Hace un par de años la principal queja que se hacía escuchar en esta industria tenía que ver con que los principales publishers normalmente apostaban casi todos sus recursos en secuelas basadas en fórmulas que ya se habían probado de alguna u otra manera. En medio de todo este asunto y de la marcada tendencia de hacer todo un juego de mundo abierto, Ubisoft pone sobre la mesa For Honor, título con ideas que se sienten frescas pero que nos hacen preguntarnos si tienen el potencial suficiente como para ser una experiencia completa.
For Honor es un juego que pone sobre la mesa un estilo de combate bastante interesante, en donde la defensa es tan importante como el ataque. Cuando haces lock on a uno de los enemigos, tu personaje puede colocarse en tres posiciones de guardia diferentes. Con el stick derecho le indicas si debe cubrir un golpe que viene en alguna de estas direcciones, mientras que con el izquierdo, cambias la forma en la que agredes. Los primeros duelos de esgrima se siente sensacionales y muy precisos, sin embargo, después del cuarto o quinto, me comencé a preguntar si es que esta mecánica tiene las piernas suficientes como para representar a todo un juego. Lo anterior lo digo porque en poco tiempo comencé a sentir que estaba haciendo exactamente lo mismo que hace unos minutos y que la variedad de enemigos simplemente no cambiaba. Esperemos que para la versión final del título las cosas sean distintas.
Por más que nos queramos tapar los ojos, la realidad es que la atmósfera y en general contexto de todo videojuego es de suma importancia. Para For Honor se eligió uno que es muy clásico en otros medios pero que en el los videojuegos, no solemos verlo tan a menudo. Aquí, se nos coloca en medio de un conflicto armado a gran escala en una época medieval. Tres facciones chocarán en batallas verdaderamente épicas. Caballeros europeos que nos recuerdan los cuentas de Arturo y los caballeros de la mesa redonda, feroces vikingos de tierras nórdicas y hasta samurais del lejano oriente, vivirán en un mismo universo. ¿Precisión histórica? A quién le importa.
Por la forma en la que se ha manejado desde que fue presentado en un inicio, nos quedó claro que en realidad, For Honor puede ser un proyecto menor de Ubisoft, esto claro si se le compara con lo que están haciendo con otras de sus franquicias. No te voy a mentir, en cuanto empiezas a ver este juego corriendo, te das cuenta que su apartado gráfico no es lo mejor del mundo, más si lo tienes en una televisión a pocos centímetros de la cara. Su dirección artística luce decente, pero nada del otro mundo. Al menos no nos topamos con errores técnicos mayores ni mucho menos.
A pesar de que combinar a caballeros de Europa occidental, Vikingos de Escandinavia y guerreros nipones, pueda no parecer la mejor idea del mundo, podríamos decir que una de las grandes apuestas de For Honor tienen que ver con contarnos una épica historia. A lo largo del breve demo que pudimos probar, varias de las escenas se veían narradas por una voz que hablaba como en prosa y que obviamente nos hace pensar que la historia será uno de los pilares de este juego que promete bastante por todo lo que te he contado en los párrafos anteriores.
En cuanto muchos le pongan las manos encima a For Honor, puedo apostar a que lo sentirán como un juego lento y bastante pesado. Es muy extraño que se abra con un cinemático lleno de acción en una batalla épica y pocos segundos después estemos en nuestro primer combate que por el mismo gameplay del juego, se siente a una velocidad completamente distinta, cosa que rompe un poco con el contexto en el que se nos está intentando situar. Hay otros momentos en los que enfrentamos a enemigos menos poderosos en los que sí podemos atacar con mayor velocidad, y a pesar de que las animaciones de cómo es que matamos a estos son bastante vistosas, la verdad es que en materia de juego en sí, tan solo se reducen a solo apretar uno de los botones de ataque una y otra vez.