalidad tan marcada que debería. El resultado, al igual que su historia, es inconsistente. No es malo, pero tampoco logra sobresalir. El título claramente tiene ideas llamativas, y algunas las ejecuta de forma positiva, pero en general es genérico, y es muy probable que más de uno se olvide de Hadea rápidamente.

    Poco memorable 

    Lamentablemente, el sentimiento genérico que genera Hell is Us no es exclusivo de su presentación visual, y es que el apartado sonoro es culpable de repetir pecados similares. Aunque hay un trabajo de calidad en la música y las actuaciones de voz, el título carece de algún elemento que lo haga resaltar, lo cual ocasiona que la experiencia sea olvidable. Una vez más, esto no es culpa de la calidad de los elementos que aquí encontramos, sino de su ejecución.

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    Esto se puede notar, principalmente, con las actuaciones de voz. Cada uno de los actores presentes hace un buen trabajo con el material que se les ha presentado, pero ninguno de los personajes principales es capaz de resaltar. Rémi, el protagonista, es el mejor ejemplo de esto. Debido a que nuestro héroe es un sociópata, es incapaz de expresar emociones de forma adecuada. Aunque hay partes en donde el guion le ofrece momentos bastante interesantes, cada línea de Elias Toufexis, responsable por este papel, es emitida de una manera monótona, algo que tiene sentido narrativamente hablando y es la intención de su trabajo, pero que no deja de ser poco atractiva. Desafortunadamente, el resto del elenco no tiene la misma justificación, y solo hay un par de casos en donde esto no aplica.

    Lo mismo se puede decir de la música. El trabajo que encontramos cumple bien su función al momento de ofrecer piezas que nos acompañan en los combates y en las secciones de exploración, pero nada logra resaltar. Parte de esto se debe a que el título le da un mayor peso al diseño sonoro, ya que hay muchas áreas en donde no hay una sola composición, y en su lugar las pisadas, el choque de las armas y los extraños sonidos logran crear una ambientación específica. 

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    Si bien es cierto que Hell is Us carece de una identidad sonora lo suficientemente fuerte, el juego sí logra vendernos la idea de que nos encontramos en un mundo en medio de una guerra y el apocalipsis. Cuando lo necesita, el título es lo suficientemente silencioso para hacer que los extraños sonidos que emiten los enemigos espanten a más de un desprevenido, lo cual puede llegar a coquetear con la idea de un juego de horror. Por su parte, hay zonas en donde, pese a no presenciar la violencia directamente, es fácil escuchar disparos y gritos a la distancia. 

    Al igual que en otros elementos del juego, el apartado sonoro de Hell is Us tiene buenas ideas, y es indiscutible que Rogue Factor sabe crear una atmósfera específica. Sin embargo, gran parte de su ejecución es genérica. Poco o nada de lo que encontramos aquí logra crear una impresión lo suficientemente fuerte para que el título sea capaz de quedarse en tu mente por más de un par de minutos. No hay algo necesariamente malo aquí, pero esta entrega tampoco nos ofrece algo que valga mucho la pena. 

    Explora y descubre

    Similar a su historia, Hell is Us es un juego con dos elementos principales en su gameplay. Por un lado, tenemos un sistema de combate bastante sencillo que, pese aparentar complejidad, nunca le pide al jugador algo más allá de presionar el mismo botón una y otra vez. Al otro extremo encontramos un énfasis en la exploración y en los acertijos, pero sin algún tipo de indicador o ayuda que asociamos con las experiencias contemporáneas. En su lugar, Rogue Factor suelta por completo al jugador en un mundo hostil, y le pide que encuentre las respuestas a las preguntas que plantea, algo que en realidad termina siendo un arma de doble filo, con una ejecución bien lograda, pero que no será para todos.

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    Hell is Us es descrito como un juego de mundo semiabierto. Esto significa que en lugar de tener una extensa región para explorar, Hadea está dividido en diferentes locaciones de diferente tamaño. Lo interesante, es que el título carece de algún mapa o indicador que logre guiar al jugador. La premisa principal es sencilla: necesitas poner atención a todo lo que hay a tu alrededor. Al eliminar elementos que encontramos en la mayoría de las experiencias actuales, el trabajo de Rogue Factor le pide al jugador que escuche detalladamente cada conversación y que observe su mundo. Es una aproximación que va a alejar a más de una persona, pero que nos recuerda a la libertad por la cual algunos títulos del siglo pasado son alabados. 

    Cada nueva zona esconde múltiples secretos, e incluso encontrar el camino para continuar con la historia principal puede ser más laborioso de lo que muchos esperan. Afortunadamente, los NPC y todos los textos que encuentras son bastante claros para guiarnos a lo largo de la campaña principal. Lo que hace retador e interesante a esta experiencia es el gran enfoque que Hell is Us le da a los acertijos. Si bien el primer acto es lo suficientemente directo para que avances sin muchos inconvenientes, el segundo y el tercero son más abiertos, por lo que constantemente te vas a encontrar con algún muro que requiere de una llave muy específica.

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    Uno de mis ejemplos favoritos sucede en una oficina de gobierno que oculta la locación de uno de los objetos principales que necesitas recolectar en el segundo acto. Para obtener lo que buscas, tienes que abrir una caja fuerte, pero la combinación está oculta a lo largo del nivel. Textos, NPCs y pistas ambientales es todo lo que está a nuestra disposición. En ningún momento Hell is Us te marca a donde tienes qué ir para encontrar la solución, y no hay una forma de que la información que has encontrado sea acomodada de una forma clara. Es un rompecabezas en el sentido de que el juego te da todas las piezas, y es tu tarea encontrar el orden adecuado.

    Esta es una estructura que se repite en casi todas las regiones de Hadea, y constantemente encontramos variaciones que te piden estar al tanto de tus alrededores y experimentar con toda la información que hay a tu alrededor. Otro de mis casos favoritos es un cementerio en donde el juego, en ningún momento, te dice qué es lo que tienes que hacer, y es tu tarea encontrar una solución al leer tumbas y observar el diseño de esta locación. No hay un personaje que te esté llamando constantemente para darte una pista, o una sección en tu tablet que te resuelva algún problema. Estás solo, y es de admirarse que Rogue Factor se comprometa por completo con este diseño.

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    Lo mejor de todo, es que los acertijos y la exploración se mezclan de una forma magistral. Cada vez que encuentras una respuesta y logras avanzar, ya sea con la narrativa principal o una misión secundaria, obtienes un sentimiento de superación que vale más que cualquier recompensa que el título nos ofrezca. El enemigo a vencer no son las criaturas que rondan Hadea, sino el mismo Hell is Us, y este es una sensación que, si bien no es nueva, rara vez lo vemos hoy en día ejecutada a este nivel.

    Mi recomendación es siempre tener una libreta junto a ti. Ya que el juego no recopila información importante para el jugador, es fácil olvidar algún número, símbolo o detalle que te ayude a resolver un acertijo. Esto es algo que no había hecho desde el Golden Path en Tunic, y si bien Hell is Us no es tan refinado como el título de 2022, el resultado final sigue siendo cautivador, siempre y cuando te encuentres en el espacio mental correcto. 

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    Ahora, por bien ejecutada y satisfactoria que sea la aproximación de Hell is Us a la exploración y los acertijos, esto también es una espada de doble filo. Para comenzar, algunos de los retos que nos presenta el título pueden ser más confusos de lo necesario. Es fácil ignorar algún detalle clave, lo cual resulta en horas y horas de caminar en círculos, y si bien puedes utilizar la fuerza bruta en algunos casos, esto también consume mucho de tu tiempo. Sin embargo, el mayor problema del juego, en este sentido, es la falta de algún tipo de indicador de tu misión. 

    Si bien es cierto que la libertad y la ambigüedad de Hell is Us es parte de lo que hace interesante a esta experiencia, esto también resulta en casos en donde, si pasas un par de días sin jugar y regresas para continuar con la aventura, es muy fácil perderse. Aunque hay una NPC que te dice cuál es tu misión principal, su indicación es muy vaga, por lo cual es probable que más de una persona decida simplemente abandonar este título ante la falta de indicadores que son muy comunes hoy en día. 

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    Aunque es cierto que Hell is Us puede pedirle un gran compromiso a los jugadores, la realidad es que el resultado final es, por lo general, positivo. Resolver acertijos, encontrar combinaciones y anotar cada pieza de información en una libreta te hace sentir como Indiana Jones. Entiendo que la falta de un mapa y de un registro de misiones sea alienante para más de uno, pero puedes llegar a los créditos si prestas la atención suficientemente, y es imposible no sentir algún tipo de satisfacción con cada respuesta que encuentres.

    Lamentablemente, Hell is Us ofrece algo más que su exploración y acertijos, y es que también cuenta con un sistema de combate que, al igual que otras áreas en este título, es genérico a más no poder. El trabajo de Rogue Factor es un juego de acción en tercera persona, en donde nuestro protagonista puede usar diferentes armas cuerpo a cuerpo, como espadas, lanzas y hachas, para enfrentarse a los terribles Hollow Walkers. Lamentablemente, este es uno de los aspectos más aburridos de toda la experiencia. Si bien Rémi tiene un gran arsenal y múltiples habilidades a su disposición, nada logra resaltar.

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    Cada arma sube de nivel conforme más la usas, lo cual ocasiona que te cases con una o dos herramientas durante toda la aventura. Junto a esto, un herrero es capaz de otorgarles algún elemento especial con el cual eres capaz de hacerle más daño a algunos enemigos, y a su vez desbloquea movimientos específicos que puedes personalizar. Por último, tienes a tu disposición un dron con sus propios ataques que puedes activar en cualquier momento. Hay bastante aquí, y si bien el juego espera que hagas uso de todo lo que nos presenta, la realidad es que nada se compara con el golpe básico.

    El ataque básico de todas las armas, aunque varía en rango y movilidad, es más efectivo que el resto del arsenal a tu disposición, y esto se debe a dos factores. Para comenzar, los ataques especiales y las habilidades de dron no fluyen como parte del combo de ataque básico, por lo que su ejecución es tardada y fuera de ritmo, algo que disminuye su compatibilidad con los movimientos de Rémi. Junto a esto, Hell is Us nos presenta una mecánica inspirada en Bloodborne, en donde puedes recuperar toda la vida que has perdido al pelear, siempre y cuando logres golpear a tus oponentes y presionar el botón indicado en el momento correcto. 

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    Gracias a esta mecánica, es más fácil simplemente usar tu ataque normal, el cual es rápido y tiene un combo corto, para así recuperar vida de forma constante. El juego te incita a ser agresivo, no solo por este sistema, sino por el hecho de que el título usualmente te pide pelear contra grupos grandes de enemigos. Aunque hay una clara inspiración por el trabajo de FromSoftware, el combate metódico y personal no es algo que Hell is Us utilice.

    Por un lado, Hell is Us nos presenta con un aburrido sistema de combate, el cual es genérico y, aunque tiene ideas interesantes, su ejecución es poco acertada. Sin embargo, el juego brilla cuando hablamos de exploración y acertijos. Rogue Factor nos presenta una experiencia que no es para todos, pero que se compromete lo suficiente con su diseño para que aquellos que se adentren a Hadea encuentren una serie de retos mentales que, por lo general, están muy bien construidos, y son satisfactorios. Es un arma de doble filo, pero una que, en la mayoría de los casos, logra golpear de forma espectacular. 

    Inconsistente, pero…

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    Hell is Us es una experiencia inconsistente. Por cada punto positivo, el título sufre uno o dos negativos. No puedo decir que el resultado final sea malo, pero tampoco es algo que logre resaltar. La historia es entretenida, con dos perspectivas sobre la guerra y el terrible comportamiento humano en su centro. Sin embargo, su énfasis en tener dos elementos principales evita que cualquiera de estas temáticas logre alcanzar su verdadero potencial y, en algunos sentidos, tropiezan entre ellas. 

    Su apartado visual y sonoro, aunque con un par de momentos que logran resaltar con ideas bien ejecutadas, no logran sobresalir. El realismo del Unreal Engine 5 y las nada memorables composiciones terminan por crear una experiencia genérica, la cual seguramente vas a olvidar al instante. Si bien el rendimiento del título es positivo, al menos en un PlayStation 5 base, no hay un solo elemento que sea capaz de darle una identidad lo suficiente fuerte al trabajo de Rogue Factor.

    Hell is Us es una experiencia muy entretenida cuando hablamos de su exploración y acertijos. Es de admirarse que los desarrolladores fueron capaces de crear algo que es poco amigable para los estándares actuales. El no tener un mapa o un registro claro de tu avance es algo que va a alejar a más de una persona, pero aquellos que se queden van a encontrar una aventura que es satisfactoria, al menos cuando hablamos de estos dos elementos en particular. Su combate, lamentablemente, no es su fuerte, y el título en general sufre un poco al final del día.

    Aunque Hell is Us es bastante inconsistente, cuando brilla, lo hace de una gran forma. Su ambición es su mayor enemigo al final del día. Si la historia se enfocará en un solo conflicto, y si el combate fuera más directo, estaría hablando de una gema oculta del 2025, pero el resultado final es algo que probablemente sea olvidado este año, pero con un poco de suerte, puede ser recordado de una forma interesante en el futuro. 

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    Sebastian Quiroz
    Sebastian Quiroz
    27 años. Editor en Atomix.vg. Consumidor de la cultura pop.