Recibiremos una buena dosis de dificultad que bien le hizo falta al título original.

A casi medio año de la salida del juego original, Dark Souls II recibe su segundo contenido descargable, titulado Crown of the Old Iron King. Como parte de la trilogía The Lost Crowns, en este DLC recibimos aproximadamente de cuatro a seis horas de una nueva historia, en una localización completamente diferente, y con varios guiños a la primera entrega que harán sonreír a más de un fanático.

Tal vez sonreír no haya sido la mejor palabra para describir nuestra experiencia con Crown of the Old Iron King, puesto que al igual que en el DLC pasado, recibiremos una buena dosis de dificultad que bien le hizo falta al título original. No nada más nos enfrentaremos a enemigos difíciles con patrones de ataque variados y aleatorios. También le daremos la cara a una serie de acertijos en los que si no actuamos con astucia, moriremos aplastados en cuestión de segundos.

Para obtener acceso a las nuevas zonas, tendremos que haber derrotado al jefe Old Iron King, dentro del área volcánica Iron Keep. Una vez vencido, se abrirá una nueva habitación detrás de la Primal Bonfire, con la cual podremos adentrarnos a la Brume Tower. Aquí es donde comienza nuestra temible aventura, en una torre cubierta por ceniza volcánica, donde restos de seres humanos yacen convertidos en polvo. Bien nos podemos imaginar lo que pudo haber vivido la zona en tiempos ancestrales, en un área rodeada de volcanes que al más puro estilo de Pompeya, pudieron haber destruido en un instante a toda una población.

Al igual que en Crown of the Sunken King, aquí nos encontramos con un elemento constante que nos amenazará con cada enemigo, en esta ocasión no es el veneno, sino el fuego. Una especie de fantasmas de gran tamaño y con arcos gigantes nos cazarán de lejos con sus espadas envueltas en llamas. Minotauros que nos superan en tamaño más de tres veces no descansarán hasta triturarnos con sus mazos ardientes. Lastimosas y mórbidas figuras humanas con las piernas desmembradas nos perseguirán sin descanso hasta autodestruirse con una masiva explosión. En fin, nunca estaremos a salvo del fuego que buscará consumirnos de manera constante e incansable.

Si somos lo suficientemente astutos, podremos usar el fuego a nuestro favor, para así darle la vuelta a la situación y sacarle ventaja. Pequeños esbirros cargando barriles de pólvora serán elementos esenciales para superar las adversidades más peligrosas. Atraer enemigos grandes hacia estos señuelos para después provocar su explosión será de primera necesidad si queremos evitar combates largos y tediosos. Al final, cada quién puede elegir cómo enfrentarse a los diversos retos que nos presentan los nuevos puzzles.

De nuevo, la verticalidad es un elemento base para el diseño de niveles en Crown of the Old Iron King. Como su nombre lo indica, Brume Tower nos pondrá en la cima de una torre increíblemente alta. Descender a lo más profundo del abismo será nuestra tarea, evitando con cada paso caer hacia una muerte segura. Posteriormente nos encontraremos con cadenas gigantes que fungirán como puentes entre distintas torres, y cada una contendrá más puzzles y enemigos más fuertes que nos cambiarán la jugada.

Al más puro estilo de la serie Souls, nos sentiremos aplastados por la temible dificultad. Las hogueras estarán lejos una de la otra, y lograr alcanzar el siguiente puesto de control será toda una travesía. Al mismo tiempo, imprime la esencia de Dark Souls II al entregarnos una increíble sensación de logro al superar cada reto. Además, las tres zonas que componen el DLC estarán llenas de secretos que nos harán regresar para revisar cada pared o hendidura para así sacarle todo el jugo al contenido. Si somos cazadores de tesoros, las seis horas de contenido fácilmente se convertirán en diez.

La misión por obtener la segunda corona perdida de Drangleic no será fácil, y le dará variedad a las temáticas vistas en el juego principal.

En comparación al primer DLC de Dark Souls II, Crown of the Old Iron King nos entrega un excelente trabajo en el arte de los escenarios. Éstos son coloridos, e imprimen muy bien la sensación de soledad y vacío en el que nos encontramos, al ofrecernos bellos paisajes en el horizonte. Además, el tema del fuego está muy bien logrado y se aleja de las convenciones más regulares. En vez de meternos a volcanes o localizaciones más industriales, el fuego que experimentamos en este contenido es más bien un recurso escaso, del cual tendrán poder los enemigos, y que podremos arrebatar para usarlo a nuestro favor si pensamos bien nuestra estrategia.

El trabajo en equipo, o una capacidad para descifrar el camino más fácil serán indispensables para superar los difíciles retos de Crown of the Old Iron King. La misión por obtener la segunda corona perdida de Drangleic no será fácil, y le dará variedad a las temáticas vistas en el juego principal. No obstante, falla un poco en unificar la razón de ser de los enemigos, ya que en el primer DLC tenía más sentido la relación entre ellos. Aquí parece que son un poco aleatorios en diseño, con algunos magos que nos disparan rayos de lejos, y con criaturas con armadura que salen de las cenizas nada más porque sí. Tal parece que la trilogía The Lost Crowns toma un giro diferente con cada lanzamiento, y cada uno tiene un enfoque distinto, sin dejar del lado la relevancia de los puzzles. Imperdible.