La consola de octava generación de Microsoft ya lleva un año desde que llegó al mercado, más de 365 días que nos cambian el panorama general de la plataforma dentro de la industria de los videojuegos. Errores de comunicación, cambios de políticas y otros malos entendidos provocaron que el lanzamiento de la plataforma se viera nublado por una ola de desconfianza de usuarios que, a pesar de ser fieles a la marca en su generación pasada, decidieron optar por otras plataformas.
Hemos tenido un año lleno de aprendizaje, experiencias y la toma de varias decisiones en pro de mejorar la imagen de la consola en el mercado y aunque la consola de Microsoft no va a la cabeza de la lista de hardware de videojuegos más vendido sí nos ha presentado aciertos interesantes con algunos de sus juegos exclusivos.
Independientemente de todo, el 22 de noviembre de 2013 con festivos eventos llenos de música, comida, regalos y celebraciones, la gente se formó afuera de las tiendas para adquirir la Day One Edition de Xbox One, una consola que incluía un control conmemorativo especial y un Logro de Xbox Live para reconocer a los que adoptaron este hardware desde su primer día. Microsoft escuchó a los fans y a tiempo retiró políticas como la restricción de jugar títulos usados o la necesidad de estar siempre conectados a internet antes de que saliera a la venta.
La filosofía de la empresa desde el primer día con este producto fue la de ofrecer un centro de entretenimiento todo en uno para los consumidores –de ahí el “One” en su nombre–, de manera que además de los videojuegos tendría la ventaja de ser el centro de tu sala. Cambiar de canal con los comandos de voz de Kinect, tener en un solo lugar todos los servicios de streaming de video y tus videojuegos, hacer videollamadas por Skype y todo ello acompañado con una integración social en línea muy completa pretendía cubrir por completo tus necesidades básicas de entretenimiento. Todo ello sonaba muy bien pero, ¿qué hay de los juegos? ¿qué hay de las limitantes de muchos servicios de entretenimiento que sólo están disponibles en algunas regiones? Parte de los recursos del hardware se fueron a la interfaz, el uso de Kinect y toda esta integración de centro de entretenimiento afectando de alguna manera a los juegos como detallaremos más adelante en este artículo.
Como sea, consideramos que Xbox One inició con el pie derecho sus ventas en cuanto a sus juegos con exclusivas como Forza Motorsport 5 que además de presumirnos el maravilloso potencial de su nuevo control con mejores gatillos nos demostró que gráficamente la plataforma era capaz de mantener corriendo un juego a 1080p y 60fps con ventajas exclusivas del juego en la nube como la implementación de Drivatar. Ryse: Son of Rome tuvo aciertos gráficos más que de gameplay y Dead Rising 3 dejó satisfechos principalmente a los fans de la serie de Capcom –con todo y su resolución de 720p y sus problemas de framerate. Por otro lado tuvimos Killer Instinct que adoptó el moodelo del free-to-play de forma polémica y cambió de desarrollador ante la compra de Duble Helix por parte de Amazon pero que sigue en marcha como proyecto en constante expansión y como un experimento de esta nueva forma de distribuir contenidos.
Desgraciadamente para Microsoft, Xbox One se quedaría por detrás en ventas frente a su competidor directo, el PS4, y presentaría problemas que se tratarán en el siguiente apartado.
Una de las quejas más recurrentes en Xbox One desde su inicio fueron sus problemas de resolución con muchos videojuegos que se quedaron inferiores respecto a las versiones de PS4. Mientras que títulos como Assassin’s Creed IV: Black Flag, Call of Duty: Advanced Warfare, Lords of The Fallen, Metal Gear Solid V: Ground Zeroes, Middle Earth Shadow of Mordor, Dragon Age: Inquisition, Thief, entre otros corren a 1080p en PlayStation 4, en Xbox One sólo alcanzan los 900p, incluso se llegó a usar resoluciones inferiores como 720p o hasta la famosa extraña resolución de 792p en Watch Dogs.
Quizá para un usuario promedio no es algo que afecte mucho su experiencia general y resulta imperceptible en pantallas 720p, pero ¿cómo es posible que en la nueva generación de hardware se mantuvieran resoluciones por debajo del Full HD? La importancia de que los juegos corran a mayor resolución nativa es notoria principalmente en la nitidez y detalle de objetos a una distancia considerable dentro del juego que muchos sí alcanzan a percibir ¿por qué tener versiones inferiores en Xbox One?
Este elemento se discutió en decenas de noticias a lo largo del año y muchas veces hasta se habló de que quizá era responsabilidad de los desarrolladores en qué resolución se entregaban los juegos, mismos que afirmaban que no podían correr los juegos de forma fluida en la consola de Microsoft a 1080p.
Incluso tenemos la polémica en juegos como Assassin’s Creed Unity que se promocionaron con Xbox One de que hayan sido bloqueados a 900p en todas las plataformas quizá por los problemas de esta consola.
Si su hardware es similar entre PS4 y Xbox One ¿por qué no podíamos tener las mejores versiones de muchos títulos multiplataforma en Xbox One? Simplemente porque la manera en que la consola administra sus recursos es diferente en la consola de Microsoft y muchas de las ventajas de las que les hablábamos al principio le costaban a la plataforma ese poder necesario para desplegar de manera óptima los juegos.
Hay juegos en los que no importa tanto el hecho de que esté escalado un juego de 900p a 1080p pero hay un sector de los usuarios que reconoce la inferioridad en estas versiones y esa mala imagen le han costado algunos consumidores a Xbox One que han optado por otro hardware.
Después de estas dificultades iniciales, Microsoft siguió tomando cartas en el asunto y escuchando la retroalimentación de sus fans. Cada mes veíamos los reportes de ventas de Microsoft que se mostraban muy optimistas por victorias ocasionales en territorios como los Estados Unidos sobre la competencia, pero en general vimos cómo el PS4 cada vez fue marcando una ventaja más considerable en cuanto a consolas vendidas. Los reportes mostraban números grandes y muy satisfactorios al usar la palabra “unidades distribuidas” en lugar de “vendidas” pero, como quiera, la consola tuvo un sano crecimiento con todo y sus dificultades.
Microsoft sabía que debía de cambiar su rumbo con Xbox One ante una serie de reestructuraciones dentro de la empresa que provocarían un cambio su forma de trabajar en muchas de sus áreas abarcando, obviamente a los videojuegos, y sus teléfonos celulares.
Fue así que el 31 de marzo se anunció que Phil Spencer asumiría el mando de Xbox, Xbox Live y Microsoft Studios que se fusionarían en una sola área bajo su batuta. La llegada de Spencer como líder general de Xbox sería muy positiva para una marca que gradualmente se iría olvidando un poco de vendernos el One como un centro de entretenimiento y de volver a mostrarnos que lo que más les interesaba era tener la mejor oferta de videojuegos en el mercado.
En sus primeras entrevistas como jefe de esta nueva división fusionada, Spencer declararía que su compromiso era el de hacer de Xbox One el mejor lugar para jugar con un compromiso que se reflejaba en acciones como la reciente compra en enero de la marca Gears of War a Epic Games y el inicio del desarrollo de un proyecto de la franquicia bajo la batuta de Black Tusk Studios.
Gradualmente vimos cómo el interés por los juegos y por el usuario como videojugador volvió a estar entre las prioridades de Xbox, y desembocarían en decisiones tan radicales como la de quitarle el Kinect a su consola para ofrecer la mayor cantidad de opciones posibles al consumidor.
Aunque en muchas ocasiones se había asegurado que Kinect era parte de la concepción de Xbox One y elemento esencial de la plataforma que no se dejaría de vender fuera de cualquier paquete inicial de la misma, el 13 de mayo Mircrosoft nos sorprendió con la noticia de que comenzarían a venderse paquetes de Xbox One sin dicho periférico.
Aunque resultó ser un útil auxiliar en la interfaz general de la plataforma que permitía control por gestos y por comandos de voz, nos dimos cuenta –y quizá Microsoft también– que su aporte a la consola como plataforma de videojuegos no era tan grande, siendo que títulos desarrollados pensando por completo en el periférico resultaron en desastres como Fighter Within de Ubisof o en títulos que dejaron mucho qué desear como Kinect Sports Rivals de Rare.
A essta nueva división de Xbox bajo el mando de Spencer le tocó optar por decisiones tan difíciles como la de dejar a un lado Kinect para ofrecer más opciones a los consumidores y un precio más competitivo en el mercado en el que dicho periférico dejó de ser una obligación y se quedó como una opción.
Al igual que cuando Microsoft abandonó sus políticas iniciales con la consola antes de su lanzamiento, en esta ocasión escuchó a su comunidad de usuarios y dejó a un lado el Kinect para concentrarse en los juegos que queremos ver en su plataforma que presume ventajas como la estabilidad de sus servicios en línea y uno de los mejores controles para títulos deportivos, FPS o de carreras.
La cara que vimos de Xbox en E3 2014 fue muy diferente a la de un año antes. Más que concentrarse en mostrarnos que íbamos a poder ver la TV de forma simultánea a nuestro juego o consultar los resultados de la NFL mientras jugábamos Madden, la división de Microsoft se concentró en mostrarnos juegos. Recordamos claramente las palabras de Spencer al comenzar la conferencia “It’s all about games”, y fluyó mostrándonos títulos tanto exclusivos como multiplataforma que llegarían a la consola.
En el evento se nos mostraron nuevas IPs como Scalebound de Hideki Kamiya o el regreso de series como Crackdown y Forza Horizon 2. Nos recordaron que una de las series más importantes de la marca es Halo, al que le harían justicia con productos como la Master Chief Collection, la serie Halo Nightfall, la beta de Halo 5: Guardians y el mismo estreno de este título que nos llegará en 2015.
Quizá una de las más grandes sorpresas es que en un intento por ser el centro de la atención entre juegos que anteriormente eran multiplataforma, se anunció que Rise of The Tomb Raider será un juego que tendrá la exclusiva temporal de su estreno en Xbox One, un trato que seguramente le costó mucho dinero a la marca para llegar a un acuerdo con Square Enix.
¿Qué tanto es para ustedes atractivo este tipo de exclusividades temporales? Personalmente me parece que vale más la exclusiva verdadera que se diseña pensando en las capacidades de tu consola por tus propios estudios que un juego que tarde o temprano va a llegar a las demás plataformas. Ciertamente les servirá para atraer miradas y para “competir” de alguna manera con Uncharted en PS4 como el mismo Spencer lo declaró en alguna ocasión, pero no considero que sea algo completamente decisivo.
Microsoft sí tiene sus exclusivas, ahí viene Halo 5, Quantum Break, Scale Bound y acabamos de ver títulos como Sunset Overdrive y Forza Horizon 2 que cumplieron muy bien con las expectativas.
El panorama de Xbox One justo en el momento en el que nos encontramos ahora es bastante bueno e incluso un poco más brillante –por el momento– que el de la competencia. Forza Horizon 2 cumplió muy bien con lo prometido mientras que DriveClub de PlayStation se quedó con fuertes problemas y Sunset Overdrive nos demostró que el trabajo de Insomniac Games es muy bueno en esta primer exclusiva para la consola de Microsoft.
La Master Chief Collection de Halo, con todo y los problemas de su modo en línea, es una gran compilación y un paquete atractivo que será quizá lo que haga que usuarios opten por un Xbox One en Navidad.
Microsoft no puede bajar la guardia, la competencia sigue muy fuerte al inicio de 2015 con buenos estrenos exclusivos de Sony que no pueden subestimar y que quizá son los que siguen haciendo la diferencia en la ventas actuales de ambas plataformas.
El futuro luce esperanzador para Xbox One con la llegada de juegos como los que hemos mencionado en el apartado anterior además de lo que sigan produciendo sus estudios propios como Rare, del que se rumora que ya andan en algo nuevo y que podría no ser precisamente de Kinect (¿alguien dijo el regreso de alguno de sus clásicos de plataformas?). Microsoft va muy a la segura con acciones como la compra de Mojang y la millonaria marca Minecraft que seguramente les seguirá dando mucho dinero mes con mes.
Un reciente recorte al precio de la consola quizá le de el impulso que necesita para la temporada, ya veremos a inicios de 2015 quién ganó en ventas en estos meses.
Ya tenemos una muy buena cantidad de juegos exclusivos y third party que nos hacen pensar en que vale la pena comprar la consola a un año de su llegada pero para los que aún no se deciden estamos ante un 2015 esperanzador que nos dejará muchos juegos que los podrían animar a llevarla a sus hogares.
Microsoft tiene mucho qué trabajar. Todavía persisten problemas con las versiones de juegos en su consola con todo y el abandono de Kinect, por lo que veremos qué decisiones importantes se seguirán tomando en los próximos meses para hacer de su consola la más atractiva.
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