No cabe duda que la franquicia God of War le entró hasta el hueso a los mexicanos. A través de sus siete entregas ha entregado un espacio virtual para desatar nuestra furia y convertirnos por unos momentos en un guerrero asesino que no escatima en violencia.
Ya sea en casa o para llevar, Kratos nos ha acompañado dándonos excelentes y memorables momentos de gore y violencia cruda que sin duda se han quedado en nuestra mente. Por eso, el staff de Atomix se ha dado a la tarea de recopilar lo que a percepción de cada miembro del equipo, son los momentos más emblemáticos e impactantes de la franquicia.
El primer juego de la franquicia debía tener un final épico, la batalla de Kratos contra Ares no fue una excepción. Después de toda su travesía, Kratos abrió la caja de pandora para que creciera a proporciones gigantescas y su poder fuera equivalente al de los dioses para poder enfrentar directamente al dios de la guerra. Despojado a media batalla de sus Blades of Chaos y atormentado por las visiones en las que asesina a su esposa y su hija, eso no impidió que el descomunal Kratos asesinara brutalmente a Ares y posteriormente se quedara con su trono del Olimpo.
Una de las maravillas del mundo antigüo fue el Coloso de Rodas, una descomunal escultura que servía de puerta de entrada al puerto de dicha ciudad. Qué mejor manera de comenzar la segunda entrega de la serie que con una épica batalla contra este gigante broncíneo.
La intensidad de este primer momento del juego nos dejaría con excelentes expectativas para el resto del juego. Desde los QTE en los que rasgabas sus mejillas hasta los momentos en que ya lo destruías desde su interior, esos primeros 25 minutos del juego que equilibran el intenso gameplay con lo cinemático y están entre los insuperables momentos de la franquicia que siempre quedarán en nuestras mentes.
La tercera entrega de la serie, y la primera en llegar a PlayStation 3 fue espectacular de principio a fin. Comenzaba nada menos que con una batalla con el dios Poseidón, todo en un escenario donde los Titanes escalaban el Olimpo. La brutal pelea se mostraba con una bellísima narrativa audiovisual que terminaba en desmembramiento y en la extracción de los ojos del dios. Eso era sólo el principio.
Kratos siempre tuvo un objetivo a la vista, ya fuera matar a Ares o a Zeus. El problema venía cuando se atravesaban infinidad de esbirros y otras deidades en el camino, con ello, el protagonista no escatimaba en eliminarlos para llegar a su meta. Hercules fue uno de ellos, y para mi fue una de las batallas más brutales, sobre todo con ese final en el que con un odio inmenso le destrozamos la cabeza a nuestro oponente a nuestro titánico oponente después de despojarlo de su magistral armadura. Visceral.
A pesar de que seguramente, God of War II no es mi juego favorito de la serie, la realidad es que tiene uno de los momentos que recuerdo con más cariño. Después del combate épico en el aire, en el que además de terminar con Icaro, le robamos sus alas, mismas que nos sirve de mucho, incluso en la tercera entrega, llegamos al mismísimo fin del mundo. Cuando la cámara se comienza a alejar para mostrarnos lo que parece una montaña, nos damos cuenta de que estamos frente al imponente Atlas, titán encargado de cargar al mundo con sus brazos. Esta sección nos da un poco de paz luego de toda la acción que vivimos hace unos momentos, sin embargo, la angustia por estar en donde estamos, es verdaderamente impactante.
Resulta más que complicado escoger un momento favorito del maravilloso God of War III, juego en el que se nos demuestra que Kratos no solo tiene el poder de terminar con dioses, sino que hasta los titanes caen ante sus pies. Uno de ellos es el mismísimo Cronos, padre de Zeus. Como seguramente muchos de ustedes recordarán, el combate que libramos con este ser unas 200 veces más grande que nosotros, es verdaderamente épico y muy violento. Arrancarle una uña al colosal monstruo, es una de las sensaciones más viscerales que me ha tocado vivir en un videojuego.
Uno de los jefes más molestos de toda la saga de God of War sin lugar a dudas es Hermes. Desde el momento en que te lo encuentras, comienza a burlarse de Kratos y a burlarse de su mortalidad y escasa velocidad. Por ello y una vez que te toca enfrentarlo cuerpo a cuerpo como debe ser, resulta sumamente satisfactorio ver como éste poco a poco comienza a cansarse al punto de quedar a merced de nuestras espadas. Sangrienta, brutal y totalmente satisfactoria, así podríamos definir el final de esta batalla y de tan patético dios.
Aceptémoslo, tú también has jugado estos mini encuentros sexuales entre Kratos con cuanta concubina se le pusiera enfrente. Desde esclavas de la ciudad de Attica, hasta compañera de un marinero, a doncellas griegas que toman un baño y, para cerrar, la mismísima diosa del amor, Afrodita. Todas y cada una de ellas han pasado por las manos del fantasma de Esparta.
Quizá no sea el motivo principal por el cual disfrutamos tanto de la serie, pero es uno de esas adiciones que le dan mayor personalidad y sabor a God of War.
¿Cómo los ven?, ¿cuáles han sido sus momentos favoritos de la franquicia? ¡Felices diez años God of War!
