A lo largo de la obra principal de Hiromu Arakawa, siempre se hace una pregunta: ¿cuál es el valor de la vida humana? Fullmetal Alchemist, la obra a la que nos referimos, nos muestra los claroscuros de la alquimia; en las manos correctas puede ser útil y positiva, pero en el mundo real, sabemos que también puede caer en las garras de seres y personas que la usarán para motivos perversos. Siendo una de las obras más populares y exitosas del animanga, los fans de Edward y Alphonse Elric estaban a la espera de su adaptación live action, la cual ha llegado a audiencias internacionales a través de Netflix. Si cumple las expectativas o no es algo que te queremos ayudar a descifrar.
El proyecto de una película live action de Fullmetal Alchemist llevaba cerca de cinco años en desarrollo, pero no fue hasta que Warner Bros. tomó cartas en el asunto que los productores, actores y demás talento comenzarían a darse cuenta de la seriedad del proyecto. Lo anterior significaba que, cuando menos, los valores de producción serían superiores al de otras películas basadas en anime hechas en Japón, pues con el precedente de las cintas de Rurouni Kenshin (Samurái X) en 2012 y 2014, las cuales compartían dicho apartado, además de haber sido sumamente bien aceptadas por los fans y la crítica, despertaron un sentimiento de confianza en la compañía estadounidense. Con todo y un pre-estreno en Estados Unidos, finalmente vería la luz en su patria en diciembre del 2017.
Fullmetal Alchemist continúa este formato; reparto y director japonés, Fumihiko Sori, con una adaptación lo más apegada a la obra original y que tuviese una gran labor de caracterización, locaciones, fotografía y efectos visuales. Pero este tipo de proyectos no siempre resultan como se esperaría; a nuestros ojos, es una prueba fiel de que realizarse en Japón no se traduce en una adaptación fiel y que apele a varios tipos de público, especialmente al que ya conoce la historia de los hermanos Elric.
Las bases para la trama de la película son las que seguro ya conoces en el animanga; en un mundo donde la alquimia forma parte de la cultura del hombre, los dos pequeños hermanos Alphonse y Edward Elric intentar recuperar a su madre a través de un ritual de transmutación. De aquí en adelante será difícil que no pongamos uno que otro material que se considere spoiler, pero si eres de los que no conocen Fullmetal Alchemist y te estás preguntando si debes ver la película live action o cualquiera de sus otros trabajos animados, te recomendamos desde ya que te lances a ver Fullmetal Alchemist: Brotherhood, que de paso, también se encuentra en Netflix. ¡Ojo ahí!
Como te contaba, esto es prácticamente el inicio de la película; el ritual sale mal y ambos hermanos rozan la muerte con la punta de los dedos, al punto en que Al solo conserva su alma, que es encapsulada en una armadura. De ahí en adelante, los hermanos deciden unir fuerzas para encontrar las pistas que los lleven hacia la piedra filosofal, la cual les revelará qué es lo que necesitan para recuperar el cuerpo de Al, así como los demás miembros que Ed ha perdido. Esta dupla es excepcional y, por razones obvias, captará la atención de personas de buenas y malas intenciones, mientras la joven y talentosa Winry les acompaña en el camino.
No sé ustedes, pero a nuestros ojos, a lo largo de la película es difícil tener un hilo conductor entre las cuatro a cinco situaciones que se viven; en realidad, por la misma naturaleza del manga y sus series animadas, era de pensarse que resumirlo en cerca de 130 minutos sería todo un reto y que terminaría sacrificando varios hechos importantes en Fullmetal Alchemist. ¿Nos resultó un enorme problema? No del todo, pero es algo que se tiene que tomar en cuenta a la hora de analizarlo.
Por otro lado, creemos que la elección de dichos instantes es destacable, pues son situaciones que Arakawa resaltó en su debido momento y plasmaron una huella en los lectores y espectadores de Fullmetal Alchemist, como el “pecado” de Shou Tucker hacia su familia y la revelación de las intenciones detrás de los homúnculos. En lo que respecta a la elección del elenco, Ryosuke Yamada en el papel de Ed no hace una actuación destacable, incluso sigue la línea de clichés en películas japonesas del mismo tipo, donde los ademanes y las reacciones están tan exageradas, que le resta seriedad y dramatismo a varias secuencias de la película (y sí, especialmente en la revelación de los homúnculos). Sin embargo, a Ryuta Sato le quedó como anillo al dedo personificar a Hughes, mientras que Tsubasa Honda y Dean Fujioka (especialmente este último) cumplen con su relevancia y efecto en la relación de los hermanos Elric al encarnar a Winry y Mustang.
Y ya que hablamos de los personajes, ¿qué hay del trabajo de caracterización? A muchos no les pareció la forma en que se ve la bianca cabellera de nuestro Ed de carne y hueso, pero ¿acaso existen muchas más formas de que un japonés pueda portar un peinado como el suyo? Tampoco olvidamos que el buen Al es una animación generada por computadora, la cual luce bien el 98% de la película, sin lucir falso o fuera de lugar, incluso en los momentos de mayor drama en la película y, gracias al excelente trabajo de actuación de voz y doblaje, se mantiene como el personaje entrañable que es. Aunque nuestra Winry no es rubia en esta versión, no es algo que personalmente nos haya afectado. En lo que respecta a los homúnculos, destacamos el look de Lujuria (Yasuko Matsuyuki) y que en serio luce como toda una nipona excéntrica y elegante.
Como Fullmetal Alchemist tiene una locación geográfica y estilo arquitectónico bastante peculiar, el que la producción se trasladase a Italia es uno de los mayores aciertos de la película. Aunque realmente no es algo que te quite el aliento ni que se convierta en protagonista de la cinta, se logra que Fullmetal Alchemist tenga una continuidad de espacio/tiempo y que te sumerja en la fantasía del siglo XX, con todo y sus rasgos de ficción que la obra requiere. Al mismo tiempo, la fotografía y sus efectos visuales tienen niveles aceptables.
Las opciones de idioma hablado para nuestra región ofrecen japonés y español, en el que resaltamos que el actor Johnny Torres repita para el rol de Al (tal y como lo escuchamos en la adaptación del anime para América Latina) mientras que Grupo Macías dejó en el papel de Ed a Alan Fernando Velázquez, quien le aporta un tono más suave y de mediana edad al personaje. Si colocas los subtítulos al español y el audio en latino, notarás que las diferencias en cuanto a los dos es abismal, pues el doblaje es mucho más ameno y natural, ya que contrasta con la rigidez de los subtítulos. En general, todos los actores de doblaje han hecho una buena labor.
Debido a la longitud de la obra original, los eventos que vimos en esta adaptación en carne y hueso de Fullmetal Alchemist pueden ser superficiales para un gran público (y con justa razón) pero en general se respeta el sentido de esta aventura de los hermanos Elric. Hiromu Arakawa, el creador y dibujante original de Fullmetal Alchemist, logró representar la dualidad de la alquimia y su intento por controlar el sentido de la vida, así como la crudeza y la falta de escrúpulos que se necesitan para esta manipulación; hasta aquí no suena tan mal, pero si recuerdas todos los momentos que te hacen falta, así como los personajes y la calidad de las contadas batallas que tenemos en pantalla, el resultado final no es tan satisfactorio como lo fue con Rurouni Kenshin.
Una vez más, se comprueba que adaptar un animanga es un reto que no cualquiera puede cumplir y menos en esta etapa de la globalización, pues la película se estrenó en Japón apenas en diciembre del 2017. Si eres un seguidor de Fullmetal Alchemist, no dejarás de llevarte un sabor de boca especial con las escenas que se eligieron para la película, pero nada más; si éste era tu primer intento por adentrarte en la franquicia, te decimos de todo corazón que mejor le des un vistazo a su manga o anime; es una obra consagrada que merece tu atención.
