El 11 de marzo del 2014 fue lanzado Titanfall, una nueva IP de EA que tenía como objetivo revolucionar el género de los FPS y ser el causante de que muchos jugadores adquirieran un Xbox One. ¿Cumplió alguna de estas dos cosas? Es difícil saber la respuesta con exactitud. Pero en el caso del concepto de revolucionar, creo que es algo sumamente difícil para cualquier juego de este género y más cuando franquicias tan fuertes como Call of Duty tienen acaparado todo el mercado. Aún así, Titanfall es más exitoso de lo que muchos creen.
Pareciera que Titanfall fue un gran capricho de EA que costó una fortuna. Recordemos que la compañía detrás de la multimillonaria serie de FIFA se llevó a dos mentes maestras de Activision como lo eran Vince Zampella y Jason West, dos sujetos de mucho peso y reconocidos por su trabajo en Call of Duty, específicamente por darle una nueva dirección a la serie con Modern Warfare. La historia entre compañías y personas incluso llegó a enfrentamientos legales que hasta la fecha se desconocen los términos y acuerdos que parecen seguir sin resolverse. Vince y Jason fundaron Respawn Entertainment. Tuvieron que contratar a todo el personal, comprar equipo y todo lo que conlleva montar un estudio de desarrollo de videojuegos. Es por esto que digo que el capricho fue a un alto costo de EA que tenía como esperanza tener un FPS distinto a lo que había en el mercado.
Respawn mostró a cuenta gotas cualquier información del juego y el hype seguía creciendo en cada E3 que pasaba. En cada evento internacional de videojuegos teníamos la esperanza de ver ese proyecto secreto que llevaba más de dos años de trabajo. Finalmente, fue en el E3 del 2013 cuando vimos por primera vez a Titanfall corriendo en Xbox One. Además de ser una exclusiva para la consola de Microsoft, era una de sus cartas más fuerte del año pasado y tenía la esperanza de vender muchas consolas para seguir en la lucha con el PS4 (aunque un año después la diferencia es muy grande).
Tráiler anuncio en E3.
Un FPS desarrollado bajo el concepto de “fast-paced-action” es algo que ya conocíamos de Call of Duty, pero la capacidad de correr por las paredes, que estuviera inspirado en un universo de ciencia y ficción y mejor aún que tuviera titanes/robots como parte de los elementos de juego era algo que llamaba mucho la atención. Sin embargo, el desencanto vino cuando la gente se enteró que el juego estaría enfocado totalmente en línea y que no existiría una campaña single player como tal. Quizá Titanfall marcó el precedente para que este tipo de juegos enfocados al online se convirtieran en una constante y algo natural como parte de la industria. Ahí está el caso de Evolve y vienen más en camino.
Con varios DLC, constantes mejoras, modificaciones en el sistema de juego y nuevas modalidaes, así es como ha vivido su primer año este juego. En lo personal, la experiencia en línea siempre ha sido buena encontrando partidas rápidas y sin ningún problema. Lo que más me gusta de Titanfall es que es sumamente competitivo y para mi fue y es uno de los mejores FPS del 2014 y hasta la fecha por la rapidez y acción que ofrece. Digamos que es lo más cercano a un Unreal Tournament o Quake Arena que jugaba años atrás pero en la actualidad.
La realidad es que, a pesar de que el juego fue duramente criticado por no incluir una campaña y la obligación de estar conectado para jugar, aún así ha logrado vender hasta la fecha 4.2 millones de unidades. Podríamos decir que es una cifra más que decente e incluso exitosa si consideramos que hay 10 millones de Xbox One –eso significa que el 40% de la base de usuarios compraron el juego lo cual no está nada mal–.
El futuro de Titanfall indica que dejará de ser una exclusiva y si lo analizamos, es lo mejor que le podría pasar a esta nueva serie considerando el momento que vive el PS4. Allá afuera hay 20 millones de jugadores en la consola de Sony que podrían ser consumidores potenciales.
Me parecería muy pronto ver algo nuevo de Titanfall en este E3, pero siempre he sido amante de las sorpresas.
