Al final de cada mes, en Atomix reconocemos un videojuego como la selección de los editores. Deberá ser un título cuyo lanzamiento original haya sucedido durante el transcurso del mes y que sea, para nuestro staff, el más relevante de todos. Entre todas las distintas razones que nuestro equipo tomará en cuenta para esta selección están el diseño, excelencia, dirección de arte, funcionalidad, etc.
Y el Editors’ Choice de enero es…
Al igual que prácticamente todo el desarrollo de videojuegos en Japón, Capcom atraviesa por momentos muy complicados, esto a pesar de que a diferencia de otras compañías de su mismo origen, ésta ha encontrado la manera de mantener vigentes a algunas de sus franquicias estrella. Si bien Resident Evil nunca ha dejado de ser una autentica impresora de dinero sin importar de qué producto estemos hablando, la realidad es que en la última década se le ha maltratado de una manera muy importante, sobretodo gracias a videojuegos que en el mejor de los casos llegaban a ser mediocres. Para fortuna de todos los que amamos a esta franquicia, sus autores han rectificado el camino con una entrega que viene no solo a refrescar su fórmula, sino a reivindicarla como una de las grandes del medio.
Todo lo que pasó con Silent Hills y su famoso P.T. es uno de los pasajes más lamentables en la historia reciente de los videojuegos, sin embargo, de aquel trago amargo, quedó algo muy positivo que Capcom supo capitalizar de una manera sumamente sobresaliente. La idea del survival horror ha venido cambiando con el pasar de los años como es lo natural, y Resident Evil 7: Biohazard es prueba tangible de esto. Sin lugar a dudas, uno de los puntos más loables de este título es que a pesar de que supo adaptarse a los nuevos tiempos, también encontró la manera de traer de regreso ese esencia y sabor tan especial que el género tuvo en sus épocas doradas durante los noventa.
Resident Evil 7: Biohazard es un juego sumamente sincero que no se va con altas pretensiones fuera de lugar como le pasó a la desastrosa sexta entrega canónica de la saga, pues como te comentábamos, toma elementos muy básicos del género al que representa para ponernos enfrente a un videojuego sumamente sólido en cuanto a sus mecánicas principales y en ciertos puntos sobresaliente si de diseño de niveles hablamos, todo esto acentuado por una dirección de arte sublime y gráficas espectaculares que se logran gracias a que estamos frente a un título que cuenta con su propio motor gráfico.
Es complicado decir con qué nos quedamos de todo lo que representa Resident Evil 7: Biohazard, pero muy probablemente tendríamos que elegir a su más que profunda y bien lograda atmósfera que de verdad te hace sentir en una gigantesca casa habitada por locos desquiciados en la que algo muy extraño está pasando, incluso sin usar el modo con realidad virtual. No tenemos ni la menor duda de que al menos en términos artísticos, Capcom tomó la decisión correcta, ahora esperemos que en lo comercial también responda. Por todo esto es que consideramos que lo nuevo de Resident Evil es lo más destacado que nos dejó enero de 2017.
