Los juegos que se lanzan a finales de año suelen sufrir un poco por lo desapercibidos que llegan a pasar gracias a que la mayoría, da por hecho que el ciclo ha concluido. Justo así pasó Monster Boy and the Cursed Kingdom, joya de 2018 que no muchos voltearon a ver pero dio maestría de cómo se deben de hacer videojuegos hoy en día.