Una marca por cada pecado, es así como se explica la cara del personaje principal de Lords of the Fallen, misma que se encuentra repleta de símbolos oscuros que lo identifican como uno de los peores criminales de la historia. Este peculiar individuo se encuentra exhiliado, expulsado por la sociedad a la que le ha hecho bastante daño. Ahora, con la llegada de un ser terriblemente poderoso y maligno, ha encontrado la manera de redimirse y mostrarle al mundo que puede ser una mejor persona.
Monstruos horribles han plagado un santuario en una región invadida por un Dios oscuro, cuya maleficencia se ha materializado en montañas que en conjunto forman una garra, la del mal. Es aquí a donde el protagonista de Lords of the Fallen debe asistir si quiere erradicar la maldad que acecha al mundo, y así purificar su alma. En este mundo de fantasía medieval, podemos elegir entre tres clases, guerrero, mago y bandido. La clase que escojamos determinará la habilidad especial con la que contaremos, de ahí en fuera, seremos libres de personalizar al anti-héroe a nuestra complacencia con armas y equipo. En cualquier momento podremos cambiar de dagas a hachas gigantes y cambiar por completo el estilo de juego sin ser afectados por la clase elegida.
Los gráficos de este RPG de acción fueron los que me impactaron en la primera experiencia que tuve con el demo, el poder de PlayStation 4, Xbox One y PC permiten una calidad visual impecable que sorprende al incauto y atrapa al fanático. Una vista en tercera persona nos permite apreciar el alto nivel de detalle en las armas y armaduras, además de el soberbio diseño artístico con el que se decora el ambiente de castillo medieval lleno de trampas.
Una vez con el control en mis manos, me transporté a un pasillo que conducía a unas escaleras, en las cuales monstruos pequeños intentaban bloquear mi paso sin mucha suerte. Tres o cuatro golpes con mi espada fueron suficientes para acabar con ellos, y sus zarpasos apenas provocaban un impacto en mi barra de salud. Ya confiado y acostumbrado a los controles, procedí a un área circular al aire libre en la cual un caballero oscuro que doblaba mi tamaño me aguardaba para combatir conmigo en un duelo uno a uno. El exceso de confianza en mi poder me llevó a atacarlo directamente: uno, dos, tres golpes y mi espada rebotaba con su escudo de dimensiones titánicas, causándole daño nulo. ¿Cambiaré de arma? Pensé. Inmediatamente presioné el botón adecuado y mi espada cambió por una especie de lanza, misma que contó con la misma suerte al querer hacerle daño a mi oponente, cuyo escudo era impenetrable. Después de unos segundos de querer abatirlo con desesperación, llegó el primer golpe atestado por su pesada arma, de la nada, desapareció un cuarto de mi barra de vida. Lords of the Fallen es difícil, y mucho.
El balance en la dificultad fue de lo más gratificante en este juego, en el que bien podremos confiarnos y abatir enemigos pequeños a diestra y siniestra. Sin embargo, el ritmo cambia totalmente al enfrentarnos a enemigos medianos que nos causarán un inmenso daño con tan solo un golpe, así que tendremos que ser cuidadosos y aprender a movernos con fluidez en este vals de batalla del que seremos parte.
Terminé por darme por vencido con el enemigo cuya cara desconocía debido a la constante presencia de su escudo. Corrí hacia atrás sólo para darme cuenta de que algo raro se veía en el suelo, lo rodeeé y continúe, con mi oponente persiguiéndome a paso lento pero seguro. En cuestion de instantes, mi enemigo cayó en una trampa terrible de la cual yo pude haber sido víctima. En medio del área circular se encontraba una especie de piso falso en el que el descuidado podría caer para recibir una terrible muerte a base de espinas gigantes. Fue así como me deshice de él sin la necesidad de tocarlo con mi arma, ¿ocurrirá así con cada uno?
Seguí mi camino, llegué a un punto de guardado y continué para encontrarme con otros dos de estos caballeros nada amigables, mismos que decidí ignorar para no perder tiempo, ya que cada enemigo representa un vaivén de movimientos que al más mínimo descuido podrían terminar con una muerte dolorosa. Al final de los pasillos y escaleras, una araña gigante bloqueaba mi camino, misma que al verme reaccionó de manera violenta moviéndose sin parar por todos lados dentro del calabozo, buscando que bajara mi guardia para atacarme. “Esto ocurrirá siempre, tardarse con los enemigos calculando sus movimientos y atacando sólo cuando es posible”, pensé. Cual fue mi sorpresa cuando la araña se alejó para comenzar a dejar huevos, de los culaes salían más criaturas que sin pensarlo vinieron a por mi. Lords of the Fallen no permite quedarse la zona de confort y te empuja al constante movimiento, ya que si tardas más de lo debido, las consecuencias podrían ser muy graves.
Por fin, un troll con máscara de hierro me esperaba para acabar conmigo a como diera lugar. Este jefe del calabozo contaba con patrones de ataque que variaban de acuerdo al daño que le provocaba. Conforme más bajaba su barra de vida, el enemigo iba reflejando los cambios en su apariencia al aumentar su furia y al alterar su aspecto, haciéndose cada vez más difícil. Las batallas con los jefes tendrán tres secciones que cambiarán el estilo de sus ataques cada vez que logremos inflingirles daño hasta llegar a cada una de sus fases. Mi poder especial consistía en un disparo de magia que causaba un gran daño, no obstante, una vez utilizado no podía usarlo hasta mucho tiempo después al regenerarse mi barra de magia, por lo que tenía que pensar bien mi estrategia y usarlo sólo en momentos adecuados.
Finalmente fallé al derrotar a este oponente, ya que requería de más tiempo para aprender sus patrones de ataque y mejorar mi estrategia. Sin duda, Lords of the Fallen me dejó un buen sabor de boca y una amplia curiosidad por saber más de él. Juegos difíciles como éste siempre serán bienvenidos por este amante de los RPG.