Con tan solo tres semanas con las riendas de Twitter en su poder, Elon Musk se sigue enfrentando a constantes despidos de personal sumamente importante para la compañía. De esa forma, el ejecutivo ha señalado que la quiebra es una opción para el futuro de la empresa.
De acuerdo con un correo compartido a los empleados a mediados de semana, Musk no solo ha señalado que se tiene que hacer un esfuerzo adicional para que Twitter Blue, el servicio de suscripción de la plataforma, logre generar la mitad de los ingresos de la compañía, sino que ha mencionado que, en caso de que las empresas sigan retirando su publicidad de la red social, la quiebra es algo a lo que podrían enfrentarse. Esto fue lo que comentó:
“Sin ingresos significativos por suscripción, es muy probable que Twitter no sobreviva a la próxima recesión económica. Necesitamos que aproximadamente la mitad de nuestros ingresos sean por suscripción”.
Esta declaración sale a la luz mientras la plantilla de Twitter se reduce sustancialmente. A principios de semana, miles de trabajadores fueron despedidos, y otros más han decidido abandonar el barco antes de que se hunda. Este es el caso de la renuncia de tres altos funcionarios de seguridad: la directora de seguridad de la información, Lea Kissner, el director de privacidad, Damien Kieran, y la directora de cumplimiento, Marianne Fogarty.
Junto a esto, Rashad Robinson, presidente de Color of Change, ha revelado que dos empleados que fueron contratados con el objetivo de mantener la publicidad de las compañías en Twitter, también renunciaron, lo cual no pinta un panorama positivo para la red social. En temas relacionados, el trabajo desde casa ha terminado en Twitter. De igual forma, las cuentas falsas ya son más comunes en esta red social.
Nota del Editor:
Claramente, Elon Musk no está haciendo un buen trabajo. Sus ideas pueden sonar bien en papel, pero su visión de libertad de expresión simplemente le da más armas a todos aquellos que desean propagar un discurso de odio, algo que a las grandes compañías no les gusta.
Vía: The Guardian
