WII U
WII U
Monolith Soft, Nintendo SPD
Nintendo
04/12/2015
¿Qué pasó con aquellos tiempos en los que Japón era la punta de la lanza que imponía tendencias y marcaba el progreso de los videojuegos?, ¿dónde está la gloria de los RPG de Super Nintendo y PlayStation que causaban furor a nivel mundial por presentar mecánicas innovadoras, historias de fantasía épicas y tecnología de punta? Esto se perdió en algún punto de la década pasada, cuando estudios occidentales tomaron la batuta y evolucionaron con sus propios aportes como los mundos abiertos y el HD.
Siempre ha habido un diálogo de inspiraciones mutuas entre oriente y occidente en cuanto a videojuegos. Los inicios del JRPG fueron influenciados fuertemente por juegos de rol occidentales como Dungeons & Dragons, por ejemplo. Al mismo tiempo, de nuestro lado del mundo siempre hemos admirado a Japón por llevar la vanguardia en la industria y por la variedad de mundos que nos ofrece. En algún punto, estudios como BioWare y Bethesda Game Studios tomaron el liderazgo y adelantaron el paso con títulos ambiciosos y masivos que aunque tardaron años en consolidarse como un estándar, ahora son los ejemplos a seguir.
Es aquí donde entra Monolith Soft, estudio en el que creativos visionarios que trabajaron en legendarios proyectos como Final Fantasy VI, Xenosaga y The Legend of Zelda: Skyward Sword buscan por primera vez trascender y entrar de lleno en proyectos que sigan las tendencias actuales con Xenoblade Chronicles X; me refiero a mundos masivos y ricos en contenido, además de utilizar la alta definición por primera vez en su historia.
Esto tiene sus pros y sus contras, por supuesto. Por un lado, somos testigos de la evolución que vivió occidente en el género pero ahora en el lado de Japón, con todas las bondades que esto conlleva: mechas, planetas alienígenas, ciencia ficción épica e incontables elementos como el humor y la narrativa inspirada en anime que tanto caracteriza a la región.
Por el lado menos agradable, nos encontramos con los primeros pasos de un estudio inexperto en el área y que tropieza con las mismas piedras con las que tropezaron los estudios pioneros en el género y la tecnología de alta resolución. A lo largo de nuestra aventura por el planeta Mira nos enfrentamos a problemas con el tamaño de la letra (¿recuerdan lo imposible que era leer subtítulos en los primeros juegos HD de Xbox 360 y PlayStation 3?), inestabilidad entre el balance del sonido de la voz y la música en cinemas, animaciones torpes y cuadradas (sobre todo cuando estamos acostumbrados a captura de movimiento en proyectos de gran calibre), y confusas interfaces poco intuitivas y difíciles de navegar. Por más molesto que parezca para algunos, no fue muy difícil para mi ignorar dichas características, puesto que las bondades del juego superaron por mucho a los aspectos negativos.
La historia nos lleva al año 2054, tiempo en el que la humanidad se ve amenazada por una batalla entre dos razas alienígenas altamente poderosas y peligrosas que luchan en el espacio. Dicho conflicto pone en peligro al planeta Tierra, por lo que sus habitantes deciden llevar a cabo un éxodo a través de naves espaciales gigantes que los llevan a buscar otro planeta más seguro. Lamentablemente, el proyecto resulta un fracaso y la mayoría de las naves es destruida por los aliens, dejando sólo una como sobreviviente y forzándola a realizar un aterrizaje de emergencia en el planeta Mira.
Con las esperanzas y los números por los suelos, los seres humanos deciden establecerse en dicho planeta y recuperar lo poco que quedó de su atentado. Es ahí donde entra el protagonista, un silencioso personaje ya sea hombre o mujer creado por el jugador que intentará salvar a la raza humana de un mundo hostil. Dicho héroe proviene de un sistema de creación de personajes bastante complejo y aunque censurado, eficiente en su misión por satisfacer al jugador hasta en el más mínimo capricho.
La historia sólo por su premisa es muy interesante, más porque combina elementos de la ciencia ficción occidental con la oriental. Por un lado, el asentamiento humano en el planeta Mira es un vestigio de la nave que escapó de Estados Unidos, de nombre New Los Angeles. Entre eso y un comandante rubio y musculoso de nombre Van Damme, entre otras cosas, es que podemos encontrar en Xenoblade Chronicles X un festín de shoutouts a Occidente. Al mismo tiempo, el juego no se podría sentir más japonés. El diseño de los personajes continúa por la línea que caracteriza a los JRPG: ojos gigantes, cabello de colores, un sistema de jobs sólido, mucho grinding, y una sublime presentación de los mechas que se transforman.
Xenoblade Chronicles X nace a través de la iniciativa de crear un mundo abierto hecho y derecho, 500 veces más grandes que el de su precuela espiritual (que poco tiene que ver en cuestión de narrativa y que sólo comparte algunos elementos como razas), y que le hiciera frente a otras obras de gran calibre como las de la franquicia Fallout. Puedo afirmar con certeza que lo logran, y que el equipo de Monolith Soft logró crear un mundo vasto y vivo como nunca se ha visto en la historia de los videojuegos.
Tanto en la narrativa como en la progresión, el juego siempre nos recuerda que nosotros no somos los protagonistas del juego, el mundo lo es. Ya sea a través de un protagonista callado, o una historia por capítulos en la que a propósito nos pone barreras para regresar a explorar, siempre tenemos el pretexto y la oportunidad para descubrir más de lo que el planeta tiene para nosotros.
Mira está dividido en cinco continentes, estos cubren diversos ecosistemas como bosques, planicies, desiertos y más que rayan en lo divino si hablamos de imaginación. Mientras que otros videojuegos nos muestran representaciones de un mundo medieval con ambientes mas o menos familiares, este título se atreve a imaginar un planeta completamente distinto, con todo lo que esto conlleva. Desde el primer momento en el que ponemos un pie fuera de New Los Angeles (o NLA), nos abruma el vasto mundo que tenemos por explorar. Cuidadosos detalles como dinosaurios gigantes bebiendo agua de un lago o escarabajos que se esconden bajo la tierra para salir en otro lado nos dan una impresión de que Mira está realmente vivo; gran mérito si contamos conque no se aprovechan de efectos tecnológicos como cambios climáticos o de física para lograrlo.
Lo que sí es un logro técnico para este estudio y para la consola, es la ausencia de pantallas de carga aún cuando cambiamos de continente o cuando salimos de la ciudad. Solamente cuando hagamos la transición a una cinemática o hagamos trampa con fast travel es que nos enfrentaremos a dichos obstáculos, mismos que pueden ser reducidos significativamente si descargamos los paquetes de datos de hasta 15.3GB de la eShop de Wii U.
Aunque un poco limitado, Xenoblade Chronicles X cuenta con un sistema de clases que nos permite desempeñar diferentes roles cuando se trata del combate: healer, tank, o damage delaer. El gameplay se parece mucho al de un MMORPG, ya que tenemos una barra de comandos con tiempos de enfriamiento que tenemos que manipular para implementar la mejor estrategia. Mientras que el combate en ocasiones puede ser muy automático (ya que el personaje junto a su party de hasta 4 miembros pueden atacar solos), tiene un alto grado de complejidad que pone a prueba nuestros reflejos y nuestra capacidad de planeación.
Dependiendo de nuestro nivel, hay ocasiones en las que debemos actuar inteligentemente si queremos salir vencedores contra cualquier criatura que se nos ponga en frente; la estrategia más básica consiste en atacar a nuestros enemigos con acciones específicas y hacerlos tambalear, para después derribarlos, debilitar sus defensas y machacarlos con todo lo que tengamos. De manera más profunda contamos con más opciones como la posibilidad de equiparnos ataques especialmente fuertes contra cierto tipo de criaturas, seleccionar qué parte del cuerpo queremos atacar para obtener materiales específicos, o hasta ser partícipes de Quick Time Events en los que si presionamos un botón en el momento correcto, podemos curarnos y realizar acciones en cadena junto a nuestra party gracias al sistema Soul Voice.
Aunque la historia tiene unos plot twists fuera de este mundo, la progresión podría no parecerle muy agradable a cualquier tipo de jugador. El juego se desarrolla por capítulos, y para tomar la misión que continúe con la narrativa, muchas veces nos piden haber completado ciertos objetivos que no necesariamente son automáticos en nuestra experiencia. Explorar cierta cantidad de zonas en el mapa (que se despliega en nuestro GamePad y le da una utilidad excelente tanto para el fast travel como para la administración de recursos), o realizar ciertas misiones de afinidad con equis personajes para que puedan entrar en nuestra party justificadamente, nos hará regresar para explorar más de Mira. Aunque no es necesariamente malo, muchos podrían reaccionar negativamente debido al estándar actual de desear progresión a cada minuto.
Pocos títulos en la historia de los videojuegos han logrado presentar a los mechas como lo hace este título. Un deseo ferviente de poseer uno nos acompaña desde la primera hora del juego en la que vemos a uno en acción, pero Monolith Soft logró implementar un sistema en el que debemos esperar un par de decenas de horas para hacernos de uno. Personalmente, fue hasta la hora 44 cuando pude por fin hacerme de mi licencia para pilotear un Skell (o Doll en la versión japonesa), mismo que obtuve de manera gratuita y que pude personalizar a mi antojo para lograr nerdgasms como pocos juegos han logrado en la vida.
Más de cinco tipos de armas con un gran catálogo, decenas de armaduras, y centenares de combinaciones de colores hacen de los mechas una experiencia única y personal. Podemos comprar y asignar tanto a nuestro personaje como a nuestra party una gran variedad de modelos de Skells con diferentes variaciones de armamento para lograr un equipo balanceado con distintos roles. Una vez que nos hacemos de uno, el planeta que se supone que conocíamos hasta el momento cambia completamente gracias a la habilidad de transformarnos y desplazarnos a gran velocidad o saltar a distancias antes inimaginables, y qué decir de cuando obtenemos el upgrade para volar…
Xenoblade Chronicles X cuenta con saltos de dificultad a veces injustos que se solucionan regresando a realizar misiones pendientes para subir de nivel, o disminuyendo la dificultad temporalmente par superar el obstáculo más inmediato. Aunque nos cuenta una historia a cuentagotas, vale la pena ver como escalan los problemas a los que se enfrenta la raza humana en un planeta alienígena.
En otros aspectos que menos tienen que ver con las mecánicas, la dirección de arte impregnada en cada zona y enemigo es algo como nunca habíamos visto antes. El soundtrack de Hiroyuki Sawano (Attack on Titan, Kill la Kill) contiene melodías épicas que aunque a veces resultan un poco repetitivas o fuera de lugar debido a la inexperiencia en la programación, son totalmente apantalladoras para quien quiera ser parte de una experiencia como pocas.
Xenoblade Chronicles X es producto de una gran ambición y un deseo por trascender en el mercado de los videojuegos. Wii U ha recibido quizás el título más grande y complejo en todo su catálogo, mismo que aún con sus fallas técnicas, logra ofrecer una experienciaa como ninguna que hayamos vivido en la industria de los videojuegos.