Por: Iván Román (@YvannR_olvera)
Hace no mucho tiempo el entorno de los videojuegos era sumamente distinto a lo que hoy conocemos y su importancia a nivel social solo constaba del escándalo que producen a la moral títulos como GTA y sus mecánicas que implican una crítica al mundo donde vivimos.
En realidad la prensa no especializada jamás iba más allá, es decir: nunca entendían que era una fuerte crítica al sueño americano y que nos permitía ver la pluralidad violenta de esas ciudades con nombres ficcionales. Ellos sólo veían el punto de la violencia y la sexualidad explícita que siempre ha incomodado a la sociedad y a sus buenas costumbres. Y cuando no era el escándalo moral hacían parecer que los videojuegos solo eran un juguete más… Y los juguetes, según la sociedad, son para los niños ¿no?
Un terrible mal entendido acerca de los juguetes. Pero eso hoy no nos ocupará.
Pero ustedes queridos lectores no son parte de esa masa que cada vez se deforma más… Ustedes han llegado aquí porque el juego va más allá de esas cosas que he mencionado.
Los medios han ido cambiando de a poco para entender que los videojuegos no son cosas que solo competen a los niños. Han entendido que el público consumidor es amplio y que tiene necesidades de estilo que son cubiertas por cada género. Sin embargo, han llegado a esta conclusión por vía de los números. De pronto fue una bofetada para ellos entender que un videojuegos es más costoso y genera más ganancia que la película más taquillera de cualquier verano.
Pero esa vía es errónea. Prestar atención a los videojuegos porque son una industria gigante la cual llega a mucha gente.
Después de eso hay un punto de quiebre donde hemos comenzado a entender lo que es un juego por medio del efecto social, a saber, “los videojuegos como fenómeno social”. Al ver que las masas consumen tanto un medio de “entretenimiento” lo más normal es que se busque su efecto social y como estos cambian o generan nuevas formas de las sociedades o generan un entendimiento profundo en distintas latitudes.
Pero eso tampoco es relevante para lo que aquí hemos de pensar.
Nosotros hemos de pensar en el arte… Sí, en el arte y que los videojuegos son un arte. Qué líneas más arriesgadas me he atrevido a decir, porque como tal jamás se los ha visto como una de las artes, es decir, jamás se les compara en belleza con la danza.
Muchos seguramente jamás se habrán cuestionado el porqué tenemos estimadas 7 bellas artes desde hace tantos años. Y no es malo que jamás lo hayan hecho, porque damos por sentado que el arte existe y que es algo que comparten esas 7 expresiones del mundo. Aquí no vamos a preguntarnos si una obra de Leonora Carrington es o no arte, o porqué eso es arte y Super Mario Bros. 3 no lo consideramos tal.
La respuesta a por qué tenemos esas artes, y en ese número, es fácil. Solo vean que es lo que les viene a la cabeza cuando digo: Bellas Artes. seguro a los que vivimos en la misma ciudad les recuerda al hermoso palacio que se ubica en el centro histórico justo después de la Alameda. Y ese palacio representa a una institución y ésta representa a las reglas y regulaciones de lo que consideramos arte.
Si seguimos el argumento de las últimas líneas vemos que llegamos a la respuesta que el arte está institucionalizado y que hay quienes deciden qué va y qué no.
Es por eso que cuando vemos arte conceptual, como un carro aplastado por una máquina, exhibiéndose en un museo tenemos todo el derecho de preguntarnos si eso vale más como arte que Journey o The Last of Us.
El arte no depende de conceptos.
El arte cuando requiere algo más para ser entendido deja de funcionar como arte y se convierte más bien en un objeto de comunicación premeditada.
El arte da qué pensar. Pero es un pensar muy distinto al que entendemos normalmente… Nos da un qué pensar de la imaginación que no hará de ello ningún concepto… Solo generará inspiración.
Cuando terminan de ver el concierto de su banda favorita y les dan ganas de tocar… Eso es arte porque ha hecho que dentro de nosotros algo se mueva. Que su música y nuestro ser sean uno mismo y jueguen.
Entonces los videojuegos sí son un arte… ¿O son una agrupación de varios artes?