Por Kyusagi (@ConejoVampiro)
Se dice que todas las criaturas monstruosas que habitan en la fantasía tienen algún reflejo del ser humano. Uno de los temas que más han fascinado a la humanidad a lo largo de toda su historia es la posibilidad de la vida eterna: tiempo para leer, aprender y viajar todo lo posible y, sobre todo, huir de la muerte. Desgraciadamente, esto aún no es posible para la vida humana, por lo que esta inquietud encuentra un escape en la figura del vampiro.
El retrato de una criatura nocturna, bebedora de sangre y aparentemente inmortal nos ha perseguido desde tiempos antiguos, pasando por figuras históricas como Vlad Tepes y Erzsébet Báthory, cuyos sangrientos actos también les han garantizado un lugar en la memoria colectiva como pertenecientes a esta estirpe, pero no es hasta el romanticismo literario de la mano de autores John William Polidori que se forja la imagen del caballero elegante y seductor, pero portador de una terrible maldición, que conocemos hoy en día.
Juegos de rol, películas, series de TV y sagas literarias, el vampiro continúa seduciéndonos y sin duda alguna. El representante más famoso de los hematófagos es Drácula, de Bram Stoker, al que se le han colgado miles de historias y reinventado de innumerables formas. Drácula también ha entrado en el mundo de los videojuegos y una de las sagas más famosas donde se hace presente es Castlevania.
Lanzado en 1986 bajo el nombre de Akumajou Dracula y hasta la entrega más reciente Castlevania: Lords of Shadows 2, nos encontramos ante la historia de la familia Belmont y su eterna lucha contra el vampiro, siempre ayudados por armas como látigos (el famosísimo Vampire Killer), espadas, crucifijos, agua bendita, dagas y hachas, por mencionar algunas. Sin embargo, el atractivo principal del juego (además de la batalla contra el vampiro supremo) es la gran variedad de criaturas que habitan calabozos, torres y corredores, todas ellas casi siempre con un referente en alguna mitología antigua o incluso obras literarias.
Una de las mitologías que más nutren a la saga es la griega, donde abundan los basiliscos, sirenas, harpías, grifos, hipogrifos, cíclopes, minotauros y gorgonas, además de agradecer el respeto hacia la figura original de las criaturas (las sirenas no tienen cola de pez y los basiliscos no son totalmente serpientes). Aunque los mitos más famosos como el de Arachne, doncella condenada por un capricho de los dioses; Medusa, la Gorgona más famosa; Caronte, el barquero de los muertos, y Persephone, reina del inframundo (y que en Castlevania parece que usa un vestido de mucama francesa) están presentes, llama la atención el rescate de aquellos que no lo son tanto como el de Scylla, representada como una criatura con cabezas caninas, pero con torso de mujer, y Talos, mounstro derrotado por Jasón en Los Argonautas.
Sería imperdonable no mencionar a las valquirias, los caballeros del Valhalla y al Fenrir de la mitología nórdica. Seres de otras mitologías en menor cantidad son el Mušḫuššu, serpiente de la mitología mesopotámica, Water Leaper del Gales, el Dullahan del folclore irlandés, las momias tan representativas de Egipto, y Kali y Durga, diosas de la India.
Como sucede cuando se habla de mitología y creencias antiguas, la barrera de lo real e imaginario en ocasiones es difusa. Ejemplo de ello es el grimorio titulado Lemegeton Clavicula Salomonis (La llave menor de Salomón), cuya autoría se le atribuye al rey del mismo nombre. Dividido en cinco partes, la que llama más la atención es la primera, Ars Goetia (Arte de brujería) donde presumiblemente se enseñan rituales y procesos para invocar demonios. Se dice que Salomón invocó a 72 demonios y los encerró en vasijas de bronce para obligarlos a trabajar para él. Este libro de demonología es tan famoso que incluso existe una edición “revisada” por Aleister Crowley. De este libro se desprende una gran variedad de personajes para Castlevania entre los que podemos mencionar a Malphas, Biphron, Stolas (príncipe infernal que toma la curiosa forma de un búho con piernas muy largas), Buer, Decarabia, Gaap (de quien se dice intensifica las pasiones humanas como el amor y el odio), Procel y Vassago, otro príncipe infernal que puede predecir el futuro y encontrar objetos perdidos.
En un guiño a la literatura inglesa tenemos al Yorick, un esqueleto sin cabeza, habría que decirle al Hamlet de Shakespeare que la devolviera…
Una de las vampiresas más famosas, creación de Le Fanu que en su tiempo escandalizó de sobre manera a las “buenas conciencias”, es Carmilla, que en Castlevania tiene su primer aparición en Castlevania II; Simon’s Quest en forma de máscara, y comienza a tomar un papel mayor a partir de Circle of the Moon llega incluso a Lords of Shadow, donde es fundadora de la Hermandad de la Luz junto con Cornell y Zobek. Otros personajes femeninos que son dignos de mencionar son Lilith, Elizabeth Bartley, quien aparece como jefe en Bloodlines y es referencia de la Condesa Sangrienta y Drolta Tzuentes, basada en Dorottya Szentes, quien fuera una de las sirvientes de Báthory.
Además de la aparición especial de Cthulhu, Lovecraft no es el único autor que ha aportado criaturas literarias a Castlevania, pues J.R.R Tolkien también tiene criaturas de su autoría en el castillo. Del universo del Silmarillion y bajo la forma de un enorme lobo tenemos al Anfauglir, nombre élfico del Carcharoth, guardián de las Puertas de Angband, quien fue dormido por Lúthien para poder pasar, pero que después sería el culpable de la muerte de Beren. De la pluma de Tolkien también podemos mencionar al Azaghal y al Lossoth, extraño ermitaño de las nieves.
Otros seres salidos del papel son Scarmiglione, Barbariccia, Cagnazzo, Draghignazzo, Malacoda y Rubicante, nombres de algunos de los demonios pertenecientes a los Malebranche y guardianes del octavo círculo del Infierno según Dante Alighieri en su Divina Comedia.
No podemos dejar pasar este apartado sin mencionar a Frankenstein, de la autoría de Mary Shelley quien aparece recurrentemente bajo varios diseños a lo largo de toda la saga.
Caso especial es del Alraune (“mandrágora” en alemán), monstruo que toma la forma de una mujer envuelta en grandes hojas y que atrae a los hombres con el olor dulzón de su néctar, pero que también es el nombre de la protagonista de la novela de Hanns Heinz Ewers, una niña sin sentimientos de empatía nacida de la inseminación del semen de un asesino en una prostituta.
Uno de mis mobs favoritos en Castlevania es el Chronomage, que toma la forma de un curioso conejito blanco, dueño de un reloj que le permite parar el tiempo para así llegar temprano a sus citas con la Reina Roja, por supuesto, salido de Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll.
Como referencia a tiempos más modernos tenemos al Kicker Skeleton, simpático esqueleto que parece usa una pañoleta roja en el cuello, que está basado en la serie japonesa Kamen Rider, quien como recordamos, usa una variedad de patadas para atacar, tal y como lo hace este huesudo. Como dato curioso, cuando este monstruo es derrotado, puede droppear un ítem llamado “Ancient Belt”, fuente de los poderes de Kamen.
México también tiene un lugar especial en Castlevania, pues existe una criatura parecida a un dragón hecho de huesos llamada Quetzalcoatl, en honor a la serpiente emplumada de la cultura azteca. Otras criaturas latinoamericanas que aparecen en el juego son los Chon Chon, demoniacas cabezas con alas en la mitología de Perú y Chile y, directamente del sexenio de Salinas de Gortari, el Chupacabras.
Otros personajes de orígenes curiosos que vale la pena mencionar son el Pazuzu, supuesto demonio causante de la posesión de Linda Blair en El Exorcista, el Sniper of Goth, basado en Amalaric, rey de los Visigodos y el Paranthropus, un género de homínido en África, antecesor del Homo Sapiens.
Como ven, Castlevania posee una gran riqueza en personajes, donde incluso hasta la más pequeña masa de baba tiene una razón de ser en el juego. Habría que destacar que las locaciones también suelen estar relacionadas con el origen e historia de estos mounstros, encontrando trolls en cuevas y almas en pena en calabozos. Castlevania sin duda es uno de los juegos de culto de terror y que aunque pasen los años, siempre es divertido impedir que Drácula desate una noche eterna.