Los juegos que se lanzan a finales de año suelen sufrir un poco por lo desapercibidos que llegan a pasar gracias a que la mayoría, da por hecho que el ciclo ha concluido. Justo así pasó Monster Boy and the Cursed Kingdom, joya de 2018 que no muchos voltearon a ver pero dio maestría de cómo se deben de hacer videojuegos hoy en día.
LEER +Cuando a mediados de los años ochenta, la industria se comenzaba a recuperar de la fuerte crisis sufrida a inicios de esa misma década, el nombre de un curioso fontanero italiano invadía los principales titulares y se comenzaba a convertir en todo un ícono de la cultura popular. Sega, ya con su Master System en el mercado, sabía que tenía que responder rápidamente a cómo es que Nintendo y Mario se comían el mercado a bocados, por lo que con ayuda de algunos de sus asociados, se creó la saga de Wonder Boy, misma que si bien, no es ni cerca de lo popular que fue y siempre será la mascota de la Gran N, sí se ganó un especial lugar en el corazón de muchos jugadores, formando un importante linaje que hoy en día, sigue haciendo eco y demostrando su gran influencia en desarrolladores contemporáneos. Para prueba, la existencia de algo como Monster Boy and the Cursed Kingdom, título creado por un estudio francés, apoyado por un publisher alemán y en el que varias de las mentes japonesas que participaron en los proyectos originales de la franquicia, se involucraron de lleno. Extraña combinación sin duda, pero que dio como resultado un platillo verdaderamente exquisito.
LEER +