TRENDING
Tanto se habla hoy en día de los rehabs de social media o de la manera en que las redes sociales están consumiendo el tiempo de sus usuarios, años antes fue la controversia acerca de las horas invertidas en un MMORPG. Tan diferentes visualmente y en contexto, pero ¿podrían a su vez ser tan similares?
Hasta hace una década, hablar de Social Media era casi nuevo, muchos no pertenecían a alguna red social y éstas eran vistas como una “pérdida de tiempo”. Hablar de estrategias de publicidad en ellas era casi inimaginable. ¡Cuánto puede pasar en tan sólo diez años! Sin embargo, en ese tiempo puedo decir que yo estaba casi inmersa en un juego de MMORPG, invertí tres años en conseguir un nivel “respetable” y lograr sobrevivir en un mundo PvP; pero sobretodo creo que me divertí explorando el mundo virtual que estaba en mi monitor y desbloqueando quests con mis amigos.
Es ahí cuando empecé a encontrar las coincidencias que existen hoy en día entre los MMORPGs y cualquier red social. Primero, debemos de entender que ambas son plataformas de comunicación en las cuales se encuentran miles –o incluso millones– de usuarios, y ambas crean una sensación en el usuario muy similar.
Tanto las redes sociales como los juegos masivos online cuentan con lo siguiente: cada uno es el narrador de su propia historia. Desde que ingresas, subes tu foto o creas tu avatar estás siendo el protagonista, todo depende de ti. Todo es un árbol de decisiones, si prefieres ir hacia la primera quest o quedarte socializando; escoger si serás alguna especie de curador para tu equipo o alguna otra profesión; así como cuando en las redes sociales escoges qué tipo de información compartir, ya sea personal, de intereses propios o temas en general hasta el tipo de fotos que publicarás en tu perfil.
Un término medio entre estas plataformas –y aclaro– no son MMORPGs son juegos como The Sims o Second Life, donde escoges desde tu avatar, personalidad, metas, e interactúas con otros usuarios. Con esto no quiero decir que en las redes sociales seas una especie de actor, sino que al final de cuentas es interactuar virtualmente con los demás usuarios.
Esta sensación de poder nos hace sentir auto-realizados, desarrollamos los skills o experience que deseemos ya sea dentro de un juego o convertirnos en líderes de opinión acerca de un tema en específico en Twitter. Al final, todo se trata de desbloquear niveles, de pasar de noob a influencer.
Aquellos que alguna vez jugaron –o juegan– un MMORPG podrán coincidir en esa sensación de entrar por primera vez al servidor. Están solos en un nuevo mundo virtual, aún cuando hayan coincidido con sus amigos en agregarse en el momento de ingresar, la lista de “amigos” sigue vacía y a lado de su personaje hay otras tres personas con nicknames variados que tampoco tienen ni idea de dónde ir ni cómo empezar a jugar.
La intuición llama, “hi” aparecerá en la pantalla proveniente de cualquiera de los tres. Por fin, ya tienen un conocido o más, y seguramente uno de ellos será fiel amigo en quests hasta el final (aun cuando no le hayan visto ni una sola vez la cara).
Aquellas ganas de tener no sólo cantidad de amigos sino calidad, se puede comparar exactamente con lo que hacemos actualmente en nuestras redes sociales. Algunos se convierten en coleccionistas de contactos como si se tratara del álbum de estampas del mundial, mientras otros prefieren ser más selectivos y escoger a aquellos cercanos ponderando calidad sobre cantidad, de la misma forma que lo haría un jugador al seleccionar a su equipo con los jugadores con mejores skills o más cercanos a ellos.
Al final, tal como en la vida real, se genera una red de amigos / conocidos con los que intercambias comunicación, existe un vínculo más allá de pertenecer o estar en la misma plataforma e incluso se forjan amistades mucho más estrechas. Nunca faltan las reuniones de amigos –o hasta de pareja– que se conocieron vía web ya sea a través de un juego o de una red social.
Si bien, aunque este punto no quiere decir que tanto las misiones en los MMORPGs y los concursos en social media sean exactamente iguales, hay que destacar las similitudes que existen en el comportamiento de los usuarios de una red social cuando existe un concurso en el perfil de la red social de alguna marca a aquel que tienen los jugadores de un MMORPG al empezar una misión en específico.
Ambos buscan un objetivo en específico, obtener una recompensa –así como en la Teoría de Usos y Gratificaciones – donde, según McQuail, los usuarios utilizan estos medios además de buscar contenido para obtener una gratificación como divertirse, escapar de la rutina y encontrar de alguna manera una liberación emocional, fortalecer sus relaciones interpersonales, construir o adecuar su identidad personal entre otros.
Todos, ya sea en las redes sociales a las que pertenecemos o los MMORPGs que jugamos, encontramos un beneficio – muchas veces no tangible – ya sea hallar información respecto a un tema en específico, vivir experiencias emocionales y/o placenteras, satisfacer alguna necesidad de integración social – sentir que pertenecemos a alguna comunidad – o simplemente de autorrealización.
En social media o en algún juego, cada uno estamos realizando una misión en específico.
Este punto no necesitaría explicarse demasiado si estuviéramos conscientes de la cantidad de tiempo que le invertimos a todas y cada una de las redes sociales a las que pertenecemos. Con base en el estudio de hábitos y usos de internet realizado por la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI) el tiempo promedio de conexión del internauta mexicano es de 5 horas y 36 minutos (77% de este tiempo es utilizado para acceder a redes sociales que sería el equivalente a 4 horas y 20 minutos).
Comparando con las 3 horas diarias que utilizan en promedio los jugadores de MMORPGs para esta actividad podemos concluir que hay una cierta similitud en ambas plataformas.
Tanto los MMORPGs como las redes sociales están en constante actualización: es decir, a la hora que te conectes siempre habrá algo nuevo, de ahí la frustración de sentir que tienes que estar al día con ello y que simplemente no se le puede poner “pausa”, lo cual puede desencadenar al final en una mala administración del tiempo. Cualquier parecido con la realidad –así como tu compañero que no deja de estar en Facebook o recordar cómo te desvelaste ayer jugando WoW– no es coincidencia.
Y si necesitaban una última razón más: el juego por sí mismo. Desde hace unos años vimos el auge de los Social Games (aquellos que nos pueden hacer rabiar con más de diez notificaciones al día) dentro de Facebook. Si de por sí, la comunicación masiva ya era una gran similitud, ahora se suma el tema del entretenimiento a través de los juegos –que aclaro, no es lo mismo un social game que un verdadero MMORPG –tal como lo dice Josh Tood en su artículo “Were MMORPGs The First Social Media Platform?”– estamos regresando a lo básico: los juegos online.
Sin duda, aun dejando la parte subjetiva y de preferencias a un lado, hay que reconocer la similitud que hay entre estas dos plataformas, no sólo por la interacción, sino por el empoderamiento que le pueden dar al usuario al momento de utilizarlas.
¿Ustedes qué opinan?