Polémico y divertido, logra capturar la magia de lo que hace a un juego entretenido, sin aparentar ser ambicioso o buscar romper récords en la historia.

¿Qué hacer cuando una generación de consolas está por terminar, pero aún no hay suficiente base de usuarios en la siguiente? Hacer títulos robustos e integrales que entreguen la experiencia esperada de un juego a su altura. Xbox 360 y PlayStation 3 ya llevan casi una década de existencia, y aún con la edad, son capaces de entregar características sorprendentes que nada le piden a los primeros pasos del PlayStation 4 y Xbox One. En el futuro cercano tenemos proyectos ambiciosos como Assassin’s Creed: Rogue o Escape Dead Island, exclusivos de la generación pasada. Dentro ese último bastión para entusiastas que se aferran a sus consolas que tantas batallas han resistido se encuentra Sacred 3, un juego tan polémico como divertido que logra capturar la magia de lo que hace a un juego entretenido, sin aparentar ser ambicioso o buscar romper récords en la historia.

Para los entusiastas de la franquicia pudo haber sido una decepción el cambio de género de ésta. A pesar de tener una larga historia de memorables y exitosos RPG de acción, el estudio Keen Games decidió explorar las veredas establecidas por Blizzard con Diablo, es decir, las de los dungeon crawler y el hack and slash. Así, Sacred 3 nos lleva por 38 niveles cuidadosamente elaborados con un gran de nivel de detalle: viajaremos a través de ciudades en medio de una invasión, volcanes en erupción, puertos atacados por piratas, prisiones dentro de fortalezas llenas de trampas, tétricos y grisáceos bosques plagados de criaturas venenosas y más paisajes que nos pondrán a valorar el trabajo artístico detrás de cada fondo y cada modelo animado.

El aspecto visual es de lo más hermoso en el juego. Tan sólo al oprimir el botón para comenzar la historia seremos partícipes de bellas obras de arte gracias a la narrativa contada a través de acuarelas. Indudablemente, el carecer de recursos económicos o técnicos invita e incentiva la creatividad para contar una historia, y Sacred 3 es prueba de ello. No, no tenemos personajes realistas modelados a la perfección, tampoco tenemos partículas de fuego o agua que impresionen por su física avanzada, en ningún momento veremos edificios de concreto destruyéndose por impactos de flechas o balas. Veremos paisajes caricaturescos con un estilo muy único del estudio alemán ilustrando el mundo de Ancaria, el cual lucirá bastante diferente en comparación a las entregas anteriores de la serie.

Al comenzar cualquier partida tendremos que seleccionar a nuestro héroe, el cual no será personalizable. Así recordaremos viejos tiempos (ni tan viejos) del género con éxitos como Diablo II o Baldur’s Gate: Dark Alliance. Entre los avatares que podemos elegir se encuentran cuatro razas: los ángeles guardianes Seraphim, los rudos marineros Safiri, los nobles Ancarian, los nórdicos Khukuri y los Malakhim asesinos. Cada uno representa una clase predeterminada por su arma y su estilo de combate. Las espadas, los mazos, las lanzas, los arcos, y las cuchillas dobles serán inseparables compañeras en nuestra aventura.

La misión por defender el corazón de Ancaria

Inteligentemente, Keen Games no permite una amplia personalización para así definir con mayor delimitación la personalidad y el estilo de pelea de cada héroe. La historia nos llevará en una misión por detener al malvado Lord Zane, gobernante del Ashen Empire que busca poseer una reliquia legendaria conocida como “Heart of Ancaria”, que le daría poder absoluto para abrir las puertas del inframundo. Por ello, los héroes tierras lejanas y diferentes razas se unen en una especie de cofradía al más puro estilo “La Comunidad del Anillo” o “La Liga de la Justicia”, para así entregar lo mejor de sí mismos y viajar a través de Ancaria para detener a los temibles esbirros de Lord Zane.

Independientemente de si el poder personalizar al personaje es una característica popular o no, funciona muy bien a la hora de entrar al modo cooperativo de hasta cuatro personas, ya sea en el mismo sillón o en línea. Al tener a las clases tan bien definidas, la división de tareas se vuelve mucho más sencilla, permite fácilmente la comunicación no verbal y la sincronización orgánica de las acciones contra los enemigos. La verdadera acción y el potencial completo de Sacred 3 se viven definitivamente en el modo multijugador, ya que tristemente, el superar los objetivos de manera solitaria carece de emoción y motivación para seguir adelante.

Lo anterior refuerza su veracidad al tener una actuación de voces ridícula y repetitiva hasta el cansancio. Chistes malos que rompen con la solemnidad de nuestra temeraria misión se hacen presentes cada par de minutos, con referencias que rayan en lo vergonzoso con cosas tan triviales como perros “chihuahua” y “patear traseros”. Definitivamente, el jugar en línea en la modalidad más difícil permite disfrutar al máximo la experiencia y el reto de cada nivel.

Narrativamente, el juego carece de una línea que nos lleve coherentemente de una misión a la otra. Mejor dicho: se trata de una serie de misiones levemente interconectadas que consistirán en cumplir objetivos independientes, como liberar esclavos de una prisión, evitar que barcos piratas asedien un puerto, o detener villanos en su búsqueda por envenenar los ríos de una ciudad. Entre cada misión principal tendremos una serie de objetivos secundarios que no están relacionadas al progreso de la historia, pero nos ofrecerán objetivos diferentes y la oportunidad de subir de nivel y obtener dinero con mayor rapidez.

El progreso vendrá conforme vayamos adquiriendo dinero, con lo cual podremos obtener equipo, poderes, y hacernos más fuertes al ir desbloqueando nuestro árbol de habilidades. Así, podremos intercambiar entre ataques de área y dirigidos, armas con poderes elementales o de ataques rápidos, y habilidades pasivas como la capacidad de evadir o defendernos. Además de subir de nivel, podremos ir desbloqueando espíritus conforme los vayamos encontrando durante el progreso del juego, estos podrán acompañarnos en nuestra aventura y así ofrecernos beneficios no sin antes obligarnos a sacrificar algo a cambio. Por ejemplo, el espíritu de una bruja nos permitirá realizar ataques venenosos, pero al mismo tiempo hacernos más propensos a sufrir de ataques elementales. Este sistema de dar y recibir nos permitirá darle variedad al gameplay y lograr combinaciones de grupos variadas cada vez que comencemos una partida en línea.

Viviremos una agradable experiencia multijugador si nos damos la oportunidad de probar uno de los últimos juegos exclusivos para la generación pasada de consolas.

Nuestro personaje se irá desarrollando paralelamente tanto en modo solitario como en multijugador, por lo que en cualquier momento podremos comenzar una partida cooperativa y al salir, seguir jugando con el mismo héroe con toda la experiencia adquirida.

Los controles son los clásicos de un dungeon crawler de esa naturaleza, un stick análogo para desplazarnos, un botón para atacar, otro para evadir o defender, gatillos para realizar las habilidades especiales asignadas a cada uno, y la cruceta para equipar objetos de curación o que nos ayuden en combate. Éste último se siente bastante fluido y no nos decepcionará a la hora de responder a nuestros comandos. La cámara cenital, clásica del género, nos permitirá ver todo el campo de batalla y planear mejor nuestra estrategia a la hora de activar trampas, distribuir nuestras fuerzas a lo largo del escenario, o planear nuestro siguiente ataque.

Las batallas con los jefes son de lo mejor del juego, pues ofrecen bastante variedad al gameplay que para algunos puede resultar monótono y genérico. El final de cada nivel no sólo tendrá un enemigo más poderoso con bastante personalidad y un excelente diseño, sino que también nos pondrá en contra del mismo escenario, y de manera frenética tendremos que evadir lava ardiente, nubes de gas venenoso, enemigos pequeños que avanzan en hordas y más al mismo tiempo que lidiamos con un jefe digno de un título del género.

En general, Sacred 3 no es un título que venga a revolucionar un género o fungir como parteaguas en la historia de la industria. Cumple con su cometido de entretener y nos entrega una experiencia que si bien no es 100% memorable, sí nos muestra una mirada distinta a los dungeon crawler que tanto se basan en la época medieval y en los monstruos diabólicos. Más allá de la floja actuación de voces, viviremos una agradable experiencia multijugador si nos damos la oportunidad de probar uno de los últimos juegos exclusivos para la generación pasada de consolas.