El diseñador de dungeons, Eiji Aonuma, presentó una queja bastante válida al Sr. Miyamoto. Después de todos esos años de haber diseñado los calabozos incluidos en Ocarina of Time, hacer un port para el desafortunado Disk Drive no era ningún reto creativo para el creador del Water Temple. Miyamoto respondió a la queja con un verdadero reto, desarrollar un nuevo Zelda en 12 meses,  es así como accidentalmente (y para fortuna nuestra) nació Majora’s Mask.

Después de varios experimentos, el equipo logró idear una maqueta para esta nueva entrega basada en controlar el tiempo, un concepto que Ocarina of Time abordó superficialmente, revivir una y otra vez los eventos a lo largo de tres días permitió al equipo crear un juego más denso y compacto, utilizando el mismo engine desarrollaron un nuevo Zelda en 18 meses, el primero dirigido por Eiji Aonuma, quien tomó el liderazgo de la serie desde ese momento y hasta la fecha.

Majora’s Mask comienza poco tiempo después del final de Ocarina, donde un joven Link está en búsqueda de su amiga y antigua guía Navi, su travesía lo ha llevado lejos de Hyrule y es interrumpida por el Skull Kid, un diablillo poseído por la Majora’s Mask que roba su yegua y su ocarina, esta desaventura lleva a Link hacia su propio agujero de conejo, Termina es el pesadillezco equivalente de Hyrule, un lugar tan tenebroso y severo que la mayoría de los nuevos fans de la serie no pudieron digerir.

Pero vamos explicando que fue precisamente lo que alienó a todas estas personas, aquí no hay Ganon ni trifuerza, Majora’s Mask se juega de manera muy similar a Ocarina of Time pero el tiempo fluye de manera distinta, al final de tres días la luna se estrellará en el Clock Town y Link es capaz de regresar el tiempo para intentar detenerlo las veces que sean necesarias, pero de hacerlo perderá todas sus rupias (aunque…), sus items consumibles (es decir flechas pero no arco), su progreso en los dungeons (mapa, brújula y demás –a menos que lo haya terminado–) y las interacciones con NPC, en Majora’s Mask pasarás el mismo tiempo tratando de ayudar a otros personajes que el que usas para resolver y vencer cada dungeon.

Fue Majora’s Mask americano el primer título de la serie en usar Quick-saves, es por eso que la versión japonesa del título tiene tres espacios para salvar progreso y la nuestra sólo dos, en la versión original del título no es posible salvar sin regresar al primer día, en la versión americana de Nintendo 64 sí es posible salvar progreso en las owl statues pero este mismo se deshecha al ser utilizado, una modificación similar se hizo en Wind Waker donde la búsqueda de los charts casi al final del juego fue recortada considerablemente para la versión americana, para esta versión portátil de Majora’s Mask los usuarios pueden salvar de manera permanente al encontrar una feather statue, aunque seguramente todo esto sea insignificante para aquellos que hacen uso del sleep mode de su portátil al cerrarla.

Hablando de cambios para esta nueva entrega, anteriormente Link podía (con una cancioncita) adelantar el tiempo a las 6 AM y PM del día siguiente, ahora se puede ir a cualquier hora en el futuro, también está el Bomber’s Notebook un documento que ha sido modificado para dar información adicional a cualquiera de las quests de Link durante estos tres días, al punto de poder poner una alarma para poder estar en el lugar correcto y a la hora adecuada, todos los puristas también tienen la opción de simplemente no usarlo para tener una experiencia mucho más cercana a la del juego original.

Para todos aquellos que no han revisitado Termina desde el 2000, permítanme decirles que el salto visual es impresionante, como he comentado en varias ocasiones, el Nintendo 64 es una de las consolas que peor ha tratado el tiempo, aliasing y poca memoria para texturas hicieron que la consola no tenga la mejor presentación aún sacando el video por RGB (al punto en que las versiones emuladas en Gamecube y Wii son superiores) pero volviendo al tema de este remake, al igual que sucedió con Ocarina of Time en 2011, Grezzo ha hecho un estupendo trabajo en redibujar y rehacer todo Termina sobre sus huesos, con un resultado tan éxitoso que la mayoría de los fans serán engañados a creer que el juego es tal cual el que ellos recordaban.

Al igual que Ocarina, Majora’s hace uso de música dinámica, por ejemplo una de las pieza más icónicas del título, la música del Clock Town pasa de ser una melodía feliz y entusiasta (durante el primer día) a una apresurada “me quedan 100 segundos en un nível de Mario” (en el segundo día) para terminar en una pesadillezca melodía que pareciera que te robará el alma al final del tercer día, por otra parte el tema clásico de la serie (un gran ausente en Ocarina) se hace presente en el Termina Field. El audio toma un papel muy importante en Majora’s, un aspecto que no sólo se refleja en las mecánicas que afectan directamente al juego como la Ocarina, detalles como el sonido de una cascada que gradualmente se hace presente a medida te vas acercando a ella son elementos que hacen de Majora’s una experiencia muy especial, aún más sorprendente es el hecho de que el primer The Legend of Zelda en el Famicom Disk System y el NES ya te permitía saber que tan cerca estabas del final boss de un dungeon gracias al volumen de su rugido, para este Zelda contemporáneo esta característica es tan sofisticada que te permite saber que personaje se está acercando a ti de tan sólo escuchar el sonido sus pisadas.

Al poco tiempo Termina te será un lugar tan familiar que reconocerás la rutina de todos sus habitantes, pocos videojuegos han logrado la satisfacción de lograr un sidequest como Majora’s, la felicidad de los habitantes de Termina es importante gracias a la gran personalidad que estos tienen, todos tienen un pasado y a medida que pasen los días te irás envolviendo en cada una de sus historias, cuando el desenlace de su historia depende de ti, esa gran responsabilidad se convierte en un buen motivo, elemento importantísimo que pareciera que la mayoría de los desarrolladores no han entendido respecto a los sidequests, casi al final del juego mi mente me decía “estos son a los que vas a salvar” y mi apego a estos habitantes era tal que me sentía culpable cada que los abandonaba en su fatal destino del tercer día.

Uno de los puntos negativos más recurrentes de todos aquellos que sólo juegan Majora’s superficialmente es el hecho de que sólo tiene cuatro dungeons y aunque definitivamente considero superiores cualquiera de los incluídos en Ocarina, de ninguna manera superan el preámbulo de aquellos en Majora’s, cada uno de ellos esta rodeado de contexto, habitantes con una raza distinta (Zora, Goron, Deku) y tareas que resolver antes de tener acceso a ellos, de cualquier manera un desarrollo tan corto tuvo víctimas y en este caso los dungeons son el único “pero” del juego, afortunadamente las Boss Battles son increíbles.

Las máscaras juegan un papel importantísimo en este Zelda, algunas de ellas te permiten transformarte en las razas anteriormente mencionadas, cada una de estas razas tienen un “poder” específico que te permite progresar en algunos puntos y por supuesto dentro de los dungeons.

Anteriormente seleccionar las máscaras y demás items significaba interrumpir tu juego pausando todo el tiempo, afortunadamente es en Zelda en los pocos videojuegos donde una segunda pantalla (y táctil) hace sentido, seleccionar items, tomar fotos y recorrer los pasillos del Clock town y dungeons fluye de maravilla gracias al mapa que esta presente en esa segunda pantalla a lo largo de todo el juego.

Casi 15 años han pasado desde que jugué Majora’s Mask en mi Nintendo 64, el distorsionado uso de assets de Ocarina y sus tonos oscuros lo convirtieron de manera inmediata en uno de mis juegos favoritos de la consola, elementos tradicionales de la serie repartidos en un nuevo formato de progreso fueron ingredientes que le dieron un nuevo sazón a un título que bien podría parecer un huesero de Ocarina para aquellos que no tuvieron la fortuna de darle una verdadera oportunidad.

Me da mucho gusto ver a Nintendo finalmente destacando esta oscura y extraña entrega de la serie, ya que aunque Twilight Princess comparte algo de su ambiente sombrío, todas sus acciones posteriores en la serie parecieran alejarse de este tenebroso episodio, una aventura tan única que hizo contrastar opiniones como ningún otro Zelda lo ha hecho hasta la fecha, Majora’s Mask es una increíble y pesadillezca experiencia requerida para todos aquellos que disfrutan la serie, una pieza fundamental para valorar y entender al Zelda contemporáneo.