Se cumplen 20 años de Resident Evil y, por fortuna, hay una séptima entrega en el camino. Sí, aunque haya cambios en el tipo de juego e incluso en la forma como el horror se aborda. Sin embargo, no es la única novedad en un mar de remasters y remakes para celebrar. Atendiendo a la parte de la franquicia dedicada a la acción (lo cual funciona bastante bien, pregúntenle a Operation Raccoon City) tenemos un título dedicado a quienes deseaban un juego de la serie enfocado en la competencia en línea a tiros. Se trata, sí, de Umbrella Corps.

No, no es un Resident Evil. Tan no lo es que no lleva el nombre de la serie por ningún lado. Claro, tiene una conexión con la serie dada su conexión de spin off.  Pero fuciona de una manera muy diferente a lo que conoces de la serie. Sin embargo, en pruebas previas el proyecto ha sido muy castigado por la crítica. ¿Es realmente un desastre como se ha augurado?

Un caos absoluto

Los fundamentos son de un tirador en tercera persona, aunque en este caso la cámara está por encima del hombro. Sí, es una perspectiva muy común, pero no parece orgánica. Parece muy forzado a lucir que puedes ver parte del torso del personaje, no importa qué hagas. Las posibilidades a tu alcance son muy similiares a las que posees en un título del tipo. Tienes un arma principal de alto calibre, una secundaria de menor tamaño, tienes granadas y hasta armas para golpear.

Sí, hay zombies. Pero no esperes que sean los enemigos devastadores y temibles que viste en Resident Evil, los cuales le dieron lustre y reputación a la franquicia. No. Son enemigos un tanto torpes, los cuales simplemente llegan a brotar como si fueran cualquier cosa. Queda claro que son sólo blancos de tiro, los cuales pueden ser un problema más por número que por otra cosa. Eso sí, ni siquiera son tu principal amenaza.

El online es donde se concentran los esfuerzos del juego. En títulos destacados por su capacidad multiplayer se ha criticado la carencia de modalidades. Aquí sólo tienes dos modos: Una vida y multimisión. El primero es un deathmatch clásico: dos equipos de dos jugadores, sin respawn, gana el que elimine al equipo completo. Multi-misión, en tanto, pone a los equipos a cumplir objetivos como el recuperar muestras o defender un territorio. Todo mientras enemigos muy diversos están al acecho.

Suenan interesantes los modos de gameplay, pero hay que ser honestos: el juego es caótico. Es casi imposible coordinar los movimientos porque simple y sencillamente la experiencia no tiene ni pies ni cabeza. Puede que en algunas partidas tan pronto empieces te encuentres en un tiroteo sin ton ni son, o que pases dando vueltas por los escenarios sin ver a absolutamente nadie de los demás jugadores.

Se agradece que quieran darle ese toque de Resident al juego dando a los escenarios diferentes niveles para moverse, así como construcciones o zonas cerradas donde el combate sea más cercano. Pero en vez de ayudar al ritmo de juego, simplemente lo hacen más tedioso e innecesariamente complicado. Es más fácil perderse en dichos espacios que utilizarlos de forma estratégica porque parecen puestos al azar. Incluso podemos decir que visualmente ni siquiera son atractivos: sólo toman detalles cliché de diferentes escenarios de la serie y lo colocan ante nuestros ojos sin ningún cuidado.

Se agradece que, también, quieran ponernos enemigos como perros zombi o pueblerinos enojados en los mapas. Pero lucen tan mal en cuanto a diseño y animación, así como aportan tan poco, que son más un estorbo y no tanto un reto. Enfrentar a un escuadrón enemigo debería ser suficiente, pero la experiencia es tan irregular que ni siquiera esos duelos se disfrutan. Los enemigos son tan malos que, a veces, parecen un adorno que reacciona casi por azar. O se mueve tan mal que exhibe las carencias del juego en unos cuantos segundos debido al poco cuidado que les pusieron.

Ah, cierto, trae una campaña. O algo así. Es un modo que describe con ciertos retos cortísimos una serie de experimentos. El cumplimiento de estos objetivos nos ayuda a ubicarnos mejor en los mapas multijugador, a movernos mejor en el juego y a matar con mayor destreza la infamia de enemigos que tenemos enfrente. Pero está lejos de estar a la altura de una campaña. Vamos, si el peso del juego es el multiplayer y se siente horrible, imagina el modo de “historia”.

¿Luce tan mal?

Sí. Ya dijimos que el multijugador es un desorden, en el cual es difícil establecer una estrategia. Que los enemigos son un asco a nivel visual y de inteligencia artificial. Bueno, pues gráficamente es un descalabro. Desde los escenarios que lucen descuidados en cuanto a texturas y diseño de nivel, hasta el personaje que ni siquiera puede moverse con naturalidad y hasta tiene momentos donde se hace evidente lo forzado en la animación para que la cámara se mantenga encima del hombro.

Hay opciones de personalización. Hay aspectos que desbloqueas jugando y que lucen muy bien cuando eliges a tu personaje. Pero que al momento de jugar simplemente no es tan genial el cómo se ve. A eso hay que sumar los tonos lúgubres que hace deslucir todavía más el apartado gráfico. Se siente monótona la experiencia a nuvel visual.

La música es igual de monótona, al punto que prefieres pasarla por alto. Hay intentos de diálogos, pero ofrecen tan poco que simplemente los consideras para estar al pendiente de lo que queda por hacer. Nada que se acerque siquiera a lo ordinario.

El juego funciona, lo cual es un logro. Tiene dosis de acción básica y tal vez a los fans de la franquicia ávidos de juegos para tirar les parezca una experiencia rescatable. Es la única razón por la cual podría salvarse de la quema, incluso por la que cuenta con una calificación apenas reprobatoria y no una menor. Pero si no eres un fan leal de Resident Evil, lo más preferible es que ni te acerques. Simplemente no lo vale. Hay mejores juegos de disparos y mejores survival horror (los remasters de aniversario, por ejemplo) como para arriesgarse con esto.