Sin lugar a dudas, uno de los géneros más importantes de toda la industria de los videojuegos y que más alegrías nos ha dado, es el de carreras. Este tipo de títulos son tan añejos como el propio medio, por lo que hemos visto una incontable cantidad de diferentes propuestas. En la actualidad, podríamos hablar de dos principales ramas. Por un lado tenemos los simuladores de manejo y por el otro a los famosos arcades. Esta segunda clase ha sido representada varias veces por diferentes exponentes, pero muy probablemente, el nombre de Need For Speed se levanté entre todos ellos.
A lo largo de sus más de 20 años de historia, Need For Speed nos ha cautivado con diferentes juegos que marcaron a todo el que les puso las manos encima. Su legado y aportes en general al racing son bastante considerables, por lo que ahora que la serie ha sido relanzada, nos pareció un más que excelente idea recordar los puntos por los que esta franquicia es tan importante.
Después de haber tenido un nacimiento bastante destacable en todo sentido, sobre todo en el comercial, Need For Speed no tardó en comenzar a forjar un legado para esta industria. El cine y la televisión nos habían demostrado lo geniales que pueden ser las persecuciones policíacas si se hacen de la manera correcta, sin embargo, no fue sino hasta 1998 que Need for Speed III: Hot Pursuit nos mostró cómo es que un videojuego podía hacernos sentir verdadera adrenalina cuando tuviéramos que escapar de la ley o por qué no, ser ella misma.
Dicho concepto se siguió expandiendo en el futuro de maneras verdaderamente geniales a cosas como Most Wanted, Undercover, Rivals y por supuesto, el aclamado Hot Pursuit de 2010 que nos llegó de la mano del más que talentoso Criterion Games.
Una de las cosas más interesantes de Need For Speed como serie de carreras es su grandiosa capacidad para mutar y experimentar con diferentes ideas. Sin lugar a dudas, uno de los aportes más importantes por parte de esta franquicia se dio en 2003 con la primera entrega de Underground. El éxito de las cintas de Fast and Furious provocó que EA decidiera introducir todo el tema del tuning y carreras clandestinas a su franquicia.
El resultado es el que ya todos conocemos. Hora y horas dentro de un taller buscando que nuestra máquina quedara exactamente como queríamos, desde cosas visuales y la pura vanidad, hasta el más mínimo detalle dentro del corazón del auto para que su rendimiento fuera el mejor. Estas herramientas han sido llevadas a un nuevo nivel con la nueva entrega de este año.
Cuando algunas personas escuchan la frase “juego arcade”, normalmente se imaginan algo muy simple y sin chiste, sin embargo, este estilo de diseñar videojuegos puede ser igual o hasta más profundo en términos de mecánicas de gameplay, incluso que algo como un simulador, por ejemplo. En caso de que jamás le hayas dado la oportunidad a un Need For Speed, te podemos decir que en más del 90 por ciento de sus entregas, estarás frente a un videojuego sólido en todo sentido que funciona justo como debe.
Además de lo anterior, esta serie nos ha demostrado hasta dónde puede llegar un juego de carreras de acción, pues sumado a todo el estilo y personalidad de sus entregas, los Need For Speed normalmente nos sorprenden con mecánicas de juego revolucionarias, controles precisos y por supuesto, un más que sobresaliente diseño de pistas y mundos abiertos.
Después del más que grato sabor de boca que nos dejó el primer Underground, EA decidió que era un excelente momento para hacer una nueva adición a su amada serie. Underground 2 no solo expandió todos los conceptos introducidos por su antecesor, sino que nos demostró que un título de mundo abierto también tenía espacio en el género de carreras. El resultado fue tan bueno que las siguientes entregas, no tuvieron más opción que integrar este elemento en sus universos.
Poco a poco pudimos ir viendo mapas no solo más grandes, sino más sofisticados en todo sentido. El reto de presentar una ciudad que se sintiera viva pero que la vez, tuviera espacio suficiente para poder correr nuestras máquinas a más de 200 Kilómetros por hora, había sido superado con creces. Evidentemente, otras series no tardaron en replicar esto.
Como te comentábamos en los párrafos anteriores, Need For Speed siempre ha tenido bien claros cuáles son sus objetivos como arcade de carreras, con todo y que las dos entregas de Shift buscaron entregar títulos más apegados a la simulación. A pesar de ser videojuegos profundos en cuanto a mecánicas de juego y diseño de niveles, la verdad es que siempre han tenido muy en cuenta que todo el que le ponga las manos encima, debe poder disfrutarlos.
No importa la experiencia ni nivel de habilidad que pueda tener una persona, si quiere pasar un buen rato con un título de racing, Need For Speed es una más que maravillosa opción, además de que prácticamente todas sus entregas, cuentan con multiplayer.