Recuerdo muy bien ese día en que viajé por primera vez al universo de Star Wars, dentro de una plaza con edificios que me recordaban la visión futurista de principios de la mitad de la pasada década se encontraba una sala obscura con una larga fila de personas emocionadas que degustaban muy apetecibles snacks mientras esperaban por un viaje a otra galaxia, literalmente hablando. Después de una primera sala en la que escuchábamos temas clásicos como “The Throne Room” pasé a lo que parecía una terminal aérea con letreros en idiomas desconocidos, droides revisando maletas y pantallas que mostraban imágenes y reportes climáticos de los paradisíacos destinos que me esperaban en esa aventura.
LEER +