Normalmente, lo correcto es pensar que un videojuego debe brillar por sus mecánicas y controles antes que nada, sin embargo, se agradece en sobremanera que éste, nos deleite en la parte visual. La dirección artística dentro del desarrollo moderno, cada vez tiene un papel más importante, pues además de ser la responsable de darnos bellos paisajes y escenarios, funciona como impulso para que la atmósfera dentro de la experiencia, sea más profunda, envolvente y por supuesto, más creíble.
Para ser concretos, la dirección de arte dentro de un videojuego, tiene que ver con los bocetos conceptuales de todo lo que vemos en pantalla, son las bases sobre las que la parte técnica, construye gráficos y general todos los assets que componen a la obra. Desde la elección de la paleta de colores e iluminación, hasta el diseño de personajes, las personas encargadas de este departamento, son las responsables de entregarnos bellos mundos de los que muchas veces, jamás quisiéramos salir.
El criterio que se tomó para premiar esta categoría, estuvo exclusivamente enfocado en aquellos juegos que nos llenaron el ojo, aquellos que solo nos daban ganas de jugarlos por su belleza primaria, antes que por su gameplay o diseño de niveles. No nos hagamos tontos, varios de nosotros solo hemos comprado títulos por su aspecto visual y artístico.
– Child of Light
– Transistor
– Mario Kart 8
– Sunset Overdrive
– Hohokum
Desde que se demostraron las capacidades del UbiArt Framework con Rayman Origins, la mente de varios de nosotros se puso a volar con la enorme cantidad de posibilidades que este maravilloso motor gráfico nos podría entregar, pues la simple idea de poder convertir cualquier arte conceptual en gráficos dentro de un juego, brinda un sin fin de caminos a tomar en la parte visual de cualquier título. Gracias a todo lo anterior, Child of Light nos entregó una de las experiencias más bellas de los últimos años.
Para fortuna de muchos de nosotros, Child of Light llegó antes de que el 2014 se convirtiera en una autentica pesadilla para Ubisoft, dejándonos ver que varios de sus estudios, sobre todo el de Montreal, tienen una enorme cantidad de talento cuando trabajan en proyecto de menor tamaño.
Todo el mundo de Lemuria que recorremos en Child of Light, y a los memorables personajes que tenemos la oportunidad de conocer, fueron dibujados completamente a mano, dándoles un estilo de acuarela y de difuminado muy sobresaliente. La gran cantidad de tonos azules obscuros, grises y verdes con los que nos recibe el juego, de manera inmediata le llenan el ojo a cualquiera, provocando un sentimiento de nostalgia verdaderamente considerable.
Sumado a lo anterior, se decidió apostar por un poco de cell shade para hacer que algunos elementos contrastaran con los preciosos fondos, como por ejemplo, el cabello de Aurora, el cual, parecía danzar cada vez que nos movíamos hacia una nueva locación. ¿Recuerdan a la montaña caminante que vemos al principio de nuestra aventura al fondo y que más adelante conocemos?.
Además de todo lo anterior, la dirección de arte de Child of Light se apoya por un espectacular soundtrack y muy bellos diálogos, todos ellos escritos en prosa. Este RPG por turnos construido en occidente, tiene mecánicas sencillas, pero increíblemente bien logradas, mientras que su diseño de niveles es bastante aceptable.
Estando al frente de toda la parte visual, Salomé Strappazzon se encargó de regalarnos una de las experiencias más bellas y memorables de los últimos años, misma que todo el mundo debería probar en algún momento.